‘Nendo’, de los ceramistas Patricia Varea y Takashi Matsuo, visita la Escuela de Arte de Teruel dentro de CERCO 2019
Arte, artesanía, barro y hornos coreanosEl Certamen Internacional de Cerámica Contemporánea (CERCO) 2019 desembarca en Teruel. La Escuela de Arte de Teruel acogió ayer la inauguración de la primera de las dos exposiciones que visitarán la capital mudéjar procedentes de la cita que organiza la Asociación de Artesanos de Aragón, el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Zaragoza y la Diputación Provincial de Zaragoza. Se trata de Nendo, una muestra de cerámica realizada por Patricia Varea Milán y Takashi Matsuo, que puede visitarse en la Escuela de Arte hasta el 17 de diciembre. La segunda exposición estará en el Museo Provincial de Teruel entre el 4 de diciembre y el 19 de enero, y estará formada por las piezas premiadas y seleccionadas en el XVI Premio Internacional CERCO.
Nendo es una muestra de obras cerámicas pertenecientes a las series Piros, Ascuas e Ígneos de la artista alicantina, y de cuencos, jarrones y esculturas orgánicas y biomórficas del japonés.
Organizada hace unos meses por L’Escola d’Art i Superior de Ceràmica de Manises y el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martín, el conjunto se estructura a través de dos dicotomías que se resuelven de forma similar pero no idéntica. La primera es la que tradicionalmente se establece entre los conceptos de arte y artesanía, y que niegan los autores, y la segunda la separación cultural –y geográfica– que se da entre los creadores de inspiración oriental y mediterránea, y que en Nendo se resuelve no por fusión, sino más bien por integración.
Dos mundos
En cuanto a lo segundo, podría resultar sorprendente que dos artistas tan diferentes como Takashi Matsuo, nacido en la cosmopolita Osaka y evidentemente influenciado por el arte oriental, y Patricia Varea, nacida en Villena y con un pie siempre metido, en lo metafórico y casi en lo físico, en el Mediterráneo occidental.
Sin embargo su relación es evidente por sus intereses, por su técnica y por su formación, y es que ambos artistas han bebido de fuentes del otro lado de su mundo. Tras estudiar siete años en la Escuela de Arte y Superior de Cerámica de Manises viajo al Mungyeong Tradicional Chasabal Festival de Corea en 2015, como parte de un equipo internacional de alfareros, en lo que resultó un viaje clave para ella. Allí conoció a su maestro Kim Deawoong y realizó dos estancias artísticas que han dejado una impronta oriental ya indeleble en su obra.
Por su parte, Takashi Matsuo nació en Japón pero lleva 20 años afincado en España y su formación como ceramista ha estado vinculada desde 2001 a la Escuela de Arte y Superior de Cerámica de Manises, algo que es patente en su quehacer creativo.
La exposición conjunta de Matsuo y Varea no se limita a fusionar oriente y occidente o se resuelve por simple agregación de elementos, sino más bien por integración o hibridación. Nendo, que en japonés significa barro, “no mezcla culturas, es la cultura híbrida y global de nuestro tiempo , las producciones que la conforman están lejos de etiquetas y mercantilismos. Es sincera, real, cotidiana. Representa las ideas y los valores de una sociedad global que percibe el momento de una forma distinta”, en opinión de su comisario, Pascual Timor.
Arte/artesanía
La otra dicotomía que rebate Nendo es la que se establece desde numerosas escuelas de Bellas Artes, que diferencian entre artesanía, entendiendo por tal la actividad destinada a obtener objetos funcionales con un despliegue técnico más o menos ingenioso, y el arte, presuntamente autónomo, sin vínculos funcionales y que solo rinde pleitesía a determinados estratos estéticos y conceptuales. Pascual Timor considera esa distinción absurda y recuerda que “en la Antigüedad esta división no existía. Restablezcamos, pues, la unidad”.
Convencidos de que la sociedad necesita al artista/artesano, la obra de Matsuo y Varea, parte de la cual puede verse expuesta en Nendo, diluyen la línea invisible que existe entre ambas ideas.
Los dos trabajan llevando al límite la cerámica durante los procesos de cocción. En el caso de la alicantina, concede especial importancia a la pieza en forma de cuenco, una pieza resistente que responda a una funcionalidad, pero que al mismo tiempo sea sutil, delicada, fina, y cuyo uso no es incompatible con una experiencia estética y contemplativa plenamente satisfactoria. De alguna forma pretende –y lo consigue– llevar a su máxima expresión el aforismo según el cual una burda bola de arcilla es capaz de convertirse en la más bella taza, pero eliminando el paso intermedio del cuenco modesto, resistente y proletario donde uno se toma el desayuno por las mañanas.
En el caso de Matsuo las piezas que pueden verse en Nendo se conceden más licencias a lo estético y lo conceptual. Entiende la cerámica en su función original de vasija, de receptáculo, pero dentro del cual encierra percepciones de sí mismo y del mundo que le rodea, a través de metáforas, de hombrecillos blancos que asoman y de construcciones complejas que obligan al observador a cambiar su punto de vista espacial para tratar de percibirlas por completo. Sus piezas comienzan fuera, continúan dentro y terminan de nuevo en la epidermis.
¿Tradición y modernidad?
Por tópica que parezca, ese juego de dicotomías en cuya clave cabe analizar la exposición de cerámica Nendo se puede, si se quiere, extender a una tercera, que se establece entre tradición y modernidad.
Los dos jóvenes artistas trabajan incansablemente experimentando con diferentes efectos y resultados, combinando materiales, técnicas y tipos de cocción. Y al mismo tiempo –en realidad este es otro falso dilema, por los dos conceptos no son excluyentes– muestran un respeto por la técnicas tradicionales casi reverencia. Patricia Varea sigue trabajando la técnica Godaeaejan, que importó a su taller cuando regresó de Corea, y que consiste en obtener porcelanas con cocciones por encima de los 1.300º en hornos tongkama de leña. Su estancia en Corea, en la Coledobang Residence, incluía el aprendizaje y comprensión del fugo. Cocción a leña durante 80 horas, tiempo a través del cual el fuego proporciona y hace gala de su auténtico poder transformador.
Los dos autores de la muestra estuvieron en la presentación oficial que tuvo lugar ayer en la Escuela de Arte de Teruel, acompañados por el director del centro, Ernesto Utrillas y Ana Lasala, nexo de unión entre CERCO y Teruel que dos exposiciones de cerámica visiten nuestra ciudad durante los próximos días, además de una importante representación de artistas turolenses, ceramistas y de otros gremios, que no quisieron perderse la cita.