Pepe Gálvez, guionista y crítico de cómic: “Hay gente que aún no sabe que el cómic refleja la sociedad con la misma riqueza que la novela”
El de Fuentes Claras recogió en diciembre el Gran Premio del Cómic Aragonés por su trayectoriaPepe Gálvez (Fuentes Claras, 1950), es una de las referencias españolas en el mundo del guion de cómic, con cerca de una veintena de obras, además de uno de los críticos y teóricos de la novela gráfica más reputados de nuestro país. En 2011 recibió el Premio Nacional de Cómic de la Generalitat de Catalunya y es asiduo colaborador de revistas especializadas y periódicos. Durante el pasado mes de diciembre, además, fue galardonado con el Gran Premio del Cómic Aragonés en reconocimiento a su trayectoria, dilatada, brillante y siempre comprometida.
-¿Cómo le cayó el galardón especial a su trayectoria en los Premios del Cómic Aragonés?
-A uno siempre le gusta recibir un premio, por mucho que sea verdad que nadie hace las cosas para que le den premios. Pero implican un reconocimiento, y cuando tú crees que es sincero significa que alguien ha valorado positivamente lo que haces. Al fin y al cabo, lo que busca cualquier autor o cualquier divulgador es llegar a la gente y que esta se sienta satisfecha.
-Usted nació en Fuentes Claras aunque emigró pronto con su familia a Cataluña. ¿Ha mantenido el contacto con el pueblo desde entonces?
-Sí, continuamente, porque por fortuna mi familia siempre se ha sentido muy de Fuentes Claras y el contacto con el pueblo ha sido estrecho. Aunque me marché pronto a Gerona, después estudié en Valencia y luego me afinqué en Barcelona, el lugar de los veranos de mi infancia ha sido el pueblo, así que gran parte de mi educación sentimental y adolescente está ligada a Fuentes Claras. Cuando ya empiezas a tener cierta edad te da cuenta de que tú eres lo que has vivido en ese momento de la infancia y primera juventud, y lo que te llega a través de las historias que te cuentan otros que han vivido antes que tú. En mi caso el paso de los años a acentuado mi ligazón con el pueblo.
-¿Diría que sus orígenes en la provincia de Teruel le han marcado de algún modo? ¿Le debe a ellos alguna de sus características personales?
-Yo diría que sí, en concreto ese espíritu de tirar hacia delante pese a todo, de cierta tozudez que hace que no quieras rendirte. Y también otras cosas sobre cómo percibes la realidad. La belleza de Fuentes Claras no se basa en la espectacularidad que tienen otros lugares, sino en la serenidad de un lugar austero, donde el agua es una excepción... Eso te lleva a percibir y valorar elementos que quizá para otros no son tan importantes, como la sencillez, el silencio, el cielo... El cielo de Barcelona no tiene nada que ver con el del Jiloca.
-’Miguel Núñez. Mil vidas más’, obra por la que ganó el Premio Nacional de Catalunya 2011, acaso sea su obra más celebrada y conocida. ¿Es de la que se siente más orgulloso?
-No lo sé... los guiones y los cómic son como hijos, no puedes elegir enre ellos y en cada momento uno te da cosas determinadas y diferentes. Miguel Núñez, además del premio, me permitió conocer y trabar gran amistad con este luchador antifranquista y pusimos mucho esfuerzo y entusiasmo en esta obra. Pero hay otra, Llegará el invierno, que también hice junto al dibujante Alfonso López, en la que también pusimos mucho... Al final el valor de cada obra depende del esfuerzo y de la parte de ti que pones dentro.
-Pero en realidad el creador se vacía casi por completo en todas y cada una de sus obras...
-Sí, en eso tienes razón. Pero hay obras que te llegan de encargo, aunque yo no he tenido demasiadas (risas), y otras que parten de una iniciativa tuya, y en las que por tanto te implicas más.
-El guionista es el autor de la historia que narra un cómic, y sin embargo son mucho más famosos los dibujantes...
-Cuando en una sesión de firmas hay un dibujante y un guionista al lado, el guionista sale derrotado y humillado por goleada (risas). En España ha habido muy buenos guionistas pero no demasiados, porque la industria ha sido tacaña y ha obligado a que muchos dibujantes a desempeñaran ellos mismos la tarea de guion. Pero sí que es verdad que es una tarea mucho más escondida, más oscura.
-Es algo parecido a la relación entre el guionista y el director de cine...
-Sí, aunque en el cómic el guionista sería también un poco el director. El dibujante sería más bien el director de fotografía y la relación entre los dos es mucho más estrecha en el cómic que en el cine. En cualquier caso, yo tengo que reconocer que he tenido mucha suerte porque he trabajado con dibujantes excelentes.
-¿Qué necesita un buen guionista de un dibujante para que su cómic sea perfecto?
-Que sea un buen narrador. Un dibujante puede ser muy bueno, pero además tiene que saber reflejar las indicaciones que un guionista le proporciona, tiene que ser un buen narrador gráfico para captar lo que el guionista ha pensado. En ese sentido lo mejor es que ambas figuras tengan un contacto estrecho durante la creación de la obra e incluso puedan llegar a consensos.
-En ese sentido, ¿el guionista propone y el dibujante dispone, o los escritores ya tienen una idea muy clara de cómo tienen que ser las viñetas y solo necesitan un brazo ejecutor?
-Hay guionistas más abiertos a las propuestas del dibujante que otros. Aunque la figura de guionista que escribía los diálogos y poco más, típica de los años 50, ya prácticamente no existe. Actualmente cualquier guionista tiene bastante clara la imagen gráfica que tiene que tener la historia, y los planos que utiliza, porque al fin y al cabo es lo que da sentido a la historia. La ambientación, la caracterización, los planos y las diferentes repercusiones narrativas que tienen... todo eso forma parte de la historia que cuenta un guionista.
-Antes ha mencionado la figura del dibujante-guionista. ¿Es buena cosa que un mismo cerebro se encargue de ambos ámbitos de un cómic?
-No hay reglas para eso. Creo que hay dibujantes que han hecho grandes cómic y viceversa. Lo que nos dice la casuística es que lo importante es que quien escriba el guion tenga muchas historias y muchas ideas que quiera contar, historias que sean originales e interesantes, y además debe saber narrarlas. Si además es capaz de dibujarlas, pues perfecto.
-Dígame qué es más cierto: ¿Un mal dibujo puede arruinar un buen guion, o un buen dibujo puede levantar un mal guion?
-Lo que está claro es que un mal dibujo provoca que una buena historia no la lea casi nadie. La primera mirada a una novela gráfica es absolutamente selectiva, y te dice si vas a invertir tu tiempo leyendo una historia o no. En cuanto a si un buen dibujo puede salvar una mala historia... bueno, al menos puede dar el pego.
-Ha mencionado el término ‘novela gráfica’... ¿Lo prefiere a ‘cómic’ o a ‘historieta’?
-Intento ser muy sincrético. Yo he defendido el término historieta, pero es cierto que en un momento determinado se empezó a considerar un producto infantil, y cuando se relanzó la industria tras la ruina de Bruguera en los 80 se recuperó el concepto de cómic para indicar que era un producto más serio, más adulto, pese a que el Pulgarcito también lo habían leído los adultos. Más tarde llegó el concepto de novela gráfica para reivindicar algo que es cierto, que el cómic podía reflejar la complejidad social de igual forma que la novela, pero desde el punto de vista gráfico. Aunque en realidad esto ha sido así siempre.
-Pero esa denominación de ‘novela gráfica’... ¿no esconde cierto complejo de inferioridad?
-Quizá, la verdad es que el término también tiene mucho de márquetin. Lo que pasa es que el cómic tuvo una aportación enorme a nuestra cultura popular desde los años 40 y 50; pero desde entonces se venía marginando hasta ocupar prácticamente un subgénero que se consideraba erróneamente menor y dirigido a un público infantil. Como anécdota te puedo contar que cuando estábamos preparando la publicación de 11-M. La novela gráfica (creado en 2016 por Pepe Gálvez, Antoni Guiral, Joan Mundet y Francis González), hubo quien me llegó a decir que cómo se nos ocurría hacer un Mortadelo sobre el 11-M. Tuvimos que explicar a mucha gente que lo que nosotros queríamos hacer era un trabajo serio y riguroso, y que desde el cómic puede hacerse tan bien como desde la literatura o el cine documental. Todavía hay gente que no sabe que el cómic, la novela gráfica o la historieta, como quieras llamarla, puede reflejar y describir la sociedad o la historia con tanta profundidad como cualquier otro género. Solo hay que mirar Maus de Spiegelman, o Persépolis de Marjane Satrapi.
-Toda su obra comparte algo, la visión crítica y reivindicativa. ¿El cómic, el cine o la literatura deben significar una toma de postura necesariamente, o también es legítimo que estas manifestaciones artísticas aspiren únicamente al placer estético?
-Desde mi punto de vista lo que no puede hacerse es que mi ficción oculte la realidad. Es legítimo que yo escriba una historia de aventuras, como La juventud del capitán Trueno, pero tengo que enmarcarla dentro del contexto social real donde se produce. El problema llega cuando la ficción contribuye a una voluntad de ocultar o cambiar al realidad social. Cuando las historias de amor no hablan de personas trabajadoras y normales, sino de señores millonarios y modelos guapas. Lo cierto es que ha habido gran exceso en el cómic, pero también en el cine, la novela o las series de televisión, de una ficción donde la realidad social no existía. En ese sentido el cómic tiene una contradicción interna; por un lado ese complejo de ser un producto para niños, donde a través de los superhéroes predomina la acción y la adrenalina; y por otro el hecho de que incluso obras como El capitán Trueno, que era adrenalina pura, ya tenía elementos de cómic social, aunque muy básicos, por voluntad del guionista. Y también hay que tener en cuenta que en la actualidad el cómic te permite publicar cosas sobre cualquier realidad social o histórica más facilmente que el cine, sencillamente porque es más barato. Y así hay autores como Antonio Altarriba, Javier Marín y otros muchos que utilizan el género precisamente para eso.
-¿El resurgimiento del cómic en España tiene su traslación económica? ¿Es o puede llegar a ser de nuevo una industria importante?
-Estamos en una fase de globalización cultural que, junto al abaratamiento de los procesos de edición, hacen que se produzca mucho cómic, y que nos llegue mucho cómic del exterior, de lugares donde casi no sabíamos que existía. Pero paradójicamente las tiradas son muy bajas y sigue siendo muy difícil vivir del cómic. Se cuentan con los dedos los autores que viven solo del mercado español. Hay cierta recuperación, es verdad, aunque quien puede vivir del cómic lo hace trabajando para el mercado estadounidense, en el japonés aunque muy pocos, en el francobelga o en el italiano, que son más potentes y permiten mejores retribuciones.
-En los Premios del Cómic Aragonés junto a usted, recogieron el premio a Mejor Dibujo y Mejor Guion dos mujeres jóvenes, Laura Rubio y Sara Soler respectivamente... ¿significa esto un cambio de paradigma en un sector tradicionalmente masculino?
-Se percibe un cambio, sí. No sé si de paradigma, pero existe ese cambio. Las mujeres siempre han estado presentes en el cómic, también en España, aunque es verdad que más o menos marginada. Ahora cada vez las autoras ocupan más espacio y lo hacen autoafirmándose. Y a esa autoafirmación está contribuyendo el hecho de que tienen una capacidad de narrar y de comunicar diferente, que hasta ahora no había explotado el cómic. Lo cierto es que ellas han sido capaces de conectar con un público femenino, que aunque es verdad que antes también leía cómic, ahora lo hace en mayor medida y por tanto se generan nuevas audiencias más amplias.
-¿Significa eso que existe un cómic hecho por mujeres diferente en algún sentido al que hacen los hombres?
-Yo percibo que en general los cómic hechos por mujeres son más ilustrados que narrados. Eso no quiere decir que no cuenten cosas, porque Flavita Banana comunica mucho, pero sí que percibo esa tendencia hacia la ilustración. Y también percibo una especial atención hacia los detalles que quizá haya estado más descuidado entre los autores masculinos, detalles que sirven para narrar y expresar mejor determinadas cosas. No obstante son percepciones personales, no creo que sean cosas que se puedan generalizar.
-Entre sus últimos trabajos hay que destacar ‘El partido de la muerte’, de 2021, donde Guillem Escriche y usted recrean el partido de fútbol que inspiró ‘Evasión o Victoria’...
-Sí, aunque la película se basa en un partido de fútbol que existió en realidad, está muy ficcionada, y nosotros contamos la auténtica historia de ese partido. Se jugó en agosto de 1942 en Kiev (Ucrania) durante la Segunda Guerra Mundial. Allí había cierta tradición de jugar a fútbol y tras la invasión nazi de la Unión Soviética los futbolistas, la mayor parte de los cuales estaban en el ejército, acabaron en campos de concentración. Alemania pensó que sería buena idea crear una liga de fútbol entre equipos de los ejércitos ocupantes, como alemanes, rumanos y húngaros, y se incluyó al FC Start, formado con esos presos antiguos jugadores del Dinamo de Kiev o el Lokomotiv. Los alemanes despreciaban las razas eslavas y tuvieron que soportar derrotas humillantes a manos del FC Start, hasta que un equipo alemán les obligó a tomarse una revancha el 9 de agosto, en un partido en el que debían dejarse ganar.
-Pero no se dejaron...
-No. Y aunque existe discusión sobre si fue directamente como consecuencia del partido, la realidad es que pocos días después de este partido los jugadores soviéticos fueron detenidos, reenviados a campos de concentración y cuatro de ellos fueron asesinados.
-Y en 2021 también ha publicado la versión en castellano de ‘8 hores’.
-Así es, junto al dibujante Alfonso López. Se trata de la historia de Salvador Seguí, el Noi del sucre, y del contexto histórico de la lucha obrera de principios del siglo XX que consiguió, entre otras cosas, la jornada laboral de ocho horas.
-Cuénteme qué está preparando para los próximos meses...
-Pues ahora mismo estoy haciendo junto a los dibujantes Sento Llobet y Manuel Granell un libro que se titulará Cava y calla, sobre Marcelo Usabiaga, un luchador antifranquista vasco. Y además tengo pendiente un cómic ambientado en la provincia de Teruel.
-¿De veras? Eso estaría pero que muy bien...
-Hace mucho tiempo que quiero hacerlo, porque tengo varias historias ambientadas en el Jiloca que me interesan. De algún modo me gustaría conseguir explicar y transmitir ese proceso de vaciamiento. Quiero recrear las sensaciones de pasar por un pueblo donde tú viste que vivía gente y ya no vive nadie, o casos como el de un hombre que lleva tres meses muerto en su casa hasta que se descubrió su cadáver... Quiero explicar ese proceso, también desde la perspectiva positiva, y recuperar una serie de historias del Jiloca que conozco desde mi infancia.
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