Los niños turolenses aprenden a hacer cine en la cuna del ‘stop motion’ ibérico
Un taller impartido por Coke Riobóo enseña a hacer animación con material recicladoEl cartón circular de un rollo de papel higiénico, el tapón de una botella, un juguete roto o un trozo de plastina son más que suficientes para hacer cine de animación para proyectarlo en pantalla grande. Es lo que aprendieron un grupo de niños turolenses en el taller sobre cine de animación reciclado realizado en el marco del II Rally Cinematográfico Desafío Buñuel e impartido por el cineasta Coke Riobóo.
Hacer cine de animación lo puede hacer cualquiera, solo hace falta ingenio e imaginación, porque la tecnología pone hoy al alcance de todo el mundo las herramientas necesarias para convertirse en realizadores.
Y para producir un corto de este tipo no hay que gastar, sino aprender a utilizar todo aquello que acabamos tirando a la basura. Coke Riobóo, ganador de un Goya hace una década por El viaje de Said, no tira nada en casa, sino que lo recicla para estos talleres y que los niños aprendan que con pocas cosas, y usando la cabeza, se pueden pasar ratos muy divertidos.
La actividad se está desarrollando dentro del II Rally Cinematográfico Desafío Buñuel que organiza la Fundación Amantes y el Gobierno de Aragón, y que además del rodaje de cortos por los equipos en competición incluye otras actividades paralelas como este taller de seis horas de duración en el que participan 16 niños.
La primera jornada, de tres horas, se desarrolló ayer por la tarde, mientras que hoy continuará con otras tres horas para que los niños participantes puedan concluir sus películas de animación, que requieren de mucho tiempo y paciencia, ya que para conseguir un segundo de filmación se precisan 12 fotogramas.
El taller consiste en hacer muñecos articulados con materiales reciclados para poder animarlos después. Los colocan sobre un pequeño escenario y van moviendo poco a poco las partes articuladas, tirando una foto de cada una de estas fases, hasta que se completa la secuencia con el movimiento completo.
Segundo de Chomón
Es la técnica que empleaba el turolense Segundo de Chomón a principios del siglo pasado en los inicios del cine, primero en España y después en Francia, donde se convirtió en uno de los cineastas de referencia de la casa Pathé Frères, cuyas producciones se veían en todo el mundo.
Eso llevó a Coké Riobóo a referirse a Teruel como “la cuna del stop motion ibérico” por haber nacido en la ciudad Chomón, quien mediante esta técnica de animación fotograma a fotograma hizo algunos títulos inolvidables de los orígenes del cine como El hotel eléctrico y La casa embrujada, entre otras muchas.
El cineasta, que cuenta con una amplia y premiada filmografía en stop motion con títulos como El viaje de Said, Made in Spain y El ruido del mundo, además de ser compositor de música, aseguró ayer antes de dar inicio al taller que iniciativas como el festival que se celebra en Teruel y las actividades paralelas dirigidas a los niños son “muy necesarias” porque hay que “hacer llegar el cine a todos los públicos”.
A través de este taller, Riobóo comentó que los niños aprenden a dar un nuevo uso a todos aquellos materiales que terminan en la basura, pero que en cambio pueden convertirse en un nuevo juguete que, a la vez, aporta creatividad a los menores.
Durante la actividad, Riobóo explicó brevemente en qué consiste la animación stop motion y a continuación los chavales pasaron a la fase práctica, creando sus propios muñecos articulados y convirtiéndose en directores para darles vida a través de la magia del cine.
Las películas resultantes de este taller, hechas por los propios chicos, podrán verse mañana una vez editadas por Riobóo.