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La revista Turia celebra su 35 aniversario publicando un texto inédito de Tabucchi sobre Almodóvar La revista Turia celebra su 35 aniversario publicando un texto inédito de Tabucchi sobre Almodóvar
Antonio Tabucchi

La revista Turia celebra su 35 aniversario publicando un texto inédito de Tabucchi sobre Almodóvar

También entrevista a fondo a Fernando Aramburu y Manuel Vilas
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La revista cultural Turia celebra este mes su 35 aniversario con un sumario repleto de interesantes textos inéditos de grandes autores. Así, Turia da a conocer un amplio artículo original del escritor italiano Antonio Tabucchi, uno de los nombres propios más relevantes de la literatura europea de nuestra época, sobre el cineasta español vivo más universal: Pedro Almodóvar. Titulado Veinte fotogramas para Pedro Almodóvar, se trata de un valioso texto que apareció en francés en el catálogo de la exposición que la Cinemateca del país vecino le dedicó al director de cine manchego. 

También Turia ofrece a los lectores dos entrevistas a fondo y en exclusiva con Fernando Aramburu y Manuel Vilas. Son, sin duda, los escritores españoles del momento, han escrito los libros de los que todo el mundo habla estos últimos años: Patria y Ordesa. De ahí que Turia haya querido ahora reunirlos en su número especial 35 aniversario y publicar dos conversaciones que no tienen desperdicio.  El autor de Patria se muestra preocupado por la situación actual de Europa, mientras que el autor de Ordesa declara con contundencia: “No quiero lectores tontos” 

Mención destacada en el sumario de la revista merece igualmente la publicación de un avance del libro El expediente de mi madre, del húngaro András Forgách, que se ha convertido en éxito internacional y que será publicado en español por la editorial Anagrama el próximo año. En él el escritor descubre la sorprendente historia secreta de su madre, espía del régimen en la Hungría comunista. 

Admirador de Pedro Almodóvar

El traductor Carlos Gumpert, especialista en la obra de Antonio Tabucchi y autor de la mayoría de las versiones al castellano de sus libros,  es el encargado de ofrecernos una de las pequeñas joyas  que  brinda  el  sumario  de  Turia.  Se trata del artículo inédito en español Veinte fotogramas para Pedro Almodóvar. Este texto se publicó originariamente en francés, en el catálogo de una exposición dedicada en 2006 en París por la Cinemateca francesa al cineasta manchego. En italiano no aparecería hasta 2013 en el volumen póstumo Di tutto resta un poco, que recoge los escritos sobre literatura y cine del autor toscano, libro inédito hasta el momento en español a pesar de su enorme interés. Tabucchi, en todo caso, dedicó a Almodóvar otros artículos periodísticos y escribió  el  prólogo a la traducción italiana del guión de “Hable con ella”, publicado por la editorial Einaudi en 2003.

A propósito de Almodóvar, Antonio Tabucchi nos dirá en este artículo que en sus películas “parece haber realizado una síntesis de estas tres claves interpretativas de las vicisitudes humanas: la vida es al mismo tiempo sueño, teatro y circo. En eso consiste su cine, fundamentalmente”. 

También vincula Tabucchi a Almodóvar con Buñuel y, a través de éste, con el Goya de los Caprichos.

Para el gran escritor italiano, “una de las grandes cualidades del arte de Almodóvar es que puede ser leído a distintos niveles. Al igual que el Quijote, (…) el cine de Almodóvar puede ser leído y disfrutado tanto en la epidermis de sus tramas, como en la perspectiva cultural en la que sus historias se inscriben”.

“El cine de Almodóvar –concluye Tabucchi- ha sabido decirnos muchas cosas acerca de nuestra vida. Como diferentes capítulos de una misma comedia humana, sus películas nos relatan ilusiones y nostalgias, amores y desamores, generosidades y miserias, altruismo, traiciones, engaños, desesperaciones, esperanzas”. 

Antonio Tabucchi (Pisa, 1943 – Lisboa, 2012) es, sin duda, uno de los más protagonistas de la literatura italiana contemporánea y está considerado como uno de los grandes escritores europeos de las últimas décadas. Según la crítica, “pocos como él supieron transmutar en obra literaria el extravío existencial del ser humano en este tránsito de milenios”. Y es que Tabucchi, profesor universitario de portugués y reconocido especialista en Fernando Pessoa, consiguió como pocos fascinar a sus lectores con una obra que incluye éxitos tan populares como su novela Sostiene Pereira, cuya versión cinematográfica también obtuvo una considerable audiencia y fue una de las últimas grandes interpretaciones del actor Marcello Mastroianni. 

Aramburu y Vilas lo cuentan todo

Este número especial de Turia, conmemorativo de sus 35 años de vida, publica extensas e intensas conversaciones con los dos escritores españoles del momento: Fernando Aramburu y Manuel Vilas. 

La vida de Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) ha cambiado desde la publicación de su novela Patria, una manera lúcida de mirar y profundizar a través de la literatura en la realidad del País Vasco y en los desgarradores efectos del terrorismo de ETA. Ese libro le ha acercado al gran público y conectado con multitud de lectores de países y lenguas diversas. 

En la entrevista que le ha realizado Emma Rodríguez para Turia, Aramburu muestra su admiración y respeto hacia quienes se opusieron al terrorismo en el País Vasco. También  reconoce  que  le  “preocupaba  que  algún   episodio  o  algún  pasaje  pudiera resultar hiriente para las víctimas del terrorismo” y asegura que Patria no fue escrita conforme a un criterio de oportunidad. Preguntado por si olvidamos con demasiada rapidez, Aramburu lo tiene claro: “olvidan rápidamente los ciudadanos poco o nada conmovidos con el sufrimiento ajeno y los interesados en que no se conozca la verdad del daño infligido”. 

Aramburu, que reside en Alemania desde hace mucho tiempo, reconoce que “por razones que no atino a explicar, soy inmune a la morriña”. Se muestra también preocupado por el futuro de España y de Europa: “En España predomina una especie de ensimismamiento que lleva a muchos de sus ciudadanos a observar la política como un asunto interno. La vinculación con la patria es ahora mismo un tema candente en Europa. Tras décadas de cesión de soberanía, de globalización, de apertura de fronteras, de creación de espacios compartidos, de llegada masiva de inmigrantes, mucha gente parece asustada, se siente desatendida por sus representantes políticos y pide una vuelta al viejo principio de la nación cerrada, reservada para los naturales del lugar. Muy peligroso”.

Por su parte, para Manuel Vilas (Barbastro, 1962) también habrá un antes y un después de su libro Ordesa. Una gran novela autobiográfica que está escrita a ratos desde el desgarro y siempre desde la emoción. Una obra que es la crónica íntima de la  España de las últimas décadas, pero también una narración sobre todo aquello que nos recuerda que somos seres vulnerables, sobre la necesidad de levantarnos y seguir adelante cuando nada parece hacerlo posible, cuando casi todos los lazos que nos unían a los demás han desaparecido o los hemos roto. Un libro hipnótico escrito por un superviviente tras ajustar cuentas con su propio pasado.  

Sin duda, su publicación este año ha sido todo un fenómeno social y le ha permitido a su autor no sólo obtener el aplauso unánime de la crítica sino auparse a las listas de los más vendidos y obtener miles de lectores y audiencias multitudinarias en todos aquellos lugares donde se ha presentado.  

En la entrevista, Vilas proclama: “no quiero lectores tontos. Me mueve el ánimo de hacer pensar”. También se muestra sin tapujos cuando se le cuestiona sobre los límites de este tipo de escritura autobiográfica: “Hay una cosa que me legitima: el amor. Si el discurso es conmocionado y de amor hacia tu padre y tu madre. ¿por qué no va a haber legitimidad en traerlos a la vida pública?”. Además, confiesa Vilas que “escribiendo este libro me he dado cuenta de que hay muchas cosas que un ser humano jamás podrá contar a otro ser humano. Lo cual, en el fondo, es bastante trágico. Cualquier ser humano que haya vivido unos cuantos años y acumulado un número de experiencias sabe que hay cosas de su vida que no se las podrá contar a nadie. Que incluso se las va a tener que acallar a sí mismo. Porque son inconfesables”.

Turia también publica un avance en español de El expediente de mi madre, el nuevo libro  del  escritor  húngaro András Forgách (Budapest, 1952), un reputado novelista, traductor, dramaturgo y artista visual. Una obra que está obteniendo una notable repercusión internacional y se ha publicado ya en catorce países. En el libro se nos narra cómo un escritor descubre la sorprendente historia secreta de su madre, espía del régimen en la Hungría comunista. 

Sirviéndose de las armas de la investigación y de la narración novelística, András Forgách se sumerge en su historia familiar y en el pasado de un país sometido a un régimen totalitario cuya obsesión por el control de sus ciudadanos alcanzaba tintes grotescos, kafkianos. Busca documentos, investiga el funcionamiento de los aparatos del Estado, abre puertas y pasadizos que conducen a secretos, mentiras y heridas sin curar, tanto en el ámbito íntimo como en el de toda una sociedad desquiciada. Y, desde la estupefacción, intenta desentrañar la complejidad de ese ser humano próximo y al mismo tiempo desconocido que fue su madre. 

“(…) Pero en el cine de Almodóvar está también la vanguardia ibérica del siglo XX. Una vanguardia carente de decálogos y de escuelas, probablemente más libre que las vanguardias de otros países. Una “modernidad” anárquica que fue al mismo tiempo futurismo, dadaísmo, cubismo y surrealismo sin ser exactamente ninguno de esos movimientos. Una modernidad de la que se apropia Almodóvar para hacerla suya, para darle una marca, una personalidad inconfundible: es un producto español y en su etiqueta aparece escrito Made en Spain, pero con la especificación by Pedro Almodóvar, puesto que convierte en algo de su inconfundible propiedad el material del que eventualmente se apropia, haciendo que lo leamos con una mirada totalmente diversa. Y en tal sentido, pensando a ciertas escenas de sus películas, releo cargado de un sentido visual que pertenece a Almodóvar algunas páginas vanguardistas de Ramón Gómez de la Serna, sus figuras a medias entre lo infantil y lo inmaduro, obsesionadas por la muerte, personajes para quienes la violencia y el eros son siempre dos enigmas por resolver; y sobre todo sus “pantomimas” de las dos primeras décadas del siglo XX (El Circo, Tapices, Seis falsas novelas), con figuras angustiadas por el ansia de vivir, edípicas, fetichistas, enamoradas de objetos desusados o insólitos de los que desconocemos el misterio. Y se me viene a la cabeza Picasso, desde luego, y Buñuel, con quien Almodóvar reconoce por lo demás su propia deuda.

No quisiera que hubiera malentendidos: no estoy hablando de influencias, estoy hablando de originalidad dentro de una sensibilidad común, dentro de una misma familia de pertenencia. Estoy hablando de fenotipos. La influencia es otra cosa, es una flecha lanzada en dos direcciones. Borges decía que la literatura moderna puede “influenciar” a la literatura del pasado, en el sentido de que la lectura de una obra contemporánea puede arrojar nueva luz sobre una obra del pasado, haciéndonosla leer con ojos diferentes, cargada de un sentido que en su época no tenía.

Sin embargo, es imposible hablar de Buñuel sin hablar de Goya, porque la sucesión de los fenotipos es larga y compleja. Y es que, si resulta natural pensar en Buñuel viendo el cine de Almodóvar, viendo el cine de Buñuel resulta natural pensar en Goya. Como consecuencia, no parece ilógico, al referirnos al cine de Almodóvar, hablar de Goya. En buena medida, la crítica especializada lo ha hecho ya, y no es el caso de repetirlo. Pero a mí me gustaría hablar de un Goya particular, de un determinado momento suyo, de una obra especial y circunscrita que constituye una idea de Goya, una fenomenología propia del mundo y del espíritu humano. Una idea que, a mi parecer, le viene que ni pintada a Almodóvar: los Caprichos”.