La influencia de Domènech, más que palpable en los edificios de Monguió que hay en Teruel
El arquitecto Antonio Pérez presenta una comunicación en el IV Congreso de Art NouveauMuchos vinculan a Pablo Monguió con Antoni Gaudí erróneamente. Ambos ni siquiera se conocieron y hay poco de Gaudí en las calles de Teruel, pese a que es un mantra que se repite hasta la saciedad. De quien sí aprendió mucho Monguió fue de Lluís Domènech i Montaner, que fue profesor suyo en la Escuela de Arquitectura de Barcelona y cuyos edificios fueron una importante fuente de inspiración para el responsable de traer el Modernismo hasta la ciudad de Teruel. De ello habló el arquitecto y experto en Modernismo Antonio Pérez durante la comunicación que presentó en el IV Congreso Internacional de Art Nouveau celebrado este mes de julio en Barcelona y que centró uno de sus cuatro ejes en la influencia de Domènech en otros arquitectos y en aquellos que fueron fuente de inspiración para él.
Pérez inició su intervención explicando cómo se expandió el Modernismo o Art Nouveau por toda Europa, tras su nacimiento en las Islas Británicas, y su difusión desde Barcelona al resto de España, en la que llegó a lugares tan dispares como La Coruña, Cartagena, la zona de Valencia o el propio Teruel, en este caso de la mano de Pablo Monguió.
Los arquitectos de la época eran aficionados a los viajes, según relató el experto turolense, quien señaló que muchos de ellos posiblemente recorrieran las exposiciones celebradas en Viena desde 1898, la universal de París de 1900 y la internacional de Turín de 1902, y sus edificios de Art Nouveau, que es el nombre con el que se conoce al Modernismo fuera de España.
Otro aspecto que ayudó a la difusión del estilo fue el intercambio de tarjetas postales entre coleccionistas de toda Europa y que posibilitaron dar a conocer las últimas tendencias arquitectónicas de la época sin necesidad de recorrer las ciudades más influyentes del momento.
El IV Congreso Internacional de Art Nouveau contó este año con 130 asistentes y se celebró coincidiendo con el centenario de la muerte de Lluís Domènech i Montaner. Al igual que en las tres anteriores ediciones, realizadas en los años 2013, 2015 y 2018, ha sido organizada por el Instituto del Paisaje Urbano del Ayuntamiento de Barcelona, que ya tiene fecha para la V edición, que será en 2026.
En cuanto a las reminiscencias de otros arquitectos en Monguió, que fue el impulsor del Art Nouveau en Teruel, Pérez es muy claro: “Monguió posiblemente ni siquiera conociera a Gaudí, pero sí fue discípulo de Domènech i Montaner y su arquitectura le influyó mucho”, argumentó en Barcelona.
Uno de los elementos icónicos para el profesor de Monguió es el ave fénix, que toma de Alemania y que se repite en varios de sus edificios e incluso en la publicación La Reinaixensa, con el objetivo de impulsar el renacimiento catalán. Este ave aparece en varios edificios de Teruel, concretamente en la Casa Bernardo Sanz (Almacenes Mateu), que Monguió diseñó en 1901 y que ahora, situado en la calle Nueva, alberga un comercio de moda. Se puede apreciar en Casa Bayo, en la plaza Bretón y se encontraba en los edificios de la Glorieta, que no se conservan en la actualidad, según explica Antonio Pérez, quien precisó que lo incluye en numerosas de sus propuestas arquitectónicas, “incluso en las de la primera época”.
Otros elementos decorativos que aplicó el arquitecto afincado en Teruel fueron las guirnaldas o las formas de las ventanas tomadas de otros edificios de Domènech. La Casa del Torico tiene grandes semejanzas con la Lleó Morera, situada en el barcelonés Paseo de Gracia y cuya construcción se inició diez años antes a la de la plaza Carlos Castel –en ese momento del Mercado–.
Hay otros elementos que llegaron a Teruel en la maleta de la inspiración de Monguió desde Barcelona, como los cuerpos elevados sobre el tejado que hay en el actual edificio de la Caja Rural y que fue muy utilizado por Domènech i Montaner. El arquitecto del Art Nouveau daba “mucha importancia a las esquinas”, relató el experto en Modernismo turolense, algo que Monguió replicó en la Casa del Torico o Casa Ferrán. En estos edificios empleó otro aspectos constructivo impulsado por el creador catalán fue la incorporación de estructuras metálicas en las fachadas, que permitían abrir grandes cristaleras para mostrar el interior, ya que muchos de estos edificios se utilizaron como comercios.
El Congreso de Barcelona coincide con el centenario de la muerte de Lluís Domènech i Montaner y con el de Matías Abad, también fallecido en el año 1923. Pérez argumentó que Abad aprendió el oficio en el taller de forja Castell dels Tres Dragons del catalán, que le tenía un gran aprecio y le llamaba Vulcanus, aludiendo al nombre de su taller, ‘El Vulcano’.