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Mirambel se vuelca con el Festival Aragón Negro que se dedica a Pío Baroja Mirambel se vuelca con el Festival Aragón Negro que se dedica a Pío Baroja
La alcaldesa, María del Carmen Soler, dando la bienvenida a los asistentes

Mirambel se vuelca con el Festival Aragón Negro que se dedica a Pío Baroja

La cita se vivió, por segundo año consecutivo, bajo la amenaza de la nevada pero con mucha animación
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Los vecinos y el Ayuntamiento de Mirambel se volcaron el sábado en la celebración en la localidad de la segunda edición del Festival Aragón Negro, que este año quisieron dedicar al escritor Pío Baroja. Una cita que llegó, por segundo año consecutivo, con la amenaza de la nieve en los cantos circundantes.

 La jornada comenzó con las palabras de la alcaldesa, María del Carmen Soler, que agradeció la presencia del numeroso público asistente,  así como el “esfuerzo y dedicación de un grupo de vecinos” gracias a los cuales era posible disfrutar de las actividades programadas, y tuvo una mención especial  a la colaboración de Alfonso Repullés y de José Miguel Marín, grandes amantes y admiradores de la obra de Baroja, que se habían implicado especialmente en la organización. 

De hecho, una de las exposiciones que se inauguró durante la jornada fue una colección bibliográfica del autor vasco, perteneciente íntegramente a José Miguel Marín, y conformada por más de sesenta y cinco  obras, muchas de ellas primeras ediciones, de las novelas del autor, así como otras novelas que se publicaban en ediciones semanales y obras dedicadas al a la vida y producción literaria de Pío Baroja.  Destacaban entre las expuestas, ejemplares de las tres primeras ediciones de La Venta de Mirambel, de 1931, 1970 y 1980, muy apreciadas por Marín. 

Además de la exposición bibliográfica, también se pudo disfrutar de las fotografías de Mar Fanlo, agrupadas bajo el título “Las cosas que esconde el granero”. Fanlo acudió a Mirambel a presentar su exposición, realizada a partir de  las visitas que ha hecho a numerosos graneros, desvanes, falsas, y fotografiar lo que se guarda, los objetos que de alguna manera se abandonan allí, se arrinconan, con el polvo de los años y las telarañas, pero también con el cariño de querer perpetuarlos.  

Uno de los momentos más importantes de la mañana fue la inauguración de la nueva calle dedicada al escritor Pío Baroja y a la Venta de Mirambel. Se trata del paseo entre la carretera y el Portal de las Monjas, paseo de obligado recorrido ya que es una de las entradas principales de la localidad y de las estampas más características de Mirambel. De nuevo José Miguel Marín, hace ya algunos años, solicitó al anterior Consistorio nombrar esta entrada Paseo Pío baroja-La Venta de Mirambel, como agradecimiento a este escritor. Ha sido ahora cuando este deseo se ha hecho realidad y por fin luce la placa que lo homenajea.  Para esta esperada ocasión, Alfonso Repullés, escribió un poema alusivo que recitó en el acto ante la atenta escucha de los vecinos. El poema se puede leer también junto a la placa. 

A continuación tuvo lugar la presentación del libro La sonrisa de las iguanas, del escritor y comunicador Pablo Sebastiá Tirado, que cautivó al público de Mirambel al afirmar que “es un pueblo perfecto para, en otra novela, situar una balacera”, haciendo alusión a una que,  en su novela Secreto de Estado,  tenía lugar en Puertomingalvo. 

Sebastiá explicó que, en su opinión, las novelas negras contemporáneas deben llevar crítica social, y denunciar la corrupción política, la policial, la corrupción sanitaria, el problema funcionarial, etc., sino se queda en novela policiaca tradicional. 

La mañana finalizó con la entrega de los  premios del II Concurso de Microrrelatos “Mirambel Negro”, que este año han recaído en José Baldó García, el primero, por Alma condenada, en Ramona Carceller Royo con La carrasca, el segundo, y el tercero para Masovera de Eduardo Lasierra Arilla. Los ganadores leyeron sus relatos, salvo Lasierra, que no pudo acudir pero se lo leyeron, y recogieron los premios, un lote de productos agroalimentarios para el primero, un lote de vinos para el segundo y un detalle para el tercero. 

La tarde comenzó  con la intervención del Catedrático de Literatura Española, doctor en Filología Hispánica y profesor de la Universitat Jaume I de Castellón, Pedro Tejada Tello, que preparó una magnífica charla sobre la figura de Pío Baroja y, sobre todo, sobre La venta de Mirambel. Tejada explicó que para Baroja “lo más importante a la hora de escribir era la imaginación, la fantasía, y que la principal misión de la novela era entretener”. Para ello se documentaba a partir de su extensa biblioteca, con obras geográficas, históricas, filosóficas, religiosas, de brujería, etc., pero también a través de sus numerosos viajes,  que le llevaron por ejemplo a Mirambel. Tejada analizó la obra capítulo por capítulo desgranando algunos de sus secretos.  

Al final de la jornada llegó el momento más esperado, el de la participación directa de los vecinos. Durante el último mes habían trabajado en extractar y adaptar para la lectura teatralizada algunos fragmentos de La venta de Mirambel así como otros textos. Repartidos los papeles, con la noche cerrada, apareció por el camino de la antigua Venta una santa compaña, un desfile de negras capas acompañado de la luz de las antorchas, que llegó hasta el portal de las Monjas, donde esperaba todo el pueblo. 

José Miguel Marín, caracterizado como Pío Baroja, comenzó la lectura. Después penetraron en el interior de las murallas y, bajo el portal y frente al convento, continuaron con otros pasajes, en los que participaron las monjas del convento, hablando desde las celosías, así como otros personales de la novela, Pitarque y Navarrito, que pusieron el cierre a la lectura después de una agria discusión que terminó con un disparo.  

Los vecinos y participantes terminaron la jornada con una cena popular a base de carne a la brasa en el pabellón municipal.