Pedro Cifuentes, profesor y artista: “Siempre he dicho que el Maestrazgo es nuestra Toscana, pero lo hago en voz baja”
La colección Historia del Arte en cómic estrena este miércoles su volumen dedicado a ‘La Edad Media’Nuestro entrevistado de hoy se llama Pedro Cifuentes y tiene 44 años. Es sabio, pues va con la edad por delante. “Con esto del confinamiento me acerco peligrosamente a los 100 kilos, tengo una familia a la que quiero un poquito más que a mis alumnos… y bueno, soy profesor de Sociales en un instituto de Castellón y dibujante de cómics”. Tras el éxito de El mundo clásico, la colección Historia del Arte en cómic de Ediciones Desperta Ferro saca este miércoles a la luz su tomo dedicado a La Edad Media, un precioso volumen donde forma y fondo rezuman ética, estética y filosofía. O cómo rescatar el pasado para utilizarlo con inteligencia y humor en nuestro presente.
-Usted es Premio Nacional de Educación para el Desarrollo y el Premio al Profesor Destacado de la Generalitat Valenciana, residente en Castellón y con lazos en Teruel.
-Mi familia materna proviene de Mosqueruela y debo tener un árbol genealógico con raíces en medio Maestrazgo, una comarca a reivindicar. Siempre he dicho que es nuestra Toscana, pero lo hago en voz baja por si acaso acaba destrozándola el turismo de masas. Por otro lado, mi pareja es de Rubielos de Mora, así que intento subir a la Sierra de Gúdar cada vez que puedo escaparme.
-¿Qué fue antes, el cómic o la Historia?
-Ambas cosas. Los cómics cuentan historias con viñetas, así que en cierto sentido era cuestión de tiempo que mi cerebro de botijo sumase dos más dos y empezase a entender que ambas cosas estaban relacionadas. Ese momento concreto sucedió en mi primera clase, hace ya 12 años, cuando entré dentro y vi que la Pizarra era una gigantesca página en blanco donde hincharme a dibujar para explicar conceptos de forma divertida.
-Se define como facilitador gráfico. Eso guarda significados muy valiosos. Me recuerda a lo que decía Barthes: “Toda imagen es polisémica, implica una cadena flotante de significados”.
-Por supuesto que sí. Es una frase muy acertada a la que se le puede sumar un concepto muy necesario en la educación actual: la inclusión, tanto epistemológica como social. Mediante el dibujo se plantean elementos universales de forma sencilla y reconocible para todos. Elementos que en ocasiones apelan al corazón y no pueden explicarse de otra forma. La reciente crisis del Covid-19 ha encontrado algunas de sus mejores instantáneas en viñetas de humoristas gráficos o en las descorazonadoras portadas del New Yorker, que son capaces de ponernos a todos ante el espejo.
-Bauman dice que vivimos en tiempos de incertidumbre y relatividad de valores. ¿Sucedía parecido en la Edad Media?
-Eso también lo decía Spengler en La decadencia de occidente, así que la cosa viene de lejos. De hecho, el sentimiento arranca de antaño, de esa insatisfacción tan humana que va aunada a la esperanza en que las cosas mejorarán tarde o temprano, por mucho que vayan mal. Thomas Khun habla de “cambios de paradigma” en su Estructura de las revoluciones científicas, y quizás es lo que nos está pasando hoy en día. Estamos atravesando un momento de cambio y no somos conscientes de ello porque ejercemos de protagonistas, no de estudiosos que lo aprehenderán a posteriori. Sin embargo, en los ingredientes que conforman estas “migas” se ha añadido uno bastante discordante: El acceso indiscriminado a la información, que llena de ruido todo lo que nos rodea y que, curiosamente, no llenaba la Edad Media de Fake News ni, como diría Eco, daba voz a los tontos del pueblo más allá de la barra de una taberna.
-¿Y en el aquí y ahora en tiempos de desescalada?
-Seguimos añadiendo aderezos. Pienso que la conocida maldición china de “Ojalá vivas tiempos interesantes” nos ha pillado a todos desprevenidos y con el paso cambiado. De golpe y porrazo, la historia ha entrado en un momento de cambio perlocucionario, volviendo a Khun.
-Su labor en el aula entronca con lo que propone Henry Giroux, métodos desde la creatividad y el espíritu crítico que formen un alumnado capaz de desafiar las prácticas antidemocráticas en el futuro.
-Esa cita me la apunto porque me ha puesto la piel de gallina. Suena la mar de bien cuando alguien dice de forma hermosa lo que yo les martilleo en el aula: la creatividad, unida a la educación, es un plus añadido que servirá para que no os tomen el pelo y, de repente, os encontréis en medio de una trinchera, cerca de Belchite, preguntando cómo habéis llegado allí.
-Me parece precioso su último dibujo publicado en redes, la Liga de los Profes Extraordinarios frente a la oscuridad que provoca el miedo.
-Por ese motivo lo dibujé. Quería plasmar precisamente esa sensación: la de que por medio de la educación podemos vencer cualquier adversidad. De hecho, pienso que en realidad es así. Hay quien confunde este sentimiento con candidez, pero me considero tremendamente optimista. No podría entrar en el aula y decirle a los chavales: “chicos, no hace falta que os esforcéis, el mundo se va a la mierda, está todo perdido”. En nuestro trabajo hay que transmitir ilusión, aunque tu vida entera se desmorone.
-Porque como bien apunta con la viñeta, muchos son nuestros poderes y habilidades frente al desánimo.
-Exacto. Pero en ocasiones no somos conscientes de ellos. Por eso es importante realizar recursos gráficos como este, donde aparecen tantos científicos, tantos personajes juntos, que abruman al lector y piensa… “Jo, menudo equipo, con estos ganamos seguro”.
-Ahí destaca usted a Jacob Kurtzberg, Jack Kirby, el rey de los cómics que cogió ese nombre al Pullitzer caricaturista, que de esto usted sabe un rato.
-Cierto. Kirby es sinónimo de creatividad. De creatividad primaria, desbocada, de trabajo sin mesura. A la hora de dibujar el póster estuve dudando entre él y otro titán de los cómics, René Goscinny. Y me gusta pensar que los dos se pusieron de acuerdo en mi cabeza para que apareciera Kirby porque estuvo toda la vida usando una mesa de trabajo que lo amarraba al suelo.
-Kirby fue autodidacta en su oficio. O nos ponemos las pilas cara nuevos aprendizajes o esto de la enseñanza y su renovación pedagógica puede ser un sálvese quien pueda.
-Esta entrevista comienza a asemejarse a un diálogo de besugos de Armando Matías Guiu, porque de nuevo estamos de acuerdo. Hay un concepto que odio y se llama “Fracaso escolar”, ¿me puede explicar alguien qué quiere decir eso? ¿Que los chavales han sido incapaces de asumir aquello propuesto por el sistema? ¿Que el sistema los ha ido dejando de lado porque la educación ha dejado de ser un ascensor social? Durante un par de cursos estuve trabajando en Educación para adultos y fui testigo de algo muy revelador: buena parte de los alumnos habían abandonado los estudios, o bien porque no los veían útiles o porque alguien les había desanimado. Era la vida, la necesidad, la madurez, lo que les había hecho reflexionar y darse cuenta de lo importante que resulta estar bien formado.
-El aprendizaje a través del cómic: enuncie sus bondades, por favor, que ya son evidencia.
-Básicamente te enunciaré la más importante para mí: El cómic tiene un componente inclusivo que permite la lectura de la imagen y su disfrute en diferentes niveles. Cualquiera es capaz de entender un chiste gráfico, una serie de viñetas, y disfrutar de ellas según sus capacidades.
-Tras El mundo clásico, en la colección Historia del Arte en cómic, este miércoles sale a la venta su volumen dedicado a La Edad Media (Ediciones Desperta Ferro).
-Así es. Noventa y seis páginas repletas de iglesias, castillos, palacios, pinturas, esculturas y gente muerta hace mucho tiempo, que no interesa a nadie, como dirían mis alumnos.
-Este jueves ya era destacado en el portal de RTVE por los compañeros de Viñetas y Bocadillos.
-Yo intento hacer pedagogía por medio de las viñetas, pero los medios tenéis otra labor muy importante: difundir otras formas de entender la educación y el arte.
-¿Cuál es la fórmula del éxito? ¿Conocimiento y diversión? ¿Eduentretenimiento?
-Me gusta ese concepto. Eduentretenimiento. Y no creo que resulte peyorativo. Ya Herodoto entretenía a la audiencia con sus narraciones fantásticas y captaba su thauma, de la misma forma que en Roma aparecía el captatio benelevontae y en la literatura anglosajona de fantasía y ciencia ficción se incentiva el llamado sense of wonder o “Sentido de la Maravilla”. Citando a Chesterton, no creo que pase nada por que las cosas académicas sean divertidas. Lo contrario a divertido no es serio. Lo contrario a divertido es aburrido.
-Que los adolescentes aprendan así, con y desde el cómic, es un auténtico lujo.
-Hombre… desde una materia como las Sociales han cambiado mucho las cosas. Cuando tenía la edad de mis alumnos, a mi me embobaba Don Constantino con su hora hablando mientras nos explicaba una versión mas o menos sesgada de la Guerra Civil. Si yo observo que mis alumnos están callados más de cinco o seis minutos empiezo a sospechar que sucede algo malo. Hoy en día se aprende de forma distinta, se necesitan cosas distintas y estamos en constante evolución. No es bueno tener miedo al cambio.
-Aunque el libro encanta a todas las generaciones. Unos dibujos claros, vivos y atractivos los suyos. Enhorabuena.
-De nuevo, las cosas mediante viñetas y humor, resultan más atractivas a muchos niveles. Puedes recrearte con las ilustraciones, puedes aprender con las descripciones formales… y también puedes reírte un poco con las ocurrencias de los personajes, o por lo menos eso he intentado.
-Y, perdone, creo que el volumen deberían leerlo también los padres y madres, importantes mediadores en todo este cotarro. Descubrirían muchas cosas, me temo.
-Ese es el objetivo. Y me consta que así ha sucedido con el primer volumen.
-Como asevera nuestro querido Enrique Martínez-Salanova, “el cómic nació en los muros trogloditas de la Edad de Piedra, incluso con intentos de animación, se desarrolló con griegos y romanos y se hizo mayor con la literatura y el papel de periódico”.
-Aunque aprecio mucho a Enrique, en este aspecto discrepo de él. Los cómics todavía están creciendo y en constante evolución. En los últimos tiempos, gracias quizás a cabezones como yo, parece ser que se han encontrado para ellos nuevas aplicaciones didácticas, pero en realidad ya estaban latentes en los frescos de Sijena, por ejemplo. De hecho, el cómic más difundido y leído del mundo tiene unas tiradas de millones de ejemplares todos los años y nadie es consciente de ello: las instrucciones de los muebles de IKEA.
-Como corresponde, un libro el suyo rico en referencias. ¿Cómo fue para usted la Edad Media? ¿Qué es lo que más podemos aprender de ella?
-A los chavales en el aula les digo siempre que en realidad eso de “Edad Media” nos lo hemos inventado los historiadores a toro pasado. Bajo esta etiqueta se incluyen casi mil años de la historia de Europa donde suceden infinidad de procesos, guerras, hambrunas, catástrofes y acontecimientos sociales, pero yo creo que ni por asomo son tantos como los que han tenido lugar desde que “empezamos” la Edad Contemporánea. Aprovecho por aquí para pedir un cambio de nomenclatura, por cierto. La sociedad ha cambiado enormemente tras la Revolución Francesa. Igual dentro de unos cuantos años alguien nos estudie y se refiera a nuestro trocito de tiempo como la “Edad de los falsos nativos digitales y el Covid-19” o algo por el estilo. Sin embargo, referido al tema de la Edad Media, me gusta pensar en este periodo como un lento despertar hacia la ciencia, hacia la razón y la emancipación humana desde la superstición y el miedo. Así que la palabra que más me gusta utilizar al referirme a la Edad Media es “perseverancia”.
-No la presenta tan oscura como la pintan, no.
-El arte es un claro ejemplo de ello. Las rutas comerciales, la cultura que se refugia en los conventos y en el mundo musulmán tras el colapso del mundo clásico… el lento resurgir de las ciudades, la victoria contra pandemias mucho más peligrosas que la actual, el advenimiento de los burgueses como nueva clase social, el aprendizaje competencial en los medios… En serio que hay mucha luz, ¿o no son luminosas las pinturas de una iglesia románica, los vitrales góticos y las tracerías mudéjares?
-Y qué gran elección la suya, la de situar a Umberto Eco como gran cicerone de todo este sarao.
-Eco es uno de los grandes sabios del siglo XX, alguien a quien el tiempo está poniendo en su sitio, capaz de arbolar un discurso académico potente y hacerlo accesible a todo el mundo sin que por ello le temblase el pulso ni fomentar distinciones estúpidas entre “alta cultura” y “cultura de masas”. Él entendía la creación a diferentes niveles, como sucede con El nombre de la rosa, su obra más popular: un relato que puede disfrutarse como trama detectivesca y como derroche de erudición sin que ambos extremos entren en colisión. Esto es algo muy complicado de lograr, y creo que el excelente profesor del que hablan sus alumnos tuvo mucho que ver en el resultado.
-Eco decía eso de que “la caricatura, al poner el énfasis en algunas características del sujeto, pretende lograr también un conocimiento más profundo de su carácter”.
-Insisto en que esto cada vez se parece más a un diálogo de besugos porque, de nuevo, coincido con esa idea. De hecho, considero que es allí donde reside su principal fortaleza. La caricatura expresa de forma rotunda aspectos del carácter que nos ponen contra las cuerdas. Por eso resultaba tan desagradable al Verenable Juan.
-¡Ay, Georges Duby! Enumere, por favor, otros protagonistas VIP que aparecen en esta bella historia.
-Tenemos a Leonardo Da Vinci, que va a ser un personaje recurrente en toda la obra, a Jan Van Eyck, a Averroes, a la Emperatriz Teodora, a los Pisano… y también a Igor, recién sacado de El jovencito Frankenstein. O Fronkonstin. Nunca recuerdo como se dice.
-Y hace hincapié en la Corona de Aragón.
-No encuentro sentido ese mapa tradicional que aparece en la mayoría de los libros de texto y nos escatima la gran expansión territorial por el Mediterráneo, con aventuras heroicas como la de los almogávares y compañía, con ciudades florecientes como Valencia. Creí necesario cambiar el punto de vista.
-Y aparece El Cid y su Bavieca, cómo no. ¡Cuánta ideología imprimimos a los iconos y mitos desde el imaginario la Historia!
-Bavieca ha sido una concesión a mis editores, que querían hablar del Cid y no sabía muy bien cómo arbolarlo en esta historia. Así, cuando los personajes abandonan el Palacio de la Aljafería (edificado poco después de las aventuras de Don Rodrigo…) se encuentran con el alazán y departen con él un rato.
-Destaque tres viñetas del nuevo libro de las que hoy se siente más orgulloso.
-Te hablaré de dos partes en concreto: el juego formal que se establece cuando sitúo a los lectores en el interior de Notre Dame de París (del cual estoy muy orgulloso) y la viñeta que recorre la sala hipóstila de la Mezquita de Córdoba. En ambos casos creo que he logrado usar los recursos del cómic para transmitir la sensación de sobrecogimiento e infinito.
-Sincérese, ¿qué le brota antes, el guión o el trazo? ¿Piensa en imágenes, o el temario que usted megadomina le sirve ya de batuta?
-Yo soy de los que dibujan en papelorios cuando alguien está al otro lado del teléfono, de los que emborronan constantemente libretas cuando se toman un cafecito o una cerveza en las terrazas que circundan la plaza de Platerías en Santiago de Compostela o disfruto un atardecer rojo en Albarracín. A partir de ahí, surge a aparecer la historia.
-¿Con qué ojos leer esta Edad Media? Una recomendación práctica, por favor.
-Como diría Ortega, hay que levantar de vez en cuando las faldas a la gramática, o mejor dicho: hay que ver las cosas de forma distendida, despreocupada, y con el objetivo de lograr un poco de disfrute. Me gustaría que los lectores disfruten del arte… y que no se aburran como sucede con mis alumnos cuando visitan museos y yacimientos si no tienen a nadie que se los explique de forma amena.
-Y para terminar, también supongo que hay espacio para los guiños y complicidades. ¿Alguna referencia turolense en este volumen universal? ¿Tenemos suerte?
-En cierto sentido Teruel está ahí. Dibujé la trama del libro el verano pasado en Rubielos de Mora, lugar al que necesito subir ya mismo, cuando podamos movernos entre Comunidades, para irme de cañas con mi tío Pepe, el hijo del forestal. Teruel está en mi corazón, y de hecho, llevo tiempo moviendo una serie de comic strips con un trasfondo similar al de Doctor en Alaska pero en un pueblecito perdido del Maestrazgo que tiene un poco de Mirambel, de Cantavieja, de la Virgen de la Estrella. Los Asilvestrados, lo llamo provisionalmente, y por sus viñetas se pasa el fantasma del General Cabrera, un newyorker que pretende restaurar una ermita… en fin. A ver si hay suerte y logramos que salga a la luz.