La personal visión fotográfica de los asesinatos machistas de Jesús Montañana, en Albarracín
La Torre Blanca expone ‘Lo que no se ve’, ganadora de la beca DKV 2018El fotógrafo valenciano Jesús Montañana está llamado a desmontar tópicos. Reinterpreta el instante decisivo de Cartier Bresson con unas imágenes en las que no se perciben movimientos irrepetibles sino lugares irrepetidos; desafía los usos del fotoperiodismo documental con una serie en la que el ser humano brilla por su ausencia aunque cada lugar que fotografía aparece íntimamente ligado al hombre. A un hombre. Y por último nada contracorriente evitando la revictimización de las mujeres asesinadas en crímenes machistas como una clara toma de postura reivindicativa. Su objetivo no busca lágrimas, dolor o pérdida, sino lugares cotidianos marcados para siempre –y no solo durante unas horas en el prime time informativo– por el asesinato.
Lo que no se ve es el título de la exposición fotográfica de Jesús Montañana que puede verse en la Torre Blanca de Albarracín. La muestra fue la ganadora de la Beca DKV del Seminario de Fotoperiodismo de Albarracín 2018, además de otros galardones como el premio Centre Civic Pati Llimona Art Photo Barcelona o el Copias Wall Award Art Photo Barcelona. Estará en la localidad turolense hasta fin de año, tras lo cual iniciará un peregrinaje por el Hospital de Denia, la Escuela EFTI de Madrid, Valencia o la Torre DKV en Zaragoza, entre otros lugares.
La exposición es una selección de 24 imágenes pertenecientes a las más de 50 que forman la serie de lugares donde, en 2017, se cometió un asesinato por violencia machista, por cuya erradicación se celebra hoy el día internacional.
Las fotografías representan lugares vacíos donde durante 2017 se cometió alguno de los 53 crímenes de género en España. Ni están todos los que son, ni son todos los que están, porque Montañana, al contrario que la estadística en la mayor parte de las Comunidades Autónomas, entiende que también son crímenes machistas los que se cometen contra niños o contra mujeres con las que no hay ni ha habido una relación de pareja.
Durante todo el año Jesús Montañana se dedicó a visitar esos lugares con su cámara de fotos y, aunque él tenía siempre la sensación “de estar en un escenario de guerra”, no siempre lo parecía. La muestra, incómoda y desasosegante, enseña algunos lugares con evidentes señales de violencia, pero otros son simples pasillos, parques o entradas a portales de viviendas como el de cualquiera de nosotros. “A cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad estos lugares transmiten algo muy profundo”, reconoce el valenciano. “Son lugares cotidianos, que un día se hacen famosos en la prensa y la televisión y al día siguiente se olvidan, y la gente vuelve a pasar por ellos como si nada”. “Por eso nació este proyecto, porque creo que no debería olvidarse lo que ha pasado en estos lugares, si queremos que algún día deje de ocurrir”, concluye.
Es sorprendente la expresividad de las imágenes de Jesús Montañana, que sin mostrar nada que de pie a imaginarlo –Lo que no se ve– generan tensión, expectativa y sensación de peligrosidad y de catástrofe. Cabe preguntarse cómo consigue transmitir esa sensación al espectador, sin utilizar focales extremas, tratamientos del color, desenfoques selectivos ni ninguna otra técnica en particular, óptica o digital. “Me he documentado tanto sobre cada caso que los conocía con pelos y señales cuando iba a fotografiarlos. Creo que al haberlo vivido tanto es más fácil transmitir esa sensibilidad que te producen”, aventura el fotógrafo.
También se ha servido de herramientas técnicas, como utilizar una lente fija de 35 mm, “un poco más amplia que la natural que tiene el ojo humano, pero lo suficientemente cercana a esta como para que sea una mirada subjetiva, tal y como verías la escena si la tuvieras delante”. También contribuye a la unidad de la muestra la homogeneidad de la luz, debido a que la mayor parte de las fotografías están tomadas sobre las 9 de la mañana. “En realidad esto fue por una cuestión práctica de supervivencia, ya que en otros momentos del día solía haber gente”, o buscar la imagen en colores naturales, sin saturar ni buscar un efecto artístico con el blanco y negro. “No quería alejar las imágenes de la realidad, y nosotros percibimos la realidad en color”, afirma el fotógrafo. Y es que Jesús Montañana no busca de ningún modo recrearse en aspectos estéticos sino “transmitir una idea clara, que hay demasiados asesinatos machistas. Si los reúno en una pared y los ves de una vez, creo que se capta esa idea”.
Pero no se trata de que Montañana quiera despojar de belleza artística los lugares fotografiados para conseguir su objetivo expresivo, porque eso sería una licencia que, como fotógrafo documental, no se quiere permitir. “Entiendo que la fotografía artística no es un género separado de la fotografía social, del fotoperiodismo, o de cualquier otro género. Todas las fotos deben y pueden ser artísticas, pero los matices no deben devaluar la historia que quieres que la imagen cuente”.
Sin lágrimas
Lo que no se ve no es una exposición objetiva ni carente de una clara declaración de intenciones. Y no solo en el sentido de denunciar el “insoportable” número de crímenes machistas que se cometen anualmente en España. Sino en que desvía intencionadamente el foco de las víctimas y lo dirige hacia los culpables, a través del espacio en el que han perpetrado el crimen. Cada fotografía viene acompañada de una leyenda en la que se recuerda el nombre del asesino y su crimen. Montañana no quiere reflejar dolor ni lágrimas, sino la comisión de un delito. “El día 25 –hoy– todas las portadas de los periódicos y los informativos serán para los nombres y las caras de las mujeres asesinadas, y eso no está bien”, explica. “Cada vez que se nombra a una muerta su familia sufre, y creo que la sociedad debería poner el foco en el asesino. Eso no significa que se le haga protagonista ni que se le ensalce. Pero para contar que estamos haciendo algo mal no hay que mostrar gente llorando, no hay que hablar de dolor, sino de asesinos”.
En Lo que no se ve pueden verse 24 fotografías pero 25 imágenes. La última está completamente en blanco, “porque representa los asesinatos machistas que hubo antes de 2017 y los que ha habido y habrá después”. También representa la voluntad de muchos de que un día alguien fotografíe el último crimen de género.
“Tenía una espina clavada y había que actuar al respecto”
Lo que no se ve no nació como un proyecto fotográfico premeditado sino como una pulsión. En 2015 Jesús Montañana comenzó a trabajar como fotoperiodista en Valencia, y aún recuerda el impacto que le produjo cuando cubrió su primer asesinato machista. “Durante la carrera de Comunicación analizamos que los medios de comunicación siempre trataban la violencia machista desde el punto de vista del dolor de las víctimas, y hay estudios que demuestran que eso es contraproducente, que si el medio quiere concienciar contra esa tragedia no hay que centrarse en la víctima, porque eso llega a motivar a los maltratadores”.
El caso es que en aquel primer trabajo Montañana regresó a su redacción con fotografías en las que no se veía ni un solo familiar de la víctima llorando, y su editor le dio una reprimenda y cogió una fotografía de agencias.
“En los siguientes casos que tuve que cubrir hice lo que esperaban de mí, usando la cámara como un escudo, como algo que interpones entre la gente y tú para protegerte. Pero al llegar a casa lo pasaba fatal, porque no podía evitar ponerme en el lugar de la gente que aparecía en mis fotos”.
Montañana decidió dejar el trabajo de fotoperiodista en plantilla y en 2016 fue padre. “Un día vi en las noticias que un hombre había disparado cinco veces a su mujer delante de su hijo de 3 años, en el colegio. Y al día siguiente un asesino degolló a su bebé en Alzira... sentí que se me había quedado una espina dentro y que tenía que hacer algo al respecto, y empecé a recorrer los lugares donde tenían lugar esos crímenes para fotografiarlos”, explica el fotógrafo valenciano.
El valenciano sigue interesado por el concepto de los espacios
La potente expresividad a través del minimalismo de Jesús Montañana le hizo merecedor de la Beca DKV Albarracín 2018, en virtud de la cual hoy Lo que no se ve se encuentra expuesta en la Torre Blanca como punto de inicio de un largo programa expositivo por toda España. Además el valenciano presentó en la última edición del seminario que dirige Gervasio Sánchez, a finales de octubre, un audiovisual con las claves del proyecto fotográfico en el que actualmente trabaja, que también tiene que ver con espacios de conflicto. “Ahora mismo estoy fotografiando la frontera invisible entre Cataluña y el resto de España, en Aragón y la Comunidad Valenciana”, explica Montañana. “En este caso no hay un mensaje reivindicativo en el proyecto, no me centro en el conflicto en sí, pero me interesan los espacios. Ahora mismo se está hablando de esos lugares y quizá en el futuro no sean como lo son ahora, y en ese sentido me interesan mucho”.