Los vientos que mejor suenan de Teruel preparan lanzamiento discográfico
La banda Charraire ofrece esta tarde un animado concierto de música moderna fundida con folkLa agrupación de folk turolense Charraire ofrecerá hoy viernes 1 de octubre a partir de las 20 horas, un concierto en la plaza de la Catedral, frente a la entrada del templo, dentro del programa de actividades previstas con motivo de la Partida de Diego. Interpretará algunos de los temas que se incluirán en el primer disco que piensa publicar en breve la formación. Aunque Amador Guillén, uno de los componentes, prefiere no dar fechas concretas para no gafar el proyecto, indica que será “a corto plazo”, quizá para celebrar el décimo aniversario que en 2022 cumple Charraire.
Los músicos no actuarán esta tarde en ninguno de dos de los formatos por los que son más conocidos, el pasacalles festivo o el pasacalles de corte medieval, muy habitual durante las Bodas de Isabel o en mercados medievales de dentro y fuera de la provincia. En esta ocasión tocarán en formato de concierto y repasarán un sorprendente repertorio que camina por músicas de todo el mundo y de numerosos estilos, del punk a la música tradicional aragonesa u occitana. “No vamos a tocar música medieval, que la gente no espere las letanías más o menos melancólicas, sino que vamos a hacer una música moderna, actual, muy divertida, pero trasladado al sabor del folk y de las dulzainas, tarotas y gaitas que tocamos. Vamos a hacer que la gente tararee, aplauda, y baile aunque sea sin levantarse de su silla”, asegura Guillén.
En ese repertorio pueden escucharse muchas bandas sonoras conocidas de películas, temas tradicionales y populares, punk, rock y algunos arreglos de temas Mago de Oz, Celtas Cortos e incluso Mike Oldfield. Casi todo se puede adaptar a las percusiones y los vientos y a los lenguajes folk que manejan sus componentes, aunque Amador Guillén admite que se encuentran con algunas limitaciones. “Algunos temas no son fáciles de adaptar y otros directamente no se pueden. Todas se pueden rearmonizar para darles nuestro toque, pero la tesitura -la horquilla de notas, u octavas que es capaz de reproducir un instrumento- de nuestros instrumentos es muy corta, apenas una octava u octava y media”. Y aunque las dulzainas, más agudas, se complementen con las tarotas, más graves, no siempre se puede cubrir todo el recorrido tonal de una canción, cuando este es amplio. “Así que en ocasiones hemos tratado de adaptar alguna canción y hemos tenido que desistir porque los instrumentos no lo permitían”.
Charraire, que toma su nombre de una palabra aragonesa que define perfectamente al grupo, ya que significa algo así como el aire que suena, o el aire que se exhala al hablar o cantar, también posee algunas composiciones y arreglos propios, algunos de ellos creados con ayuda de José Manuel Alba, profesor de los integrantes del grupo.
Algunos de esos temas propios también formarán parte de ese disco que planea grabar Charraire. “Aún no hemos llegado a producirlo pero tenemos varias maquetas y tenemos esa ilusión de publicar un primer disco después de tantos años. Ninguno de nosotros somos profesionales, aunque sí somos músicos, y desde luego es algo que nos encanta hacer”.
Actualmente Charraire está formado por los siguientes músicos; Amador Guillén Plumed, Jaime Túnez Gascón, Hugo Saliente Gil, Mario Túnez Gascón, José Manuel Soriano Rubira, Nacho Escriche Sangüesa, Javier Escriche Sangüesa y Marcos Jurado Zorraquino. Este último sufrió una lesión la semana pasada y no podrá actuar esta tarde, aunque será sustituido por el nuevo fichaje de la banda, Diego Alegre Abril.
La instrumentación característica de Charraire pasa por la dulzaina, la gaita y la tarota -una especie de dulzaina más gruesa y de sonido más grave-, además de la percusión. Aunque la mayor parte de sus músicos tocan varios de esos instrumentos -además de otros, como el saxo o el clarinete-, se los redistribuyen según el formato en el que van a actuar. En casos como el de hoy, donde cuentan con amplificación de sonido, pueden tocar pequeños vientos como flautines o el whistle tradicional irlandés.
Años de trayectoria
Aunque oficialmente Charraire se formó hace nueves años, en 2012, el germen de la banda data de mucho antes. Como muchos de los otros componentes, Amador Guillén lleva la música en las venas desde siempre, ya que a los 8 años, en 1970, ya estaba apuntado para tocar la trompeta en la Banda de Música de Teruel, cuando tenía su local junto a la Iglesia de San Martín.
La afición por la dulzaina y la tarota fue reuniendo a un grupo de músicos hasta que, uniéndose a varios gaiteros, comenzaron a ensayar regularmente en un primer local, situado en el barrio del Perchel, en Villaspesa. Ese, Perchel, fue el primer nombre de la banda, hasta que decidieron cambiarlo a Charraire. Tras haber pasado por varios locales, actualmente ensayan en el barrio de El Jorgito.
Hay pocos turolenses que no conozcan a esta banda o que no se hayan cruzado alguna vez con ellos, ataviados como almogávares, en alguna fiesta recreacionista.
Pero Charraire también ha cruzado numerosas veces la frontera de Aragón, actuando por León, Tortosa, Tossa de Mar, Lloret de Mar, Castellón, Valencia o Nules, entre otros lugares. El pasado año tenían incluso un bolo contratado en Portugal, durante una recreación histórica sobre Viriato. “Iba a ser nuestra primera actuación internacional, pero entonces llegó la pandemia y desbarató aquello”, se lamenta Guillén.
El músico y arquitecto turolense, responsable entre otras cosas del reacondicionamiento y la nueva acústica del Teatro Marín tras su reapertura en noviembre de 2016, confía en que poco a poco se vaya recuperando la normalidad que se quebrantó con el advenimiento de la covid-19. “Este verano ya ha sido un poquito mejor, un poquito normal. Nosotros tocamos en Mora de Rubielos y vuelven a surgir de nuevo las actuaciones”. De hecho quien no pueda estar esta tarde en la plaza de la Catedral tendrá una nueva ocasión de escuchar a Charraire al día siguiente, sábado, en el bar Ruta 66 de Teruel.
Pese a su optimismo, Guillén reconoce que “no se puede pasar de 0 a 100 en dos días, así que nos va a costar que todo vuelva a ser completamente normal. Aunque la pandemia se acabe nos quedará un temor y una suspicacia que tardará más tiempo en marcharse”.