La crónica del año más aciago, vista por el ojo experto de los profesionales
La Asociación de Fotoperiodistas de Aragón inaugura la exposición ‘YoLoVi 2020’ en Teruel“La memoria es traicionera, tiende a endulzarlo todo y con el tiempo acabaremos acordándonos más de lo bueno que de lo malo. Así que no estará de más que de vez en cuando veamos estas fotografías, que nos pongan en nuestro sitio y recordemos lo mal que lo pasamos”. Con estas palabras José Miguel Marco, presidente de la Asociación de Fotoperiodistas de Aragón, inauguró ayer la exposición YoLoVi 2020 que puede verse en el Claustro de San Pedro de Teruel, una exhaustiva y espléndida crónica de un año que no ha habido por donde cogerlo, que ha estado profundamente marcado por una pandemia global y que los profesionales del fotoperiodismo han congelado en miles de documentos gráficos , 72 de los cuales forman parte de esta exposición, para que la información gráfica objetiva prevalezca sobre cualquier otra consideración, desde el mismo presente en el que se produce hasta el futuro más remoto, cuando la covid-19 sea una referencia en los libros de historia.
La muestra recoge algunas de las imágenes que mejor han descrito la historia de 2020 a través de la prensa aragonesa, fruto de 35 de los fotoperiodistas de los 44 que forman actualmente parte de la Asociación Profesional de Fotoperiodistas Aragoneses, que nació en 2017 con el objetivo de proteger y dignificar un oficio asolutamente indispensable en una sociedad democrática y que no siempre recibe el reconocimiento que merece.
La muestra se sitúa a lo largo de la galería del Claustro de San Pedro de forma cronológica, en sentido horario, de forma que las primeras imágenes describen aquel mes de marzo de encierro, de miedo e incertidumbre y hasta de buena voluntad frente a la ignorancia de lo que se nos venía encima, en forma de arcoiris y de aquel #todoirabien que, a duras penas, quince meses después comienza a tener sentido.
A partir de ahí comienza un ir y venir de imágenes cargadas de significación y belleza, en algunos casos tétrica pero belleza al fin y al cabo. Como aquella tomada por el turolense Toni García de Luis Carlos Marquesán, alcalde de Híjar, caminando hacia el centro de la plaza vacía de su pueblo el día de la rompida de la hora, un 9 de abril que en otras ocasiones hubiera estado abarrotada de gente y de sonido. O las de los entierros anónimos, en la más absoluta soledad, las de los balcones, las de los aplausos, los sanitarios, las residencias, los primeros niños que empezaron a salir a la calle, las PCR, la capilla ardiente de Joaquín Carbonell que se marchó para siempre con muchas canciones todavía por cantar, la tímida reapertura, los intentos por volver a la vida y los posteriores confinamientos perimetrales de ciudades y provincias. Las Navidades del riesgo, del miedo y de los allegados, y por fin la imagen que cierra la exposición y que cierra el 2020, todo un símbolo que inmortalizó Luis Correas el 27 de diciembre, con la vacunación de Emilia Nájera, de 80 años, la primera persona vacunada en Aragón.
No falta quien ha mostrado su hartazgo porque periódicos e informativos hayan abierto día sí día también con el monotema, con la pandemia, el coronavirus o la covid-19, las palabras más repetidas en 2020. “Nosotros no nos podemos inventar nada. Nuestra fotografía informa sobre lo que ocurre, y si todo lo que ocurre está determinado por la covid-19 es lo que aparece en nuestras imágenes”, explicó José Miguel Marco. “Nosotros no ponemos el arte por encima de lo que ocurre; lo que ocurre es lo que vemos y lo que fotografiamos. Está exposición está formada por gente normal haciendo cosas extraordinarias”.
El presidente de los fotoperiodistas explicó que existe una versión reducida de esta exposición en la Gran Vía de Zaragoza, y que la que hoy puede verse en el Claustro de San Pedro podría moverse en el futuro por diferentes localidades de la provincia. “La Diputación Provincial de Teruel ya nos ha solicitado que la muestra viaje por diferentes puntos, y por nosotros encantados”.
Mayte Pérez, consejera de Presidencia del Gobierno de Aragón, estuvo entre las personalidades que acudieron a la inauguración y aseguró que “esta exposición consigue humanizar a través de las imágenes ese estado constante de emociones que hemos vivido. Y en ese sentido debemos reconocer la profesionalidad, el rigor, la honestidad y el respeto que han mostrado los fotoperiodistas aragoneses dentro de esa difícil tarea de informar”.
Por su parte Manuel Rando, presidente de la Diputación Provincial de Teruel, que junto a la Fundación Amantes de Teruel -que ofreció el espacio- colabora en el montaje de la exposición, explicó que la muestra “hace revivir situaciones y momentos que todos hemos vivido y que no deben caer en el olvido”, y que, pese al desastre sin ambages que ha supuesto la pandemia, “también nos ha hecho ver que las personas hemos sabido ser personas, porque no siempre lo somos, con momentos de solidaridad y de humanidad”.
Elisa Alegre, delegada en Teruel de la Asociación Profesional de Periodistas de Aragón también asistió, para felicitar en nombre del colectivo a Judith Prat y a los autores de la muestra.
Covid Photo Diaries
En la inauguración de YoLoVi 2020 también estuvo presente la aragonesa Judith Prat, en representación de Covid Photo Diaries, que recibió ayer el III Premios Fotoperiodistas de Aragón. Covid Photo Diaries es un colectivo formado por Anna Surinyach, Isabel B. Permuy, Javier Fergo, José Colon, Manu Brabo, Olmo Calvo Rodríguez, Susana Girón y la propia Judith, que desde el primer instante de la pandemia y del Estado de Alarma documentaron diariamente el traumático suceso en diferentes puntos de España.
Judith Prat, oscense y una de las fotorreporteras de referencia en España, con trabajos documentales en numerosos lugares del mundo, y que precisamente se encontraba exponiendo en Alcañiz cuando la pandemia lo interrumpió todo, recogió ayer el galardón de sus compañeros con “ilusión y emoción”. “Nos honra mucho porque viene de nuestros compañeros y compañeras, y ellos saben bien lo que ha sido cubrir la pandemia”.
Prat explicó que Covid Photo Diaries decidió documentarlo todo en grupo porque “éramos conscientes de que estábamos viviendo un hecho insólito que iba a marcar la historia de nuestro país y nuestras vidas, y sentíamos que teníamos que estar ahí, haciendo lo que sabemos hacer y lo que debíamos hacer en ese momento, que era salir a la calle a fotografiar lo que sucedía”.
“Y no solo para informar a la gente que estaba encerrada en sus casas y no podía ver lo que sucedía”, continuó, “sino también para construir la memoria de lo que será un capítulo muy importante en nuestra historia”.
Incertidumbre y trabas
Judith Prat recordó que el miedo y la incertidumbre también afecto a los fotoperiodistas, que incluso “llegábamos a temer que fuéramos nosotros mismos un peligro para la gente que fotografiábamos. Al principio había mucha incertidumbre y no teníamos mascarillas con las que protegernos...”, por lo que trabajar en grupo nos hizo sentir más arropados y fue muy satisfactorio.
Judith Prat también hizo alusión ayer a las condiciones en las que se vieron obligados a trabajar los fotoperiodistas, que no estuvieron exentas de “bloqueos informativos”. “En los primeros momentos fue muy difícil acceder a los puntos de información, y no se hizo mucho por facilitarnos el trabajo”.
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