La crisis del periodo Entreguerras y el fascismo, un espejo donde mirarnos: el Celan edita un nuevo libro de historia universal
Se ha elaborado con las actas de las jornadas de noviembreAunque por el momento no podrá ser distribuido físicamente debido a la alarma sanitaria que ha generado el COVID-19, el Centro de Estudios Locales de Andorra (Celan) tiene ya lista su última publicación sobre historia universal. Se trata de 1919/1928/1939. Crisis de la Democracia, un ensayo sobre el periodo de Entreguerras formado por las actas de las jornadas que, con el mismo nombre, se organizaron en la villa minera desde el Celan durante el pasado mes de noviembre. Se trata de la última obra publicada por el centro conmotivo de su 20 aniversario. Tan pronto el actual estado de alarma lo permita se distribuirá en papel entre los socios del Celan, y es de esperar que después se incorpore a su repositorio de publicaciones en formato digital.
El grueso del volumen, de 122 páginas y coordinado por el presidente del Celan, Javier Alquézar Penón, lo forman las tres ponencias que se ofrecieron con motivo de esas jornadas. Abre el propio Javier Alquézar, con De mal en peor. Las relaciones internacionales en el periodo de entreguerras. El capítulo plantea el marco general del periodo y aborda el contexto histórico y los equilibrios de poder que se dieron en el nuevo orden mundial surgido del final de la Gran Guerra y la desintegración de los antiguos imperios europeos. La Sociedad de Naciones (SDN) se creño el 28 de junio de 1919. Fue un organismo internacional precedente de la ONU que se propuso establecer las bases para que las relaciones internacionales se basaran en el mantenimiento de la paz y el arbitraje de los conflictos. La SDN tuvo algunos éxitos y vivió una etapa brillante durante su primera década de vida. Pero la crisis económica de 1929 y el enturbiamiento de las relaciones internacionales, en buena parte debidas a las cláusulas draconianas que el Tratado de Versalles impuso sobre los países derrotados en la guerra mundial, provocaron una escalada violenta con los nacionalismos y los fascismos, que provocaron un camino hacia la Segunda Guerra Mundial que la SDN no pudo detener.
El segundo de los capítulos de la obras recoge la ponencia de Luis Germán Zubero, escritor, investigador y catedrático de la Universidad de Zaragoza del departamento de Estructura e Historia Económica y Economía Pública. Titulado El catastrófico periodo de entreguerras: crisis económica y polarización política, se centra en las particularidades económicas y el enorme resurgimiento de los nacionalismos excluyetes que tuvieron lugar entre 1919 y 1939. Aunque para algunas historiografías ese periodo fue una especie de balsa de aceite de paz entre dos grandes guerras, otros lo consideran un periodo de gestación de la segunda guerra mundial, casi como continuación de la primera tras su cierre en falso. El Crack del 29, una crisis con muchos paralelismos a la que asoló occidente en la primera década del siglo XXI, fue un elemento protagonista en el posterior devenir de los hechos ya que determinó la polarización política y fue una herramienta de primer orden para que determinados grupos políticos demagógicos y populistas manejaran a las masas.
El tercer capítulo del libro corre a cargo de Gustavo Alares, profesor del departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Zaragoza. Bajo el epígrafe 1939, el año de los fascismos, la ponencia que recogieron las actas de las jornadas habló sobre la definitiva eclosión del concepto político de fascismo, uno de los más característicos del siglo XX, en Europa.
El fascismo como tal nació en Italia a partir de la reacción de elementos socialistas disidentes de la Unión Soviética surgida tras la Revolución de 1917. Tomó cuerpo en 1922 cuando Benito Mussolini asumió el mando supremo en Italia bajo el totalitarismo y la autocracia que definían al Partido Nacional Fascista. En 1924 comenzó a ganar adeptos en Alemania de la mano del excarcelado Adolf Hitler, que en 1933 fue nombrado canciller del Imperio Alemán y en 1934, a la muerte del presidente Hindenburg, se autoproclamó Führer convirtiendo la República de Weimar en el Tercer Reich, inspirándose en unos principios similares a los de Mussolini.
1939 fue un año excepcionalmente bueno para los fascistas europeos; por un lado en España Franco asentó un régimen de este corte tras la finalización de la guerra civil, y por otro Alemania, fuertemente rearmada y en parte inspirada por la pasividad con la que las potencias democráticas habían asistido al conflicto en España, invadió Polonia dando comienzo a la segunda guerra mundial.
Bibliografía y documentación
La última obra publicada por el Celan no se queda ahí e incorpora unos capítulos finales de referencia, obra de Cristina Alquézar Villarroya y Ángel Vera Sánchez, donde se ofrecen varios mapas, treinta textos históricos con fragmentos del Tratado de Versalles, de la advertencia del economista Keynes sobre sus funestas consecuencias y sobre su inmoralidad –”La política de reducir Alemania a la servidumbre durante una generación, de envilecer la vida de millones de seres humanos y de privar a toda una nación de felicidad, sería odiosa y detestable aunque fuera posible, aunque nos enriqueciera a nosotros, aunque no sembrara la decadencia de toda la civilización en Europa”–la denuncia de Etiopía por la inacción internacional ante la invasión de tropas italianas, la Constitución de Weimar, el pacto de no agresión germano-soviético, o fragmentos de Mein Kempf de Adolf Hitler y de su ideario fascista, o el Catecismo Patriótico Español, entre otros muchos textos.
El Celan organizó las jornadas en 2019 por el 90 aniversario de la crisis de Wall Street, el 80 aniversario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial y del fin de la guerra española.
“La comparación de ese periodo con el actual, con grandes similitudes, pero también con grandes diferencias, parece inevitable”, se explica desde el Celan. “La irrupción de los nacionalpopulismos con figuras como las de Trump, Bolsonaro, Erdogan, Putin, Orbán, Salvini y demás inspiran si no pavor sí al menos preocupación extrema para una parte de la población que conoce o intuye los resultados de la aplicación de estas prácticas políticas en un mundo en estado de emergencia, que requiere solidaridad, multilateralidad y políticas comunes para problemas universales. Frente a las soluciones egoístas, xenófobas y racistas de los nacionalpopulismos, hay que volver a inspirarse en los deseos de paz, de equilibrio internacional y de progreso humano y social que se dibujaron en los actos fundacionales de la Sociedad de Naciones (1919) y de la Organización Mundial de las Naciones Unidas (1945).”