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La Semana Modernista enseña las entrañas del Teatro Marín de Teruel La Semana Modernista enseña las entrañas del Teatro Marín de Teruel
Interior del Teatro Marín

La Semana Modernista enseña las entrañas del Teatro Marín de Teruel

La Escuela Taller Amantes realiza visitas guiadas al edificio
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Construido por Pablo Monguió e inaugurado el 29 de abril de 1918 con El señor Pandolfo, el Teatro Marín es uno de los edificios más emblemáticos y queridos de Teruel. Tomó el nombre del gran tenor turolense Andrés Marín y ha pasado por no pocas vicisitudes. 

Fue utilizado como hospital durante la guerra civil, a resultas de la cual resultó completamente destruido a excepción de la fachada, que es lo único que conserva de entonces. Tras su reconstrucción en estilo neomudéjar sufrió un incendio solo nueve meses después de reinaugurarse y, después de haber sido sala de cine para varias generaciones y haber acogido actos tan especiales como un mitin de Tierno Galván y Felipe González a finales de los años 70, el año pasado sufrió una profunda remodelación que ha vuelto a situarlo en el centro de la vida cultural de Teruel. 

Todos los turolenses conocen el Teatro Marín, pero no así su historia y avatares y, mucho menos, sus intríngulis, sus tramoyas y sus interioridades. Con motivo de la VI Semana Modernista de Teruel, que vivirá su momento cumbre de actividades este fin de semana, los quince jóvenes de la Escuela Taller Teruel 2017. 800 Años de los Amantes ofrecen una visita guiada por el edificio, que supone un auténtico viaje en el tiempo. Las inscripciones, gratuitas, se agotaron en apenas unas horas a pesar de que de los cuatro pases previstos, dos el sábado y otros dos el domingo, se ha ampliado a cinco.

La visita comienza en la misma puerta del edificio y en el vestíbulo principal, donde se repasa la historia del inmueble que formaba un conjunto entre el Teatro Marín de Monguió y el Casino Turolense, abierto dos años después que el primero,  de Antonio Rubio. Desde allí el grupo de visitantes pasa a sentarse en las butacas de la platea, que como el resto de interior del teatro, ya no conservan la estética modernista que le imprimió el arquitecto de Tarragona y que, en su día, lo convertía en una joya de ese estilo arquitectónico con el que la burguesía emergente española reivindicó su posición. 

Para ponerse en contexto, la proyección de un audiovisual realizada por los alumnos de la Escuela Taller con valioso material fotográfico del Instituto de Estudios Turolenses, la Fundación Bodas de Isabel y el archivo particular de Antonio Pérez, pone en relación el edificio con la ciudad en la emergente época en la que fue construido. Tanto la concepción de un gran teatro que acogiera a novecientas personas –hoy en día tras las remodelaciones interiores tiene un aforo de 600– como las nuevas técnicas, materiales y estéticas aplicadas a la construcción lo convirtieron en un referente de lo que la sociedad reclamaba en los primeros compases del siglo XX; un espacio para la cultura, el debate, la libertad y el optimismo. 

Por desgracia la reconstrucción durante la postguerra, en estilo neomudéjar y realizada con los estándares de la época, varió por completo el interior del gran salón. Un buen ejemplo de este neomudéjar se encuentra en las lámparas que dominan el techo, que recuerdan a la techumbre de la Catedral de Teruel. 

Particularmente atractivo resulta el escenario del propio teatro, encerrado bajo un friso que en su día lució los retratos de Beethoven, Wagner y Hartzembusch que todavía pueden verse en alguna de las fotografías de las escaleras que acceden a las butacas superiores. 

Desde allí se obtiene una espléndida vista de los telones, bambalinas, calles y contratelones que hoy en día se accionan mecánicamente a través de un motor, pero que antiguamente se manejaban a través de treinta y cinco cuerdas con sus correspondientes poleas y carruchas que, evidentemente, el tramoyista tenía que conocer a la perfección para manejarlas según exigiera el guión en cada momento. 

No se conservan algunos detalles del escenario como la concha en la que se escondía el apuntador, pero desde él, mirando hacia arriba, puede verse el peine, nombre con el que se denomina la estructura superior de la que cuelgan todos los telones y aparatos de iluminación. 

El Marín es uno de los pocos teatros de España que conservan el peine original en madera –no el que había en 1918, sino el que se instaló tras la guerra civil–, aunque lógicamente la actual tramoya está sujeta por sólidas vigas de acero superpuestas a este peine. 

A través de las escaleras que suben al peine se pueden ver dos pequeños camerinos que utilizaban –y utilizan– los actores para darse los últimos retoques, aunque el camerino grande utilizado para cambiarse de ropa o guardar instrumentos está en el semisótano del edificio, debajo del escenario. 

Pero si el extremo del edificio donde se encuentra el escenario alberga numerosos secretos y curiosidades muy poco conocidos por los turolenses, y que los alumnos de la Escuela Taller desvelarán este fin de semana, no son pocos los de la parte opuesta del inmueble, por donde se accede al anfiteatro superior, al gallinero y a la sala de montaje y proyección. 

Junto a un pequeño ambigú –una barra de bar destinada a servir un refrigerio durante los descansos en los espectáculos–, se puede visitar la sala de montaje, donde se cortaban y pegaban los rollos de película química, por exigencias de las máquinas de proyección y también de la voluble censura, que en ocasiones obligaba a cortar y a empalmar en la propia sala de cine. 

De la primera época como cine también se conservan una proyectora, varias máquinas para rebobinar los rollos de película y una peculiar saca donde se guardaban los rollos, provista de ruedas para evitar golpes que pudieran dañar las latas de chapa. 

Los alumnos de la Escuela Taller desvelarán muchas de las historias que, desde el modernismo hasta la actualidad, ha acogido el Marín. Casi tantas como las que guarda cada turolense en su imaginario particular, ya que el Teatro Marín forma parte de la historia de cada uno de los habitantes de la ciudad.

  • Interior del Teatro Marín

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  • Guías que enseñan el Teatro Marín

    Guías que enseñan el Teatro Marín

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