Patricia Allende, fotógrafa: “Yo creo que arte puede serlo todo, y no tiene sentido decir que no haré esto o lo otro”
La madrileña ha inspirado algunas de sus fotografías más recientes en la obra del turolense Salvador VictoriaLa sala de exposiciones temporales del Museo Salvador Victoria de Rubielos de Mora acoge hasta el 12 de octubre la muestra AbstrActio, colección de imágenes que pertenecen a Patricia Allende (Madrid, 1954), una de las referencias españolas del informalismo fotográfico.
Las obras expuestas pertenecen a diferentes etapas y proyectos artísticos de la madrileña, pero con el nexo común del gusto por el misterio y la reflexión, la invitación a profundizar en el mundo interior artístico y de preguntarse qué representa y qué fibras toca cada fotografía de Allende.
La fotógrafa, hermana de Ouka Lele, también demuestra su afinidad por lo acuático, por los elementos de la naturaleza y por la obra de Salvador Victoria. No solo la conoce perfectamente sino que de algún modo ha inspirado parte de su obra desde siempre, sobre todo en su etapa más geométrica. Y de hecho algunas de las obras más recientes que se muestran en el museo turolense están directamente inspiradas en Victoria, concretamente las que dan la bienvenida al espectador cuando penetra en la sala rubielana.
-La fotografía de paisaje fue la que más le interesó en sus inicios, ¿pero desde una perspectiva figurativa o ya buscaba la abstracción?
-Para mí el paisaje ha sido algo así como el comienzo de mi trabajo, pero no el paisaje en sí desde una perspectiva figurativa, pese a que me encanta. De hecho mi primer trabajo fue Tajo Tejo, que fue un recorrido a través del río Tajo que estuvo en la Expo de Lisboa en 1998. A partir de ahí la naturaleza me ha llevado a los fractales, al juego con las exposiciones o a otras técnicas que hacen que, aunque las imágenes sean de paisaje, son abstracciones porque a cada espectador le puede parecer o sugerir una cosa diferente.
-De hecho la fotografía es figuración por definición...
-Claro, lo que ocurre es que según lo que fotografíes y cómo lo fotografíes puedes hacer que a cada persona le parezca que son cosas diferentes, o le sugiera sensaciones diferentes. En mi caso, a la hora de hacer las fotografías, tiene mucho que ver con mi estado de ánimo. En el caso de la fotografía Magma, por ejemplo, es un juego de luces a través de una ventana con un terciopelo. A mí me lleva hasta un volcán, pero te puede llevar a cualquier cosa, porque cada uno es libre de interpretar las imágenes como quiera.
-¿Tiene las imágenes que busca en la cabeza? ¿Prepara los sets hasta que encuentra lo que necesita?
-No, no las preparo. En cuanto veo la imagen disparo la fotografía, pero se dan por sí solas, en un momento dado en el que la luz refleja o incide de un modo determinado. Si quisiera repetir la foto o prepararla no saldría igual.
-¿Le ha interesado en algún momento la fotografía más figurativa, más documental?
-Sí, el figurativismo sí que me ha interesado. Por ejemplo hice una serie de retratos para el proyecto El Tren de la Memoria de la Comunidad de Madrid sobre los atentados del 11-M, en la que se ve a un niño que le cae agua por los ojos, que se llama ¿Por qué?, o la serie Somos agua, que también son retratos.
-¿Qué cosas, qué elementos la llevan a fotografiar?
-Debe ser algo que me toque dentro, que me cause sensaciones especiales. Cuando me llamaron de la Comunidad de Madrid para participar en el proyecto del 11M me interesó muchísimo, porque para mí, igual que para todo el mundo, fue algo durísimo. Me interesa el misterio, me interesan los juegos que provoca la luz... las cosas que tengan un contenido que me llegue de algún modo. Pero es algo que tiene que surgir, porque me ha ocurrido en ocasiones que, yendo por la calle, he visto algo interesante sin llevar la cámara encima y me he sentido mal. Y después he regresado con la cámara y ya no he podido hacer las fotos, porque en ese momento ya no veía lo mismo.
-¿Es usted de las que llevan siempre la cámara encima?
-En realidad no. Tengo amigos que siempre la llevan encima, pero porque les interesan temas más documentales, más relacionados con la fotografía de calle.
-¿Tiene cotos vedados o líneas rojas fotográficas?
-Creo que no. Me gusta el arte, y todas las formas de arte. La pintura, la escultura, la fotografía en blanco y negro, la purista y la no purista. Tengo muchos amigos que dicen que solo fotografían en blanco y negro, por ejemplo, y al tiempo han empezado a hacer contemporáneo. Yo creo que el arte lo puede ser todo y no tiene mucho sentido definirte en un solo sentido y decir que nunca harás esto, o lo otro. De hecho yo creo que es mucho más difícil hacer fotografía en color que en blanco y negro. El ojo se siente a gusto con una fotografía en blanco y negro, enseguida la percibe como agradable y bonita.
-'AbstrActio', la exposición que se puede ver en el Salvador Victoria, ¿tiene unidad en el tiempo o muestra imágenes obtenidas en etapas diferentes?
-No tienen unidad en el tiempo. De hecho la exposición estaba proyectada para antes de la pandemia, y cuando llegó el coronavirus y se aplazó, hace más fotos, inspiradas en el propio Salvador Victoria, que pueden verse, y que son muy recientes. La unidad que hay que buscar en la exposición es la representación de mi universo, de mi mundo, que Alfonso de la Torre ha descrito muy bien en el catálogo de la exposición. Son momentos que han ido construyendo mi universo fotográfico, y que intentan atrapar y envolver al espectador, para que a cada uno le transporte a un lugar diferente. Yo creo que cada uno de nosotros tenemos nuestro propio mundo interior.
-¿Podría decirse que concibe sus fotografías como un vehículo para que cada uno se encuentre no contigo, sino consigo mismo?
-Sí, eso es. Creo que es bueno que una exposición, a través del mundo del autor, consiga meter a cada espectador en el suyo personal. El hecho de que una misma imagen sugiera cosas y sensaciones muy diferentes a cada persona me parece algo interesantísimo.
-Estando en el lugar en el que estamos, algunas de las fotografías parecen entroncar con la obra del propio Salvador Victoria, la de su fase geométrica, en concreto...
-Algunas de ellas, como Paisajes Inventados, están realizadas durante el confinamiento e inspiradas directamente en la obra de Salvador, con sus círculos y sus geometrías. Y otras, que son anteriores, también están inspiradas en eso. Yo he fotografiado mucha obra de Salvador Victoria, por ejemplo para un catálogo que está preparando Alfonso la Torre, y conozco muy buen su obra porque además soy amiga de Marie Claire Decay.
-¿Qué significa para usted Salvador Victoria?
-Su trabajo me parece muy interesante porque es muy poético y es capaz de llegar al público, de inspirar y sugerir mucho. El óleo, los collages, la obra gráfica... tiene muchas variantes y toda su obra es maravillosa.
-Uno de sus fetiches fotográficos más importante y recurrente ha sido siempre el agua... ¿Por qué?
-Sí, el agua está muy presente en mis fotografías. Desde una exposición lenta de un simple chorro de agua del grifo, o la proyección del sol sobre el mar. Desde siempre me ha atraído el agua. Seguramente por su capacidad plástica de parecer lo que no es, o de transformar la percepción de otros objetos. El agua es abstracta por naturaleza. Un simple vaso de agua con hielo puede parecer algo muy diferente, según cómo lo fotografíes puede ser imposible adivinar lo que es realmente.
-¿Trabaja con algún tipo de estudio o de iluminación particular?
-No, me gusta mucho trabajar con luz natural, y procuro no utilizar para nada el flash.
-¿Y la edición digital?
-No, que va. Ni siquiera conozco las técnicas de retoque digital, más allá del revelado o de quitar alguna mota de polvo... Me gusta que mis imágenes no muestren claramente lo que son, para que cada cual pueda interpretarlas a su manera. Pero lo que se ve es lo que hay, no hay nada añadido o inventado que no estuviera allí.
-¿Y la pintura no sería un camino más eficaz, más directo, hacia la fotografía que usted busca?
-Hace mucho tiempo pintaba con acuarela y me encantaba. Estudié con mi hermana a una academia de pintura, y creo que esa es una buena base para adquirir un sentido de la estética. Pero mi vehículo ha sido la fotografía.
-¿Digital o química?
-Ahora trabajo en digital, claro, aunque añoro la química. Antes tenías el carrete que tenías y sabías que podías tirar determinadas fotografías. Ahora haces muchísimas fotografías iguales y se alarga mucho el trabajo posterior. El trabajo pierde poética y se convierte en algo más masivo, es un mareo, y se ha perdido esa magia que tenía la fotografía química, cuando surgía en el papel y hasta que no la veías no sabías bien lo que tenías. Y la calidad no es la misma. Yo trabajo en 35 mm. y todavía tengo mucha fotografía en diapositiva y negativo, pero aunque la fotografía digital ha avanzado muchísimo no tiene la calidad que se percibe en analógico. Es verdad que la revolución tecnológica nos ayudó en muchos sentidos y hay que avanzar, no puedes quedarte varado... pero tengo que reconocer que a mí el paso de lo analógico a lo digital me sentó fatal.
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