La procesión de los Santos Mártires aligera su paso para esquivar la lluvia
Una veintena de chicos y chicas demostraron su destreza con los palillos y los mazosPendientes del cielo. Así transcurrió este jueves la procesión en honor de los Santos Mártires, Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato, copatronos de la ciudad, que como cada 29 de agosto partió de la iglesia de los Franciscanos de Teruel. La probabilidad de lluvia y un cielo cada vez más oscuro hizo que la procesión fuera ganando en velocidad y la veintena de jóvenes que portaban los tambores demostraron su destreza aligerando los toques para poder llegar cuanto antes de vuelta a San Francisco.
El recorrido este año transcurrió por la calle Valparaíso y Bajo Los Arcos, antes de subir por la cuesta de la Merced hasta la calle San Miguel. A la altura de la iglesia, giró hacia la derecha para pasar por la angosta calle Santos Mártires, donde en una pequeña hornacina se rememora a los copatronos de la ciudad. En este punto se hizó una parada para imponer la medalla a cinco nuevas incorporaciones a esta banda instrumental formada por niños y adolescentes hasta 15 años. La mayoría son de la Cofradía de la Soledad, que es la que tradicionalmente se encarga de esta procesión, pero también había chicos y chicas de otras hermandades. “Todos juntos han estado ensayando durante estas últimas semanas”, explicó Pablo Perruca, de la Cofradía de la Soledad.
Participaron también representantes de la Junta de Hermandades y Cofradías de la Semana Santa, además de los padres franciscanos. Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato fueron franciscanos italianos que en el siglo XIII fueron enviados al Reino de Aragón, durante la dominación musulmana, para predicar el Evangelio y fueron decapitados un 29 de agosto de 1228 en la actual plaza de la Reina de Valencia.
La procesión hizo una parada en la iglesia de Santa Clara antes de continuar hasta el ayuntamiento, donde la corporación municipal se sumó a la procesión que continuó hasta el obispado, donde esperaba el administrador de la Diócesis de Teruel y Albarracín, Alfonso Belenguer.
Sin demora, la procesión continuó pasando por la plaza del Torico, la calle Nueva y la calle San Francisco para llegar cuanto antes a la iglesia evitando así la lluvia que amenazaba con caer en cualquier momento. Allí se bendijo a los niños, porque esta procesión es conocida popularmente como “la de los cagones”.
