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La pintura llena las calles de Albarracín en un curso que reúne a 70 participantes La pintura llena las calles de Albarracín en un curso que reúne a 70 participantes
Los 70 participantes se han organizado durante la semana en tres grupos diferentes, repartidos a lo largo de diferentes enclaves del municipio

La pintura llena las calles de Albarracín en un curso que reúne a 70 participantes

La Fundación Santa María está detrás de esta actividad que se prolongará hasta este domingo
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Aprender a mirar, a ver y a entender el paisaje antes de construir sobre el lienzo una pintura es el objetivo que persigue el Curso Superior de Pintura de Paisaje, que la Fundación Santa María de Albarracín desarrolla desde el pasado lunes. Una cita que se repite desde hace veintidós años, y que, en esta edición, centra su atención en la estructura y peso cromático en la pintura de paisaje. Más de 70 pintores de toda España participan en esta actividad, que se prolongará hasta el domingo. 

El curso está dirigido por la pintora y profesora de pintura de la Universidad Complutense de Madrid, Paloma Peláez, que también ejerce la labor de docente en los distintos grupos, junto con  Lourdes Castro, Dora Piñón e Isidoro Moreno. Además, el pintor contemporáneo Eduardo Naranjo visitó el miércoles a los alumnos para ofrecer una conferencia sobre su vida y obra, y una visita didáctica a los diferentes grupos de trabajo.

Según indica Peláez, el estilo natural y de paisaje sirve “para reflexionar y para entender la pintura y los conocimientos pictóricos como herramienta de aprendizaje”. También como “elemento de observación y de concienciación con la naturaleza, especialmente con el paisaje”, añade.

De esta manera, para la directora del curso el objetivo es que los participantes entiendan el balance tonal, el diagrama estructural que contiene el paisaje, así como la arquitectura. “Se trata de que alumno empiece a experimentar y a establecer relaciones de color dentro del lienzo”, asegura.

Para lograrlo, los más de 70 alumnos se han organizado en tres grupos y se han distribuido en distintos enclaves del municipio. Uno de ellos es el interior de los jardines de la Fundación Santa María, donde se puede visualizar una panorámica de la montaña con el río a sus pies. Además de una perspectiva de la muralla, de las casas y de la parte arquitectónica de Albarracín.

Otro de los espacios en el que los alumnos trabajan es en el exterior de la fundación, donde pueden apreciar la almena de la muralla, así como en los aledaños del cementerio, también con vistas a otra perspectiva de la muralla y del castillo.

Con esta distribución por espacios, el alumnado aprende a observar y pintar en paisaje abierto y cerrado, “de tal manera que tienen una visión de ambos, entendiendo también dentro del espacio cerrado el arquitectónico, otro punto de análisis e investigación de la pintura”, señala Peláez.

Ella, junto con el resto de profesores, va rotando por cada uno de los grupos a lo largo de los días. Así, los participantes pueden conocer cuatro visiones con cuatro planteamientos diferentes. “Cada grupo trabaja en su entorno, analiza, investiga, mira, hace sus bocetos y su obra mayor en ese punto de trabajo”, detalla la directora.

Además, como cada uno de los alumnos tiene un nivel diferente, el profesorado trabaja con distintas competencias y reglas generales adaptadas al nivel formativo de cada uno de ellos. Partiendo de esto, se establecen experimentos con el círculo cromático y con el color ante el natural.

Estructura y peso cromático

En torno al tema planteado para este año, Estructura y peso cromático en la pintura de paisaje, el curso desarrolla un intenso programa teórico-práctico y está enfocado para que el alumno aplique y se forme en los principios de la organización estructural en la visión del natural, así como en la práctica pictórica del paisaje, relacionando muy especialmente la organización de las formas y masas con el peso del color. “Se trata de representar Albarracín estudiando el color, existiendo una compensación de masas cromáticas”, continúa la directora.

Terminada la actividad docente de la semana, la mañana del sábado se reserva como jornada de pintura libre, para que los participantes puedan ultimar sus apuntes y optar si lo desean, a la ya 17ª edición de las Becas Albarracín que otorga la Fundación, y que premiarán dos de los mejores trabajos realizados durante todo el curso. Los actos programados concluyen por la tarde, a las ocho y media de la tarde, con la apertura de la exposición de apuntes del curso y la comunicación de las becas, en las salas de la Torre Blanca.

Fundación Santa María

Este curso es una de las actividades de más larga trayectoria dentro de la programación cultural de la Fundación, que se planteó a raíz de los siete Encuentros de Pintores previos organizados entre los años 1994 y 2001, y en los que llegó a participar un alto número de profesionales con la única pretensión de convertirse en foro de opinión y punto de referencia de artistas de la pintura de paisaje de toda España. 

En este sentido, Peláez destaca la labor de la fundación, que “ha sabido gestar, cuidar y potenciar esa mirada cultural y emocional hacia el paisaje”. Además, este curso ha servido para dar continuidad a la gran tradición artística que ha generado Albarracín durante décadas, basándose preferentemente en la acción didáctica y de convivencia pictórica.