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Norberto Ramos del Val, director de ‘¡Ni te me acerques!’: “Que nadie espere una reflexión metafísica sobre la Covid-19; una comedia es para reirse” Norberto Ramos del Val, director de ‘¡Ni te me acerques!’: “Que nadie espere una reflexión metafísica sobre la Covid-19; una comedia es para reirse”
El director Norberto Ramos dirige su propia productora, NorberFilms

Norberto Ramos del Val, director de ‘¡Ni te me acerques!’: “Que nadie espere una reflexión metafísica sobre la Covid-19; una comedia es para reirse”

El director independiente estrena el viernes su undécimo largometraje, rodado en Ariño
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Norberto Ramos es el director de ¡Ni te me acerques!, la comedia romántica rodada en julio en Ariño que se estrena este viernes en el cine Metropol de Madrid. Se trata del undécimo largometraje de un director independiente que tiene su propia productora –NorberFilms– y que imprime un sello absolutamente personal a sus obras. 

-No deja de ser valiente y arriesgado rodar una película sobre pandemia en plena pandemia...

-En realidad no hablamos de la pandemia, sino que la usamos como base para hacer una comedia. Nos reímos de las situaciones absurdas que provoca, el coronavirus está como muy de fondo, porque la película habla de todas las situaciones que van sucediéndole al protagonista que, por casualidad, el confinamiento le ha pillado trabajando en un hotel de Ariño, de que no puede salir, y va interactuando con una serie de personajes que se aburren muchísimo. Es un historia que sirve para imaginarnos qué ocurriría si en lugar de pasar el confinamiento encerrado en un piso de Madrid, te hubiera cogido en un sitio todavía más surrealista. Pero que nadie espere una reflexión supermetafísica sobre la Covid-19, ni un rollo para intentar explicar qué está sucediendo, o para quejarnos de lo mal que se están haciendo las cosas. La película es la experiencia de una serie de personajes a los que les pilla el confinamiento con sus propias circunstancias, como nos ha pasado a todos. Es lo que hay, y cada cual se adapta como puede. 

-¿No teme que le tachen de trivializar con algo muy grave?

-Empezamos a escribir el guion una semana después de encerrarnos en casa. Sabemos que esto es un crisis tremenda, pero o te ríes un poco o acabaremos todos pegándonos un tiro. Riámonos un poco de lo tontos que somos todos, de que el mundo se nos ha puesto patas arriba en un momento, y trasladémoslo a una película. Creo que es bastante saludable, mucho más que estar todo el día dándole vueltas a que si nos cierran el cine, nuestro negocio, o de si se nos muere la abuela, que al final es lo más grave de todo esto. 

-El guion está escrito por Iván Reguera, Manu Riquelme y usted mismo... ¿cómo fue el proceso de creación?

-La idea original fue de Iván (Reguera), que se le ocurrió imaginar al protagonista de El resplandor que va al hotel de la película y, además de todo lo que le pasa, le meten en cuarentena sin dejar que salga. A partir de ahí empezamos a escribir, en marzo una semana después del confinamiento, y como la cosa se ponía mal mal y los hoteles comenzaron a quejarse de que iban a tener que cerrar el negocio, pensamos que igual alguno era espabilado y nos dejaba el suyo para rodar cuando pudiéramos salir. A medida que escribíamos la historia empezamos a llamar a hoteles, y al final, por pura suerte, apareció Ariño y nos dijeron que sí. No sabíamos si podría abrir, si habría gente durante el rodaje, pero al final, tras el confinamiento, decidió mantenerse cerrado y abrir solo para nosotros, de forma que el equipo de producción vivimos un poco lo que estaba sucediendo durante la película. 

-Ya hizo algo parecido, un ejercicio de metacine, en otra de sus películas, donde las actrices denuncian que están siendo obligadas a actuar en contra de su voluntad, ¿no?

-Sí, en Summertime. En ese caso las actrices estaban en un lugar muy cutre, pero la verdad es que nosotros estuvimos de puta madre en en hotel con piscina y balneario. Después de estar tres meses encerrado en un piso de Madrid, aquello era el paraíso. 

-El guion se escribe antes de tener la localización confirmada en Ariño, pero luego se adapta a la localidad, porque en la ficción el protagonista está de hecho escribiendo una novela ambientada en esa cuenca minera, ¿no?

-Sí, pero yo siempre trabajo así, llevándolo todo a la vez. Escribir, buscar localización y hacer el plan de rodaje mientras terminamos los últimos flecos de guion. Así todo es mucho más rápido y nada más abrir el hotel de Ariño pudimos ir. 

-¿En cuantos meses en total ha estado lista la película?

-Pues empezamos a escribir una semana después del confinamiento, sobre el 21 de marzo, en julio rodamos y el montaje con la postproducción lo acabé... más o menos antes de ayer. 

-El estreno es este viernes... ¿no sería mejor esperar a que se normalizara la situación con las salas de proyección?

-Mucha gente opina que es un mal momento para estrenarla, pero si ahora estamos mal, nadie me asegura que dentro de una semana estaremos peor. Y esta película hay que verla ya, lo antes posible, quizá dentro de un año no tenga sentido o a nadie le apetezca verla. 

-En Aragón las salas de proyección tienen que programar las sesiones antes de las 20 horas, y en Madrid...

-En Madrid no hay nadie al volante. Tenemos una presidenta que tiene más peligro que un mono con una pistola. Hay confinados algunos barrios, pero si vas a trabajar de un barrio pobre a otro rico sí que puedes moverte. A las doce de la noche tiene que estar todo el mundo en casa, pero en realidad puedes ir a donde te dé la gana porque no hay ni policía por la calle. Y si Madrid es un desastre en Barcelona están cerrados los bares, y aunque los cines abren con limitaciones, la gente pasa de ir porque luego no puede irse al bar... 

-’¡Ni te me acerques!’ se estrena este viernes en el Cine Metropol de Madrid. ¿Alguna sala más?

-Espero que se vaya exhibiendo en otras salas más adelante, pero estamos contactando con cines de toda España  y no me contesta nadie. Esto es muy típico; todo va mal, todo va mal, y la gente se pone a llorar contra la pared en lugar de cogerme el teléfono. Y eso que yo trabajo sin distribuidora, porque no me gusta esa mafia, no me gusta que haya gente que gane dinero con el trabajo de otros, así que ofrezco mi película sin fijos, a cambio de una parte de la taquilla. Muchos cines alucinan cuando se lo digo. 

-¿Podremos verla en la provincia de Teruel?

-Hemos contactado con los cines de Alcañiz y de Teruel y estamos esperando a ver qué deciden. También estamos en trámites de que Aragón TV compre los derechos de emisión, pero también esperamos respuesta. En España parece que no iba todo suficientemente lento, que la pandemia ya ha sido la excusa perfecta. 

-¿En su película se habla del choque entre un madrileño y la sociedad rural de un lugar como Ariño?

-No  hablamos de la despoblación, pero de algún modo sale a colación. Juan, el protagonista, llega allí como un madrileño apestado, y todos le miran como si fuera un bicho raro, con su mascarilla y sus guantes. Y cuando se declara el confinamiento, prefieren tenerlo allí encerradito por si acaso. 

-¿Por qué pensó en Eduardo Ferrés para el papel protagonista?

-Porque es muy payaso, es un clown genial, sabe improvisar y tiene un rollo gestual tremendo. Yo siempre digo que es el Jim Carrey español, y tenía clarísimo que el protagonista tenía que ser él. 

-Con él ya había trabajado en ‘Amor tóxico’ y lo conoce bien, pero el papel protagonista, que interpreta la debutante Rosalía Mira, ha sido una apuesta total...

-Me parecía absurdo el típico papel de una mujer de 30 años, quería que la protagonista fuera una chica joven, joven de verdad, por lo políticamente incorrecto que resulta, así que buscamos una chica de esas características. Organizamos el casting con varias escuelas de teatro de Madrid y Rosalía daba muy bien el personaje, y de hecho ha funcionado estupendamente. 

-¿Cómo fue el rodaje en Ariño? ¿Hacerlo allí facilitó o dificultó el trabajo?

-El alcalde nos lo puso muy fácil y nos facilitó todo lo que pudo, porque además le venía bien que una película hablara de Ariño y de su balneario. Así que me dijo: ‘Pídeme lo que quieras menos perras, que no tengo’. Y enseguida nos entendimos bien, porque además no requeríamos grandes cosas... Rodar dentro del hotel, un bar y cortar alguna calle para unas cuantas tomas, que no ocasionaban ningún problema. 

-¿Los vecinos de Ariño se implicaron?

-La gente de allí es muy maja y se portó muy bien. El bar nos daba de comer y de cenar y tenían muy buen rollo. Da gusto trabajar así, pudiendo hacer todo lo que necesitas, porque en Madrid te piden permisos por cualquier cosa y te pide dinero todo Dios. 

-¿Actúa algún vecino de Ariño en la película?

-Hay cuatro o cinco figuraciones en el bar, y una colaboración bastante surrealista al principio de la película. Y el alcalde (Joaquín Noé) también tiene una frase, interpretándose a sí mismo. 

-Usted tiene fama de ser muy escrupuloso con los planes de rodaje y llevarlos a rajatabla, porque siendo cineasta independiente, más tiempo es más dinero, ¿no?

-En Ariño estuvimos dos semanas y media, del 10 de julio al 31, y casi fue mucho, porque yo he hecho largometrajes con cuatro días de rodaje. Lo de los planes de rodaje depende de la película, porque hay cosas que puedes tener muy planificadas y otras en las que tienes que improvisar. En este caso fue una mezcla, porque antes de empezar a rodar solo tenía cuatro fotos del balneario con las que planificar las tomas. Lo bueno es que cuando ruedo una escena sé perfectamente qué planos quiero,  cuándo algo me gusta y cuándo hay que repetirlo. A mí me gusta rodar rápido y no marear la perdiz con más tomas cuando tengo una buena. Como tú dices, más tiempo es más dinero, aunque vayas a lo cutre. Porque cobrábamos poco pero cobrábamos. En otras películas la gente cobra después según el dinero que sacas, pero en este caso el equipo cobraba porque, después de tres meses en sus casas mirando la pared, me parecía inaceptable pedirles que trabajaran gratis. 

-¿Cuánta gente formaba su equipo?

-Entre todos sobre una docena.

-¿Y qué presupuesto ha manejado ‘¡Ni te me acerques!’?

-Me parece feo hablar de dinero, pero para que te hagas una idea, yo hago películas con lo que se gasta en catering una producción normal. 

-Hacer una peli ambientada en la pandemia durante la pandemia tiene algunos peligros... desde el rodaje en julio hasta ahora, ¿ha cambiado nuestra percepción del coronavirus? ¿Cambiaría algo del guion si pudiera?

-¡Qué va, si lo he clavado! La escribimos mientras estábamos encerrados en casa, y ves la peli ahora y parece que sea la televisión en directo. Por eso te digo que la gracia consiste en ver la película ahora, no esperar a nada. 

-Estoy seguro de que no es su intención, pero ¿tiene algo de terapéutico ‘¡Ni te me acerques!’?

-Creo que sí, aunque desde luego nuestra función en la vida no es salvar el mundo ni ser más listos que nadie. Pero yo creo que, sin querer, servirá para tomarnos las cosas de otro modo. Hay gente que ha visto el cartel de la película, en la que salen los actores con mascarilla, y me ha dicho: ‘¡Hombre! ¡Ya tenía ganas de ver un cartel con gente en mascarilla!’. Es lo que tenemos ahora y tenemos que acostumbrarnos. 

-Por cierto... ¿cómo ha sido  rodar con mascarilla para los técnicos, e interpretar con mascarilla para los actores?

-Un coñazo, ya te lo puedes imaginar. Las gafas llenas de vapor, a los actores no les ves la cara, les oyes mal... ¡La parte buena es que doblar la película a otros idiomas va  a estar tirado de fácil! En el montaje hemos metido alguna palabra que no estaba grabada, y no se nota nada.