Los tambores anuncian de nuevo la Cuaresma en Teruel y en Alcañiz
Tras dos años de ausencia, los bombos salen a las calles en el Miércoles de CenizaPese a que tanto en Alcañiz como en Teruel la amenaza de lluvia revoloteó durante buena parte de la tarde de este miércoles, en ambos lugares regresó tras dos largos años de pandemia una de las señas de identidad del territorio, y se celebró el Miércoles de Ceniza, que abre la Cuaresma y la cuenta atrás hacia la Semana Santa, a golpe de tambor y de bombo.
En el caso de la capital turolense fueron cerca de trescientas personas las que se reunieron en la celebración, que por primera vez ofició José Antonio Satué como obispo de Teruel y Albarracín en la plaza Venerable Francés de Aranda. La contención propia del inicio de la Cuaresma contrastó con la euforia de los miembros de las bandas de tambores y bombos de las ocho cofradías, que volvían a reunirse de nuevo tres años después de la última vez. La pandemia de covid-19 obligó a suspender la celebración de las dos últimas ediciones de la Semana Santa, mientras que la lluvia echó por tierra las procesiones generales de 2019.
Lo que tenía de excepcional por suponer el retorno del toque de tambores con todas las cofradías hizo que se reuniera en la plaza un buen número de personas como público que no quisieron perderse el sonido de los bombos y los tambores, y que aplaudieron con auténtica devoción.
Siguiendo el guion que ya se ha convertido en tradicional en Teruel desde hace más de 35 años durante el Miércoles de Ceniza, tambores y bombos de todas las cofradías de la capital marcharon juntos desde el Torico, incluso con algunos minutos de adelanto con respecto al horario previsto, tocando pasos tradicionales como La palillera o Las imágenes, hasta la sede del Obispado de Teruel, donde José Antonio Satué procedió al acto de la imposición de la ceniza en presencia de representantes institucionales del Ayuntamiento de Teruel y del presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías de Teruel, José Villarroya, que también intervino en el acto.
El obispo insistió en el concepto del cambio que para la tradición cristiana supone el inicio de la Cuaresma, con cuarenta días por delante para “acercarse a Dios” y prepararse para la Semana Santa. En este sentido, Satué invitó a “vencer la pereza” ante ese cambio y la frustración de haberlo intentado en alguna ocasión sin, quizá, haberlo conseguido.
Satué ofreció “tres consejos antiguos” para “hacer un plan de Cuaresma que concluya con un reencuentro sincero con Dios”, que no son otros que los que menciona Jesús en el evangelio de Mateo (6, 1-18), la oración, la limosna y el ayuno. Satué invitó a los presentes a organizarse un plan ambicioso en sus intenciones pero asequible en sus prácticas, y subrayó el carácter metafórico de estas prácticas. “El ayuno no solo significa privarse de comida, sino también de cosas que nos apartan de Dios y de los demás, de cosas que no necesitamos y que ocupan nuestro tiempo y nuestra energía”, aseguró. “Y la limosna es dar, pero también es pensar en los demás, pensar en una persona en concreto y en lo que necesita, en lo que podemos ofrecerle para mejorar su vida”.
La reunión se cerró con la lectura por parte de una niña de una oración de San Francisco de Asis por la paz, “necesaria junto a la esperanza en este mundo que ahora está sumido en la guerra”, como explicó José Antonio Satué al cierre del acto en la capital turolense.
La concentración de tambores y bombos del Miércoles de Ceniza se realiza en la ciudad desde 1985, cuando Antonio Algora, a la sazón obispo de la Diócesis de Teruel y Albarracín, se lo propuso a Paco Gómez, entonces secretario de la antigua Junta de Hermandades. Desde entonces el acto se ha consolidado, pese a que durante los dos últimos años no pudo celebrarse por culpa de la pandemia, como el inicio de la cuenta atrás de cuarenta días hasta la celebración de la Pascua.
Alcañiz
En cuanto a Alcañiz, la lluvia de gran parte de la tarde no consiguió amedrentar a las cerca de doscientas personas que dos años después volvían a salir a la Plaza de España junto a sus tambores para anunciar la llegada de la Cuaresma. El acto, organizado por la Asociación Cultural Amigos del Tambor de Alcañiz, consiguió devolver a las calles de la capital bajoaragonesa el estruendo propio de estas fechas una vez concluida la celebración religiosa del Miércoles de Ceniza en la Iglesia de Santa María la Mayor.
La oscuridad del cielo alcañizano, que estuvo cubierto de nubes durante gran parte de la jornada, no se reflejó en una Plaza de España que lucía perfecta para la ocasión. El potente resonar de los tambores, que se inició instantes antes de las ocho de la tarde y se extendió durante más de veinte minutos, devolvía la vida a una ciudad apagada durante dos años por la pandemia. Eduardo Bardavío, presidente de la Asociación Amigos de los Tambores de Alcañiz invitaba a “todo aquel alcañizano que lo desee” a formar parte del tradicional evento unas horas antes de que comenzase la percusión. Además de una gran cantidad de vecinos, el alcalde, Ignacio Urquizu, y el concejal de Cultura, Jorge Abril quisieron formar parte de la recuperación de los tambores.
A su propuesta se acercaron más de dos centenares de alcañizanos, entre participantes y espectadores, sedientos de Semana Santa. “Después de dos años como los que hemos pasado ya teníamos ganas de poder volver a tocar”, comentaba el organizador del ritual de inicio de la Cuaresma. La situación sanitaria dejó sin reunión a los alcañizanos hace justo un año y las ganas se notaban en el ambiente. “El año pasado hubo muy poco ambiente de tambores debido a la pandemia, pero este año hemos visto que sí que se puede salir”, confesaba el presidente de la Asociación Cultural Amigos de los Tambores.
Con el tradicional redoble de Alcañiz, los presentes en la Plaza de España celebraron el Miércoles de Ceniza que da inicio a la cuenta atrás para los Días Santos. Tal y como cuenta la tradición, el sonar de los tambores estaba prohibido fuera del tiempo de Cuaresma o Semana Santa, por lo que el Miércoles de Ceniza suponía el inicio de la permisividad para hacerlo redoblar. Por lo que a partir de ahora tamborileros y cofradías saldrán a las calles para devolver el estruendo que tanto se echaba de menos en las calles de Alcañiz y de paso comenzar a practicar de cara a las procesiones.
Arranque de la escuela
A diferencia de otros años en los que la Escuela del Tambor de Alcañiz organizaba y ponía en práctica los toques que se llevaban a cabo, en esta ocasión los participantes en la tamborada interpretaban las percusiones a su gusto. “La gente viene de casa, como se suele hacer en la noche del Viernes Santo, por lo que al no estar en clase cada uno toca lo que quiere”, comentaba Eduardo Bardavío. Sin embargo, las dudas se disiparon en cuanto comenzó a sonar el primero de los tambores. A partir de ese momento todos se unieron e interpretaron varios de los toques tradicionales. Tras el almuerzo programado para el domingo en el Monumento al Tambor llegará el esperado inicio de la Escuela del Tambor. Las clases serán los lunes y miércoles y se dividirán en dos turnos: de 18 a 19 horas para los más jóvenes y de 20:15 a 21:30 horas para los adultos.
Sin ningún miedo a las inclemencias meteorológicas y con la vista puesta en la ya inminente celebración semanasantista, los más de 200 vecinos de Alcañiz recuperaron ayer una tradición respetada y esperada a partes iguales. Con el resonar de los tambores, el Bajo Aragón ya empieza a notar la llegada de la Semana Santa.
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