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Leonardo Maícas comienza a rodar el cortometraje documental ‘Agua=vida’ Leonardo Maícas comienza a rodar el cortometraje documental ‘Agua=vida’
El realizador turolense Leonardo Maícas acompañado de Raquel Pérez Soriano (de pie), creadora del proyecto ‘Agua=vida’, y su hija Natalia.M. A.

Leonardo Maícas comienza a rodar el cortometraje documental ‘Agua=vida’

El guion narra la historia del proyecto artístico contra el cáncer creado por Raquel Pérez Soriano
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El realizador y cortometrajista turolense Leonardo Maícas (Castellar Films) comenzó este fin de semana el rodaje de su próximo proyecto, Vida=Agua, un cortometraje documental que narra el proyecto homónimo que desarrolló Raquel Pérez Soriano para enfrentar el tratamiento de quimioterapia contra el cáncer a través de la pintura. Tras rodar exteriores en parajes como el pantano del Arquillo, los Ojos del Cabriel o la cascada del Molino de San Pedro, e interiores en la propia consulta de Pérez Soriano, que es terapeuta ocupacional, la filmación continuará tras el verano, con el objetivo de tenerlo montado y listo para el estreno a finales de este año.

Raquel Pérez Soriano comenzó a tratarse un cáncer en 2013 y, cómo había aconsejado a cientos de pacientes antes, tomó una de sus grandes pasiones, la pintura, hasta entonces algo aparcada, y la utilizó como vía de escape. Comenzó a pintar óleos que utilizaban el agua como metáfora de la vida, tanto de la que se nos escapa cuando dejamos un grifo abierto y descuidado como la que se extiende en el mar ante un bebé, generosa e interminable.

Lo que comenzó como un proyecto personal se dió a conocer en la Fundación Térvalis en febrero de 2017, con una primera exposición de 15 cuadros y unos poemas de César Pérez y Fuen Santa Paola. La sinceridad del concepto, su coherencia y su poética tuvo tal éxito que desde entonces no ha dejado de exponerse, en parte o en su totalidad, en numerosos lugares fuera de Teruel. La última fue en marzo pasado, en la tradicional exposición de arte contemporáneo que Aspanoa organiza en Zaragoza, con piezas de algunos de los artistas más importantes de Aragón.

LeyeImagen del rodaje del cortometraje este fin de semana en la Fuente Torán de la capital turolense

La historia es tan potente que en cuanto la conoció Leonardo Maícas decidió convertirla en un cortometraje. De eso hace casi tres años, pero la pandemia no lo ha puesto fácil, aunque por fin el equipo encabezado por Leonardo Maícas y Rubén Soler ha comenzado a rodar las primeras escenas. “Esta sábado grabamos planos de recursos en alguno de los parajes de Teruel que tienen agua, uno de los elementos fuertes de la historia, como la cascada de San Pedro, Los Ojos del Cabriel o San Blas, que después utilizaré a medida que Raquel va narrando su historia con una voz en off”.

Y ayer domingo la sesión de rodaje reprodujo el comienzo del tratamiento de Raquel, con el traslado en ambulancia y los goteros de quimioterapia, en la que la turolense se ha interpretado a sí misma. Y no ha sido fácil retroceder nueve años en el tiempo. “Aunque hemos rodado en mi propia consulta ha sido difícil y he tenido momentos duros”, admite. “Pasé por 34 sesiones de quimio la primera vez y 30 la segunda, así que ya debería tenerlo superado... pero recordar eso de nuevo no es fácil”. Pérez Soriano recuerda que aquella primera sesión de quimio estuvo acompañada por su madre. “En la sala de oncología del Polanco no ponen casi nunca la televisión porque los tratamientos dan a veces somnolencia, o marean, y la televisión suele estar apagada para no molestar. Pero ese día era durante las Ferias de la Vaquilla y alguien preguntó por los encierros de San Fermín. Encendieron la televisión para verlo en el informativo. Yo llegué entonces, habían acabado los encierros y salió la noticia de que Concha García Campoy acababa de morir de leucemia”.

Estreno a final de año

Tras el primer fin de semana de rodaje a Leonardo Maícas, que además de director y guionista también tiene un papel en el filme que prefiere no desvelar, todavía le quedarán algunos exteriores, un amanecer en el mar, que rodara en Valencia o un anochecer, así como una entrevista a Raquel que se llevará a cabo en la Fundación Térvalis, para lo cual volverá a montarse la exposición que dio a conocer en ese espacio el proyecto Agua=Vida en 2017.

Leonardo Maícas (izda.), director del cortometraje, y Rubén Soler, cámara y montador

Todo ese material que resta se grabará tras el verano, pero antes el realizador turolense volverá a hacer una campaña y llamar a la puerta de las instituciones para completar el presupuesto de la producción. En octubre de 2021 se realizó una gala en el Teatro Marín, en la que se proyectaron otros cortometrajes de Maícas, para explicar el proyecto y recaudar fondos. Fue un éxito porque se llenaron las 300 butacas que por entonces la pandemia permitía -”se quedó gente fuera y también hubo quien compró una entrada sabiendo que no iba a poder venir, para colaborar”, explica el turolense. Sin embargo Castellar Films, la productora de Maícas, todavía no ha completado los en torno a 5.000 euros que estima de presupuesto para el corto. “Incluso algo más si es posible, porque en cine más presupuesto es igual a más horas de trabajo y por tanto más calidad”.

En cualquier caso la idea es que en otoño esté todo el metraje rodado y a finales de 2022 esté montado el cortometraje documental y pueda estrenarse. “Yo habitualmente proyecto mis cortos gratuitamente, pero en este caso cobraremos una entrada, porque además del testimonio de Raquel, que creo que es importante que se dé a conocer, el proyecto debe ir más allá y recaudar algo de dinero que destinaremos a la investigación contra el cáncer.

Raquel López Soriano explicó ayer, tras el rodaje en el que le acompañó su hija Natalia -que además realizó tareas de ayudante de dirección-, que todavía no termina de creerse que su historia vaya a convertirse en un cortometraje. “Me parece muy surrealista. ¿Por qué yo y por qué mi historia? Ya me pareció increíble en su día que mis cuadros, que a fin de cuentas los hice para superarme y afrontar la quimioterapia, se dieran a conocer a la gente y pudiera exponerlos”. Más allá de los fondos que recaude contra el cáncer esta película, su razón de ser es la misma que cuando en 2017 aquella exposición de pintura comenzó un periplo expositivo que le ha llevado por numerosas salas de Aragón, a Valencia o a Cuenca, que no es otro que ayudar a enfrentar el cáncer. “Si esta historia puede enseñar a alguien a aferrarse a la actividad, que es lo que hice yo para salir adelante, bienvenida sea. La etapa dura de la quimioterapia no te la quita nadie, pero es un modo de sobrellevarlo mucho mejor”. Pérez afirma que la actividad, la pintura en su caso, es “uno de los ladrillos” que junto a otros recursos, como los familiares, los amigos, los tratamientos médicos y los profesionales oncólogos permiten superar la enfermedad.

El equipo dirigido por Leonardo Maícas grabó el sábado diferentes localizaciones con agua, como el pantano del Arquillo

Precisamente Raquel Pérez Soriano se dedica a la terapia ocupacional, en la que lleva trabando 27 años -ella fue la primera turolense de España en obtener la titulación necesaria-. “Aunque no he sido mi propia terapeuta, mi profesión fue la que me impulsó a elegir las actividades y la pintura con un fin terapéutico, que es la base de la terapia ocupacional. Pero es que el cáncer me puso del lado del paciente, y eso me ha ayudado ha desarrollar mejor mi profesión”.

Las hijas de Raquel también formarán parte del documental. Natalia y Beatriz son las niñas que aparecen en algunos de los cuadros de Agua=Vida, y de hecho se recreará uno de ellos. Aunque para eso hay que esperar a que llueva, porque “queremos hacer una escena que recrea uno de los cuadros que pintó Raquel, el de Natalia con un paraguas abierto. Nos planteamos rodarlo con mangueras, pero eso solo nos permitía rodar planos cerrados. También pensamos en hacerlo con efectos especiales... pero creo vamos a intentar grabar un día que haya lluvia de verdad”.

No es fácil rodar una escena de cine bajo el agua, con todo ese equipo caro que puede estropearse. Pero tampoco lo es seguir luchando cuando el cielo se nubla y notas los huesos calados. De eso va ese cuadro, Y si quiere llover que llueva, que pintó Raquel en 2017. De eso va su historia y de eso va el cortometraje.

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