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La memoria, el recuerdo y la fragilidad de lo vivido, en la exposición de arte 'Sensus' La memoria, el recuerdo y la fragilidad de lo vivido, en la exposición de arte 'Sensus'
Rosa Tejados, Ruth Ballester, Montserrat Hernández, Daniel Martínez, Rocío Casero, Aitor Dominguez y Paola Piniés, de izquierda a derecha, son los autores de la exposición colectiva 'Sensus'

La memoria, el recuerdo y la fragilidad de lo vivido, en la exposición de arte 'Sensus'

La cuarta exposición del ciclo Especies de Espacios permanecerá abierta hasta el 25 de abril
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El Edificio de Bellas Artes de Teruel acoge hasta el 25 de abril Sensus, la cuarta y penúltima exposición colectiva del ciclo de arte contemporáneo universitario Especies de Espacios, que cada primavera se desarrolla en la Facultad de CC. SS. y HH. del campus de Teruel mostrando la obra de los estudiantes de la asignatura Metodología de Proyectos - Espacio del grado de Bellas Artes.

Si la anterior muestra colectiva, Psique, exploraba las relaciones entre el yo interno de la persona y su yo externo contextual, en esta ocasión las piezas que se exponen abarcan un ámbito conceptual algo más restringido, el que se refiere a la mente, en especial el recuerdo, la memoria y su evolución a través del tiempo y las experiencias vivenciales. Los artistas, Aitor Domínguez, Montserrat Hernández, María Rosa Tejados, Rocío Casero, Paola Piniés, Ruth Ballester y Daniel Martínez, investigan y representan diferentes temas que van de la infancia a la maternidad, pasando por la naturaleza de los recuerdos o la enfermedad.

A este último respecto es interesante comprobar la producción artística que se genera entre los estudiantes con motivo de la enfermedad, y lo es porque el ciclo Especies de Espacios, además de como vehículo para la exposición de obra de arte de formación -para muchos de los participantes este ciclo significa la primera exposición pública como tal-, es también algo así como un punto de partida conceptual para los estudiantes, en el que además de sus manifestaciones plásticas expresas sus ámbitos de interés en el proceso de investigación artística. Así, es interesante comprobar como la vida o la muerte, la enfermedad o las situaciones traumáticas siguen siendo en muchos casos  un importante punto de referencia e inicio para el artista en formación, por la gran cantidad de interrogantes que suscitan, o quizá como herramienta para asumir el peso de la vida a través del arte.

En este sentido cuatro de las siete instalaciones que pueden verse en el Edificio de Bellas Artes hasta el 25 están inspiradas en enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o la esclerosis lateral amiotrófica.

Es el caso de Conexiones de Ruth Ballester, que representa con su pieza la fase temprana en el desarrollo de la enfermedad de alzhéimer. Un cerebro realizado en arcilla blanca representa el órgano afectado por la enfermedad, y está rodeado de una serie de letras de madera y escayola que forman dos de las frases que, como un mantra, escucha y se escuchan en torno a este tipo de pacientes: “¿Te acuerdas de mí?” y “¿Sabes quién soy?”. Las letras que forman las frases van separándose y descolocándose a medida que esta avanza, representando la desconexión entre las neuronas que tiene lugar a medida que la enfermedad avanza.
 

Los asistentes a la inauguración frente a la pieza propuesta por Daniel Martínez (derecha)


En un sentido parecido se expresa la oscense Paola Piniés, que representa, también a través del texto pero con un formato diferente, la progresiva desaparición de los recuerdos y de la información identitaria que supone este tipo de enfermedades. Piniés presenta un gran lienzo colgado de la pared que muestra cuatro frases que podrían definir otras tantas cosas que hacen feliz a una persona. Al lado derecho el bordado aparece en hilo negro, firme, bien fijado y contrastado con el fondo blanco, de forma que se lee perfectamente. A la izquierda las mismas frases se difuminan progresivamente al estar bordadas en hilo negro, gris y blanco, perdiéndose en un punto difícil de determinar, pero de forma definitiva.

Rosa Tejados también dedica su instalación a un familiar cercano fallecido con alzhéimer. Trabaja sobre el concepto al que se refería Gabriel García Márquez cuando iniciaba Vivir para contarla con “La vida no es la uno vivió, sino la recuerda”. Con su  instalación Trazos de recuerdos, Tejados trata de que el observador empatice con esta pérdida de los recuerdos a través de piezas. Una pieza consiste en un marco de fotos, elemento icónico cuando se habla de recuerdos, en el que se ve una cabeza formada con papel en torno a la que vuelan mariposas, en representación de la fragilidad de la memoria. Otra pieza está escrita en un libro; son algunos de los versos del poemario Los cuerpos oscuros de Juana de Castro, que está dedicado precisamente al alzhéimer, y que también va desapareciendo a medida que avanzamos las páginas. Por último puede verse una serie de piezas de puzzle construidas con jabón sólido, con un interesante tratamiento que lo asemeja al alabastro, que ya no encajan entre sí, como no encajan las construcciones mentales propias de los enfermos de alzhéimer.
 

Dos asistentes a la exposición leen el poema que Rosa Tejados incluyó en su instalación


Por su parte Montserrat Hernández presenta Ella, título que supone un juego de palabras entre el pronombre personal que se refiere a la madre de la artista, recientemente fallecida y a quien homenajea la pieza, y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedad sobre la que reflexiona. Se trata de una valiente instalación que está compuesta por una estructura metálica que forma la palabra ELA, con una sombra que replica la letra L, de forma que el juego de palabras del título se plasma en lo material. Unas rosas de diferentes materiales embellecen y humanizan la dureza metálica, y representan, a través de la tela, la madera y el metal, las tres fases de la enfermedad en su evolución hacia la pérdida de movilidad y rigidez del cuerpo.

Por otro lado, Rocío Casero propone en la colectiva Flashback, una instalación que apela a la memoria como historia construida a base de recuerdos y de sueños. Evoca al pasado, en concreto a su infancia, que sirve como metáfora de lo que se conserva, pero también de lo que se anhela recuperar sin posibilidad de hacerlo. Casero construye una instalación con unos cojines de algodón entre los que se guardan unas piezas de Playmobil, como uno de los elementos característicos de la infancia del artista.

Daniel Martínez dedica su pieza a la maternidad, con Que sueñes que te regalo una flor. Está formada por una pieza de tela colgada del techo con una imagen abstracta bordada en hilo de algodón verde y negro. Trata de expresar la visión de un hijo acerca de su propia madre, con un dibujo realizado a través del recuerdo del artista hacia su madre y su casa familiar. Las palabras bordadas son reflejos de ese recuerdo, y la técnica y el material, algodón bordado, metáfora de la propia figura materna, al ser un proceso lento que hay que efectuar con calma y siendo paciente.

La última instalación, de Aitor Domínguez, recibe el nombre de Hipocampo, la parte del cerebro que almacena los recuerdos, y trata de llevar al terreno artístico el proceso a través del cual las vivencias se transforman y almacenan en la mente. La instalación interactúa con el público llevando al mundo físico ese proceso de creación de recuerdos, a través de una acción consistente en romper una serie de platos de loza sobre una tela dispuesta en el suelo, y en los que previamente se ha escrito un recuerdo concreto. La acción llama además la atención sobre la fragilidad de la propia mente y de los recuerdos, invitando a participar conscientemente en la acción de almacenarlos, para fijarlos de la mejor manera posible.