Las "Sensaciones" de Karlitos Solá

El Salón de la Villa de Mosqueruela acoge desde el sábado la exposición fotográfica Sensaciones, de Karlitos Solá, un pintor valenciano cuya pasión por la naturaleza y la fotografía le trajo a la provincia de Teruel en busca de la mejor captura. 

Se trata de una muestra de 15 imágenes, protagonizadas por hojas de árbol y agrupadas en tres fases; abstracta, figurativa y conceptual, con la que el fotógrafo busca un nuevo lenguaje narrativo y visual en torno a la naturaleza. “Cuando buscas un nuevo lenguaje narrativo estás queriendo buscar una nueva estética fotográfica, encontrar nuevas expresiones, con lo cual puedes llegar a concretar con un estilo propio”, indica Karlitos Solá.

El proyecto nació en 2015, aunque de forma intercalada con otros trabajos durante cinco meses, cuando el fotógrafo ampliaba sus conocimientos sobre la técnica fotográfica. “Quería poner en práctica esa técnica que estaba teniendo, y la plasticidad en las fotografía, el color, las formas, era una cosa que me atraía mucho”, aseguró.

En ese intervalo de tiempo el proyecto generó su propia vida, y por eso la muestra se divide en tres fases definidas. Primero Solá, en su búsqueda por una nueva forma expresiva, ensayó con nuevos materiales como acetato transparente de distintas tonalidades o lienzos emborronados con acrílico. 

Así surgió la primera serie, la abstracta, donde se utilizan los elementos primarios de la fotografía, como el color, la forma y la luz. Según Solá, “es igual que un cuadro abstracto, tú juegas con esos elementos primarios y generas una fotografía abstracta que al espectador le puede gustar o no, le puede crear sensaciones nuevas, y cada espectador en cada fotografía ve lo que es capaz de ver”.

Después el propio elemento común de la exposición, las hojas, le llevaron a una fotografía más descriptiva, poniendo en práctica de nuevo ensayos con los nuevos materiales. En  esta, Solá utilizó una técnica fotográfica “que se puede denominar como Golpe a la máquina, y le concede a la foto un cierto movimiento como si fuera de trepidación”.

Y por último, la fase conceptual, que surgió cuando el fotógrafo descubrió las hojas caducas de olmo. En estas pudo apreciar como en su proceso otoñal eran comidas por microorganismos, dejando pequeños orificios en ellas, como diminutos hilos translucidos. “Esto me hizo reflexionar sobre la temporalidad, la finitud, la existencia del ser vivo, que estamos en un espacio concreto que conocemos, pero nos vamos a otro espacio que no está definido”, explicó Solá.

Banco de imágenes

Esta muestra forma parte del banco de imágenes que Solá empezó a trabajar en 2003, entre los pueblos de Teruel, Cuenca, Valencia y Castellón. En ella se refleja el paisaje urbano, monumental y patrimonial de los municipios. Un proyecto inacabado, que actualmente consta de unas 8.000 fotografías realizadas entre alrededor de 300 pueblos.

Solá comenzó este trabajo en diapositivas, aunque para mantenerlo en el mejor estado, espera poderlas escanear y digitalizar con buena calidad: “Es un proyecto grandilocuente pero es mucho trabajo abarcarlo de forma total”.

La inquietud por la naturaleza  ha guiado la trayectoria del fotógrafo autodidacta. “Mis dos pasiones son la naturaleza y la fotografía, entonces conozco al dedillo los espacios naturales de montaña cerca de Valencia, y uno de esos espacios es Gúdar-Javalambre”, señaló.

En este sentido, Solá trabajó en los 90 con varios ayuntamientos sobre la planificación y desarrollo turístico en el ámbito rural, colaboró en 2007 como asistente de producción fotográfica en la edición del libro Sierra Calderona, turismo y futuro, de la Fundación Themis, y en 2009 trabajó el encargo fotográfico en el portal web sobre casas rurales de Mosqueruela.

Una extensa trayectoria en el mundo rural, que ha combinado con distintas muestras y exposiciones de su trabajo, principalmente en la Comunidad Valenciana.