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Montserrat Martí y la Banda de Santa Cecilia deslumbran en Los Planos Montserrat Martí y la Banda de Santa Cecilia deslumbran en Los Planos
Montserrat Martí, en una de las arias de ópera de la primera parte de concierto. M. Artigas

Montserrat Martí y la Banda de Santa Cecilia deslumbran en Los Planos

La soprano ofreció un excelente concierto en homenaje al CV Teruel y a beneficio de la AECC
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La soprano Montserrat Martí y la Banda de Música Santa Cecilia de Teruel, con Daniel Ibáñez al frente, no defraudaron ayer en el concierto lírico que casi 600 personas pudieron disfrutar en el pabellón de Los Planos de Teruel. Ni la complejidad del repertorio o de tocar junto a una soprano, que complica sensiblemente el trabajo del director y de los intérpretes; ni el hecho de que la ópera y la zarzuela estén concebidas para ser tocadas por orquestas con una sección de cuerdas con las que no cuenta una banda de música -aunque ayer la de Teruel estuvo apoyada por tres violonchelos­-; ni la naturaleza de un pabellón deportivo como Los Planos, con una acústica poco o nada apropiada para este tipo de conciertos, fue ápice para que los asistentes disfrutaran de un excelente concierto que se organizó a beneficio de la Asociación Española Contra el Cáncer en Teruel y en homenaje al Club Voleibol Teruel, que este año cumple tres décadas de historias.

Precisamente fue el himno del equipo naranja, compuesto por José Luis Ocón Arza, profesor de la Escuela de Música de Teruel y director del Coro de Santa Cecilia, el tema que abrió el concierto, pese a que en principio no estaba previsto en el programa. Mari Carmen Muñoz presentó el concierto en una intervención en la que hizo un recuerdo especial para dos grandes de la música que ya no están entre nosotros; Montserrat Caballé, la mítica soprano que falleció en 2018 y madre de Montserrat Martí Caballé, y Antón García Abril, uno de los grandes compositores españoles contemporáneos, turolense y que da nombre a la Escuela de Música de Teruel, de cuya ausencia se cumplirá un año dentro de diez días.

Tras una obertura orquestal con El barbero de Sevilla  (Rossini), que anticipó las grandes arias operísticas que después pudieron escucharse, salió al escenario Montserrat Martí, arropada por una ovación larga y cerrada. Y enseguida se disiparon las dudas sobre el sonido, con O Mio Bambino Caro (Puccini). Los cantantes de ópera cantan sin micrófono ni amplificación, proyectando su voz con una técnica que se tarda años en depurar y que marca la diferencia. Sin embargo cuando un concierto de este tipo tiene lugar en un pabellón deportivo de cemento en lugar de un auditorio especialmente sonorizado -y en los últimos tiempos se ha dado el caso con cierta frecuencia, debido a las reducciones de aforos-, los ecos y la resonancia pueden arruinar la experiencia. Sin embargo Jorge y Jesús Puerto hicieron ayer un trabajo fino, y unos micrófonos de ambiente para amplificar de forma indirecta y solo lo justo hicieron que se la voz de Martí y la música del centenar de miembros de la Banda de Santa Cecilia se escuchara estupendamente desde cualquier punto de la grada. Teruel sigue necesitando un auditorio, pero ayer fue difícil no emocionarse con lo que pudo escucharse.

Cerca de seiscientos espectadores se dieron cita ayer en Los Planos para escuchar el concierto lírico de Montserrat Martí y la Banda de Música de Teruel. M. Artigas

Tras una primera parte compuesta por arias de ópera, y después de las intervenciones de Joaquín Larramendi, presidente de la Asociación Española contra el Cáncer en Teruel, y de Carlos Ranera, presidente del Club Voleibol Teruel, arrancó la segunda parte de concierto, con fragmentos de zarzuelas muy conocidas de Chapí, Luna o Gerónimo Giménez.

Un complejo reto

Montserrat Martí es de las que opinan que lo del género chico le hace flaco favor a un género genuinamente español como la zarzuela, y que, si bien es profundamente popular, ni es ni sencillo ni de baja calidad musical. Sin embargo soprano, director y músicos tuvieron que formar un sólido equipo sorprendentemente compenetrado, teniendo en cuenta que solo habían realizado dos ensayos conjuntos antes del recital. Tocar con un cantante es extremadamente difícil para cualquiera, más todavía para una banda no profesional como la de Teruel. La soprano, en este caso, tiene sus propias pausas para respirar y se permite las licencias de alargar o recortar alguna notas con fines expresivos, y es esencial la complicidad con el director para mantener a los músicos en tempo -ayer Daniel Ibáñez no le quitaba ojo a Montserrat Martí, que se esforzó notablemente para ayudar y facilitar el trabajo a sus compañeros de escenario- y la concentración de los intrérpretes para estar en cada entrada con la precisión necesaria.

El de ayer era un “reto casi imposible de cumplir”, decía algun músico al término del concierto, pero se saldó de forma magistral y muy meritoria por parte de músicos, director y soprano, y también del público, que pagó a favor de la AECC una entrada de 15 euros  que se amortizaron en el minuto uno. Y es que a falta de auditorio, desde que el homenajeado Club Voleibol Teruel ascendió a Superliga en abril de 2006, en el ecuador de sus 30 años de vida, Los Planos es terreno abonado para las noches mágicas y brillantes.

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