La muestra del Certamen Internacional de Fotografía de Andorra recala en Teruel
Cerca de 50 imágenes seleccionadas del concurso pueden verse en el Edificio de Bellas ArtesEl impresionismo, lo sugerido y la abstracción se imponen en la exposición fotográfica del XIII Certamen Internacional de Fotografía Villa de Andorra, que puede visitarse actualmente en la sala de exposiciones del edificio de Bellas Artes de Teruel.
Se trata de cerca de cincuenta fotografías de quince autores, entre los que están Fernando Flores Huecas, ganador del concurso que se falló el pasado verano, Luis María Barrio y José Ramón Luna, los dos accésit, José Beut, el cuarto finalista, y once autores más, seleccionados para la muestra, de entre los que se presentaron al concurso: Antonio Atanasio Rincón, Grier Calvin, Manuel Jesús Pineda, José Conceptes, José López Giménez, Miquel Planells, Raúl Sabio, María Lidón Seder, Mari Carmen Sierra, Bárbara Traver y Carles Verdú.
La exposición, organizada por el grupo Lumiére del Centro de Estudios Locales de Andorra, el Patronato de Cultura de la localidad y el Ayuntamiento, con la colaboración de la Diputación Provincial de Teruel, permanecerá en Teruel durante los próximos días después de haber sido expuesta en Andorra y en la sala Joaquín Roncal de Zaragoza.
La exposición explora lo más creativo de la fotografía actual. Con predominio del blanco y negro y del pequeño formato, los trabajos mostrados van desde la abstracción formal más clásica hasta guiños al cine de animación europeo, pasando por la lomografía, los desenfoques, los contrastes extremos, la clave baja o el retrato.
Serendipia
Ocupan un lugar central las cuatro imágenes de la serie titutada Serendipia, con la que el madrileño Fernando Flores se proclamó ganador del XIII Concurso Internacional de Andorra. Se trata de cuatro imágenes con las que Flores recrea visiones subjetivas que le transportan a la infancia, obtenidas a través de la lomografía. El resultado está obtenido con emulsión de plata, revelado químico y la utilización de plantillas durante el positivado para conseguir siluetas blancas. Están disparadas en parajes semiabandonados sin una localización pertinente, pero que gracias al lavado de los contornos y al granulado de la superficie, que bebe directamente de uno de sus maestros Juan Manuel Castro Prieto, aparecen como recuerdos o como sueños, borrosos o desenfocados por la memoria imperfecta, siguiendo la tradición surrealista.
José María Barrio Sáenz y José Ramón Luna fueron los dos fotógrafos galardonados con sendos accésit en el concurso. El primero presenta una serie de cuatro fotografías tituladas China Profunda en los que juega con diferentes perspectivas de fotografía de paisaje obtenidas en el gigante asiático, una de ellas con un interesante desenfocado humano producto de una media exposición con baja iluminación.
Por su parte Luna presenta Almas desnudas, fotografía en la que una bandada de pájaros se dibuja contra el cielo como si fueran hojas azotadas por el viento y desprendidas de un árbol seco.
Jose Beut, el cuarto finalista y que completa un cuadriumvirato de fotógrafos en blanco y negro, juega en la serie Ortodoxos con el tema religioso, la iluminación extrema y la clave baja.
Entre el resto de participantes hay una muestra muy heterogénea de estilos, acabados y conceptos fotográficos. Carlès Verdú rompe la hegemonía del blanco y negro en la sala con Espacio de color, tres retratos femeninos impactantes. El mismo género lo cultiva Bárbara Traver con una misteriosa mujer llorando llamada Natalia.
José López Giménez presenta una serie de tres imágenes tituladas Día de viento, en el que las fotografías parecen fotogramas de una película de animación realizada mediante stopmotion. Se trata de una de esas series fotográficas que obligan a hacerse preguntas, al igual que Moldes vitales, de Raúl Sabio.
Temática turolense toca María Idón Seder, con tres imágenes del interior de la Central Térmica de Aliaga, y los ejemplos más evidentes de abstracciión los aportan José Conceptes y María del Carmen Sierra. El primero titula Tripticables cuatro trípticos compuestos con motivos arquitectónicos que juegan con la combinación de la línea recta y la curva sinuosa. Por su parte, Sierra tituta Andorra una serie de tres imágenes que recrean espacios cuadrangulares y aristados que recuerdan a los modernos edificios de cristal.