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José María Carreras: “En Teruel nunca hemos sido ricos, pero hay muchos tesoros ocultos” José María Carreras: “En Teruel nunca hemos sido ricos, pero hay muchos tesoros ocultos”
José María Carreras será el coordinador del curso de Fundación CAI

José María Carreras: “En Teruel nunca hemos sido ricos, pero hay muchos tesoros ocultos”

El historiador turolense dirigirá un curso de Fundación CAI sobre arte desconocido en la provincia
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Las particularidades de la provincia de Teruel han ocasionado que nunca se haya beneficiado decisivamente de la cercanía de un centro de esplendor económico, artístico o cultural. La mayor parte de las manifestaciones artísticas y patrimoniales de cierta relevancia se concentran en la capital o en el Bajo Aragón, y el resto, aunque escasas, son relativamente bien conocidas. Sin embargo todavía quedan un buen número de obras de arte o edificaciones de interés diseminadas por los pueblos de Teruel, ocultos en muchos casos a los libros de historia o los ojos del viajero apresurado. A esa zona en sombra del patrimonio artístico turolenses quiere dedicarse El arte desconocido de los pueblos de Teruel, un curso que ofrecerá la Fundación CAI desde el próximo 25 de febrero al 26 de mayo. 

El formato del curso será presencial, en el salón de actos de la CAI Teruel en la calle de los Médicos, al menos mientras las condiciones sanitarias lo permitan. El objetivo es que todos los jueves haya una sesión de una hora, desde las 17.45 horas. Las plazas son limitadas y la inscripción puede formalizarse a través de www.fundacioncai.es.

El encargado de ofrecer las ponencias, que tendrán como marco temporal el periodo medieval, el renacimiento y el barroco (siglos X-XVIII) será el historiador del arte José María Carreras Asensio. Carreras nació en Alcorisa aunque lleva cuatro décadas afincado en Monreal del Campo, donde ejerció de maestro hasta su jubilación, hace siete años. Es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza y preside el Centro de Estudios del Jiloca. 

En opinión de Carreras, el hecho de que “las piezas artísticas de Albarracín, las pinturas góticas de Alcañiz, el mudéjar de Teruel o Peracense son muy conocidas y están muy bien explicadas en numerosos libros de arte”. Eso no les resta interés, desde luego, y de hecho “también las tendremos en cuenta en este curso”, pero “la visión que a mí me interesa destacar son esas piezas, que no son tan espectaculares pero que también tienen interés, que están prácticamente por todos los rincones de la provincia, y que prácticamente no conoce nadie, en algunos casos ni en los propios pueblos”. 

“Me atrevería a decir”, continúa José María Carreras, “que no hay ningún pueblo en Teruel donde no haya algo cuya existencia merezca la pena conocer, desde el punto de vista artístico o patrimonial. Quizá sea un reloj de sol, un puente, una pequeña capilla barroca o los restos de un castillo, pero todos tienen algo”.

Así pues, desde la perspectiva de Carreras, para apreciar y conocer correctamente la provincia hay que aprender “a fijarse en las pequeñas cosas, en los detalles que parecen que no tienen interés, pero que sí que lo tienen si nos preocupamos por conocer su historia, y no solo en las grandes obras que aparecen en los libros”. Y esto vale para la provincia de Teruel y para todo el mundo. 

La historia es la que es

Expuesta esta primera tesis, José María Carreras también llama a la objetividad para no caer en chauvinismos: “Esta provincia tiene muchos tesoros, algunos de ellos desconocidos, pero no debemos olvidar que no somos Sevilla ni Toledo. Nuestras historia es la que es y en Teruel nunca hemos sido ricos ni numerosos, y en esas circunstancias nunca ha habido demasiada gente que pudiera permitirse el lujo de pagar a un artista para crear obras de arte”. 

En ese sentido el historiador destaca que “Teruel siempre ha estado alejado de los centros artísticos. Si Zaragoza solo lo fue de segundo orden, imagínate Teruel”. 

Entre las zonas cuyo patrimonio artístico es más desconocido, Carreras destaca las Cuencas Mineras, Jiloca, el Bajo Martín, y prácticamente todo lo que no pertenece al entorno de Teruel capital, Albarracín, Bajo Aragón, Maestrazgo “y un poco el Matarraña”.

La mayor parte de las piezas d e interés a las que José María Carreras quiere referirse en su curso son de índole religioso, “por razones obvias, ya que es el que en mayor número se realizó, y porque además muchas de las iglesias de esas zonas no fueron quemadas durante la guerra civil”. En ese sentido el arte de etapa barroca, sobre todo a través de capillas en las iglesias, es quizá uno de los más abundantes, además de las iglesias renacentistas, “lo que se suele llamar goticorenacentismo del XVI a principios del XVII, que tenemos como 40 o 50 por toda la provincia”. 

“Una casulla bordada del XVI”, pone de ejemplo el profesor, “puede conservarse en la iglesia del pueblo, y en muchos casos puede visitarse. Sin embargo si hablamos de trajes del XIX es más complicado porque pertenecen al ámbito privado, lo tiene alguna familia, y no siempre se puede acceder a él”. 

Parte de ese patrimonio artístico se perdió durante los años 80 y 90, en los que tuvieron lugar bastantes robos en iglesias de toda España, algunas de cuyas piezas ya no se han recuperado. “Pero también es verdad que hace cien años hubo muchas ventas, entonces legales porque se podía vender prácticamente todo, y ahora hay muchas piezas que estuvieron en Teruel y que ahora tenemos que ir a verlas a Zaragoza, Barcelona o incluso Estados Unidos”.

Obras ocultas pero destacadas

Cuando se le pregunta a José María Carreras sobre algunas de esas obras poco conocidas pero interesantes que merece la pena conocer y sobre las que hablará durante el Curso de Historia del Arte de la Fundación CAI, duda porque son muy numerosas y heterodoxas. “Yo, que vivo en el Jiloca, podría decir que tenemos pinturas barrocas de primer nivel en esta comarca”. 

Entre ellas están, por ejemplo, el lienzo de la Virgen del Rosario de la iglesia de Navarrete del Río, obra del cordobés Antonio Palomino (1655-1726), pintor de la corte de Carlos II. O el cuadro de Francesco Barbieri, Guercino (Italia, 1591-1666), que se encuentra en Caminreal y que  representa a San Jerónimo y un rabino. La obra, única del barroco italiano del XVII del que se tiene constancia en la provincia de Teruel. La autoría de esta pintura fue descubierta a mediados de 2019 precisamente a resultas de una investigación del propio José María Carreras. El historiador le siguió la pista a la obra, gemela de otras dos que se conservan en Liverpool y el Museo del Prado, que llegaron a la iglesia de Caminreal gracias al testamento que dejó Juan Salas Malo, canónico de Pilar, hijo de Caminreal y contemporáneo de Guercino. 

También se encuentran pinturas de Vicente Berdusán en Ojos Negros, “y obras civiles muy interesantes, como fuentes públicas como la renacentista que hay en Bañón o en Celadas, preciosas, o la de la plaza de la Catedral de Teruel, que originalmente no estaba allí”. Las decoraciones de estuco o los esgrafiados barrocos, “las decoraciones pintadas con motivos vegetales y animales míticos sobre fondo blanco”, también son habituales en techos y paredes de edificios religiosos. 

 Además Carreras destaca “puentes espléndidos en el este de la provincia, en los que apenas nos fijamos, como Fortanete o Aguaviva”, o arte mudéjar fuera de la capital, en Montalbán, Muniesa o Albalate. “En la comarca del Jiloca hay cuatro torres mudéjares. Lógicamente no son las de Teruel, pero tienen su interés”. 

Por fortuna, en los últimos años se está empezando a investigar ese  patrimonio a la sombra, especialmente desde los Centros de Estudios Locales de la provincia. “Sobre todo se está publicando mucha documentación, que facilitará mucho el trabajo a los investigadores cuando se acometan trabajos de análisis más completos”, explica Carreras. 

La escasa densidad de población juega en contra de que todo este patrimonio disperso se investigue a fondo. “Un pueblo de 50 habitantes tiene una capacidad de divulgación muy escasa, qué podemos esperar. Tiene que venir gente de fuera a investigar ese patrimonio”. Por otro lado, Carreras opina que “falta voluntad de investigación porque cualquier estudiante de la Facultad de Arte está más interesado en el arte contemporáneo que en investigar el de otras épocas”. 

Esa falta de interés por investigar y divulgar provoca algunos falsos mitos, que en parte tratará de desterrar el curso de la Fundación CAI. Uno de estos mitos, recurrente, son los puentes romanos que no son romanos, sino medievales, “como el de Linares de Mora o el de Luco”. El motivo de que se asienten estos mitos es que “en muchos de estos bienes las únicas investigaciones datan de hace un siglo. Alguien dijo que eran romanos, y aunque hay detalles o documentación que revelan claramente que no lo son, como después no ha habido nadie que lo haya investigado más, pues nos quedamos con eso”. “Hace falta que nuevos investigadores analicen este patrimonio y busquen nueva información histórica que permita identificar bien el patrimonio. Es el primer paso para poder divulgarlo”. 

Contenidos adaptados

Carreras estructurará los contenidos del curso en función del público que asista, porque está convencido de que determinados conocimientos interesan a determinadas personas. En cualquier caso no tiene previsto ofrecer charlas especializadas a personas “que necesariamente tengan que tener ya unos conocimientos amplios en historia del arte”. “Lo que quiero hacer es dar una visión global; hablar de muchos aspectos diferentes, proyectar muchas imágenes y dar pocos nombres y pocas fechas”, asegura el historiador. ”Evidentemente algunas referencias hay que dar, porque hay autores muy reconocidos o interesantes que hay que destacar, pero no quiero que las charlas se conviertan en un listado de nombres”. José María Carreras afirma además que “en este tipo de charlas se profundiza más en los aspectos, autores, piezas o lugares en los que la gente muestra más interés”.  

Lo que sí está definido con claridad en el curso es el marco temporal. Las charlas se atendrán a los periodos medieval, renacentista y barroco, “desde el siglo X en periodo islámico hasta finales del barroco”, afirma el profesor. “Los siglos XIX y XX ya quedan fuera de nuestro curso”.

Otro de los elementos en los que se apoyará Carreras será la bibliografía de consulta. “Hay muchas cosas muy interesantes, y quiero que la gente que venga tenga buenas referencias de obras a las que acudir para profundizar por su cuenta en los aspectos más relevantes para cada uno”. “En los últimos años hay cosas muy buenas, como las Cartillas Turolenses, o publicaciones recientes y actualizadas que no son caras ni difíciles de conseguir”, explica Carreras. “También hablaré de los Inventarios de la Provincia, pero son más complicados de conseguir porque tienen 40 o 50 años, aunque en cualquier biblioteca los puedes consultar”.