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La Catedral de Albarracín aborda un plan general para conservar sus bienes muebles La Catedral de Albarracín aborda un plan general para conservar sus bienes muebles
Imagen de las diez alumnas del XX?Curso de Conservación Preventiva de la Fundación Santa María de Albarracín. FSM Albarracín

La Catedral de Albarracín aborda un plan general para conservar sus bienes muebles

Las líneas generales se han diseñado durante el XX Curso de Conservación Preventiva
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Las restauradoras Diana Lafuente y Teresa Gil han dirigido a los diez alumnos inscritos en el Curso de Conservación Preventiva de la Fundación Santa María de Albarracín, que concluyó el viernes tras dos semanas de trabajos, y que en esta ocasión han tenido un contenido muy especial. 

Dedicado habitualmente a las piezas conservadas en el Museo Diocesano de la localidad turolense, esta año, a instancias de la Fundación Santa María, han trabajado en la elaboración de un plan básico de conservación de bienes muebles de la Catedral.

Según el gerente de la Fundación Antonio Jiménez, “después de la restauración de la Catedral de Albarracín nos hemos encontrado con un problema: todos los espacios del templo están repletos de bienes muebles, y necesitamos saber cómo poner orden, en qué espacios distribuirlos y qué requisitos tiene que reunir cada espacio y cada vitrina para conservarlos correctamente”. 

En los almacenes y estancias de la Catedral se conservan fragmentos de retable, tallas, Cristos, lienzos, libros, textiles y un sinfín de bienes muebles de muy diversos materiales. “La Catedral está restaurada en todo lo que se ve, pero queda muchísimo de lo que no se ve”, advierte Jiménez.

El plan director que han comenzado a trazar los alumnos del Curso de Conservación Preventiva es el que marcará durante los próximos años el futuro de esos bienes. “Qué tipo de sala hay que habilitar para cada tipo de pieza, en cuáles y cómo hay que controlar las humedades, cuántos lux admite una pieza antes de dañarse, cómo se puede evitar la luz natural que pueda dañar los tejidos... toda esta información es vital para que en el futuro esas piezas puedan conservarse en estado óptimo y no sea necesario intervenirlas”. 

En cualquier caso, según el gerente de la Fundación Santa María la prioridad en un primer momento es “saber que pasos hay que seguir para ordenar todo el material que existe”. Los almacenes de la Catedral están “repletos” de material, desde piezas grandes como confesionarios antiguos o restos de retablos hasta otras más pequeñas, como tallas o vírgenes más fáciles de almacenar. 

Probablemente no será necesario construir o habilitar nuevas salas de conservación, “ya que espacios hay muchos, y en algunos casos sin utilizar, como la vieja Sala Capitular. Los almacenes y antealmacenes actuales pueden ser usados una vez se ponga orden en ellos, y se acondicionen debidamente”, subraya Jiménez. 

Durante las dos semanas que ha durado el curso dirigido por Diana Lafuente y Teresa Gil se ha comenzado a elaborar teniendo en cuenta esos almacenes disponibles y el futuro acondicionamiento de esa Sala Capitular de la Catedral. “En ese sentido hay mucho trabajo por delante, pero el trabajo que han realizado los alumnos ha sido tremendamente práctico y sustancioso. Desde la Fundación Santa María necesitábamos mucho una actuación de este tipo”. 

Según Antonio Jiménez, además, las dos semanas han sido muy provechosas para los propios alumnos del Curso de Conservación Preventiva, procedentes de escuelas de Arte y de facultades de Bellas Artes principalmente, que en esta ocasión cumplía su vigésima edición. “Han podido trabajar en cómo se hace un gran plan director in situ, con espacios y piezas auténticos”. 

Antonio Jiménez insiste en que lo más importante en este momento es “comenzar a poner orden en los almacenes”, y es por donde se empezará a trabajar. “Organizar y ordenar las piezas que hay en las cajoneras de los accesos a la Sacristía, y la propia Sacristía nos liberará espacios. Después la antigua Sala Capitular y el gran almacén dividido que hay debajo de coro de la Catedral... creo que con eso tenemos trabajo para dos o tres años”. 

Cuando se proceda a la ordenación de esos espacios el gerente de la Fundación Santa María de Albarracín está convencido de que podrá completarse la catalogación de bienes que se hizo hace algunos años. “Dudo que ese catálogo tenga registradas todas las piezas, porque hay tal cantidad de piezas y material que muchas zonas son apenas accesibles, así que conforme se vayan despejando seguro que aparecen piezas de las que no se tiene constancia”.