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José Manuel Soriano, poeta de Alcañiz: “La poesía se escribe sin máscaras, porque  lo contrario coartaría la libertad creativa” José Manuel Soriano, poeta de Alcañiz: “La poesía se escribe sin máscaras, porque  lo contrario coartaría la libertad creativa”

José Manuel Soriano, poeta de Alcañiz: “La poesía se escribe sin máscaras, porque lo contrario coartaría la libertad creativa”

‘Hacer silencio’, el último poemario del turolense, reflexiona sobre la figura del cuidador
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El escritor turolense José Manuel Soriano (Alcañiz, 1972) acaba de publicar Hacer silencio, un poemario que es al mismo tiempo diálogo y monólogo emocional. Se trata de un texto en el que el autor ha tenido que travestirse es una persona que no es él, para hablar sobre sentimientos universales que todo el mundo ha sentido alguna vez, pero que casi nadie sabe materializar en la palabra como Soriano.

José Manuel Soriano Degracia es autor de Adiós a la deshabitada conciencia (Gobierno de Aragón, 2002), El único lugar (Aqua, 2006), La ceniza de los mapas (Ayuntamiento de Aguilar de Campoo, 2008), Rutina, el diario (Ayuntamiento de Madrid, 2008), Vacía luz (Comuniter, Colección Híbridos, 2012), Leuret (Cordelería Ilustrada, 2014), Campo de Ortigas (Erial Ediciones, 2015) y Hogares de Paso (Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2018). Su obra ha sido publicada en diversas antologías y revistas literarias, y su actividad en el ámbito cultural se prolonga más allá de la literatura, casi siempre en torno al concepto de la España Vaciada.

-Muchos de los versos de ‘Hacer silencio’, especialmente los de la primera parte, están escritor en segunda persona. ¿Quién es esa persona y cuál es su historia?

-El libro muestra los sentimientos de un hombre hacia su mujer, que yace en una habitación de una residencia en la última fase de una enfermedad neurodegenerativa, en este caso, de alzeihmer.

Trato de mostrar a partir de los sentidos, de los recuerdos, del vacío, de cómo se vive sin la que ha sido su pareja toda la vida, de lo extraño que resulta vivir así, con una esperanza ya inútil.  He querido transmitir la sensación de culpa del protagonista narrador, el encuentro con la más absoluta soledad y la aceptación de lo que supone la enfermedad.

Cuando se habla de estas dolencias, se habla muy poco de los cuidadores, de los familiares, de los seres queridos que hay alrededor. Por resumirlo de alguna forma, diría que es una historia de amor a modo casi epistolar de un hombre a su mujer, sabiendo que la única respuesta posible, es el silencio.

-¿Ese silencio como respuesta es el silencio al que hace referencia el título del libro?

-Una de las determinaciones más complejas a la hora de escribir un libro es pensar el título. En este caso opté por lo contrario de hacer ruido.  Hacer silencio viste la idea fundamental de este poemario.

-¿Este es el poemario más personal que has escritor? ¿El que sale de más adentro?

-Curiosamente, en este libro podría decir que me he disfrazado de un hombre de 75 años, con una vida que no es la mía, pero con unos sentimientos que son universales.  Si bien, aparentemente, he sido un intruso, un impostor,  la razón de este libro surge hace varios años, a través de un trabajo que escribí y que dejé reposar. Después, la vida me llevó a vivir una situación con una enfermedad de este tipo con mi padre, y a modo de desahogo fue cuando me lancé. Lo sentimientos son comunes y Hacer silencio ha sido, emocionalmente, muy difícil de escribir.

Aparte del proceso personal, he querido atar cabos e informándome con profesionales que tratan con enfermos de está índole. Desde aquí, agradecer a la Asociación de Enfermos de Alzeihmer y otras demencias de la Comarca del Bajo Aragón Los Calatravos, su interés y su ayuda.

-¿Escribió estos poemas pensando que debían ser publicados, reunidos en un libro? ¿O forman parte de esa obra que, al menos en un principio, un autor escribe solo para sí mismo?

-A título personal, diría que no todo lo que se escribe se hace con la ambición de verlo publicado, y más en este libro, que formaba parte de un proceso bastante personal.  Todo fue hecho de forma compacta y estudiada, ya que me gusta guionizar los libros y darles vida propia.  A pesar de todo, la improvisación es esencial también en la poesía.

-¿No le da miedo desnudarse de tal modo? Destaparse por completo al lector? O un poeta -incluso en mayor medida que cualquier otro artista- ya está acostumbrado a ese ejercicio?

-Cuando se escribe poesía, se ha de hacer sin máscaras, no es cuestión de costumbre ni de medir lo que haces: ello coartaría la libertad de creación. Uno ha de describir sus sentimientos y no suponerlos.  Sobre el desnudo por el que me preguntas, es esencial en este género.  La raíz de la poesía es la verdad y en cualquier otro arte, existe algo de autobiográfico de los autores.

-Algunos escritores dicen que escribir poesía es hacer autoterapia, curarse de la vida, pero yo nunca lo he tenido claro... ¿Para usted lo es? ¿Lo ha sido en esta ocasión?

-Para mí, escribir poesía es aislarse y encontrarse. Habrá que lo denomine autoterapia, pero yo creo que es un placer, un hobbie extraño, en estos tiempos que corren, que conlleva pensar sobre las cosas y pensar en cómo decirlas.  Lo hermoso de la poesía es que no una obligación.

-El ámbito rural siempre está presente es sus libros. ¿De qué forma le marca?

-Uno debe transmitir desde el conocimiento propio, y mi entorno siempre ha sido el mundo rural y turolense.  Desciendo de Moscardón, en plena Sierra de Albarracín.  Nací y creí en Alcañiz y el tiempo libre lo dedico desde Calaceite.

En todos los libros he usado el entorno rural, el ámbito paisajístico que me rodea. Y en el caso de Hacer silencio ha servido para explicar los orígenes de la pareja protagonista del libro.