José Díez expone ‘Stop Motion’ en el Espacio Luvitien de Teruel
El proyecto fotográfico está inspirado en los llamativos contrastes de CubaEl Espacio Luvitien de Teruel recupera uno de los últimos trabajos del fotógrafo turolense José Díez Bey con la exposición Stop Motion, que será inaugurada a partir de las 19 horas de esta tarde y que podrá visitarse hasta el 20 de marzo.
La muestra se compone de una selección de las 50 fotografías que formaron parte de un libro con el mismo título que publicó Díez en 2017, sobre un proyecto fotográfico llevado a cabo en la isla de Cuba, centrado en las fuertes dualidades y contrastes que coexisten con naturalidad en la república. Desde entonces la muestra, formada fundamentalmente por retratos en blanco y negro, ha visitado numerosas plazas. Una de las últimas tuvo lugar durante el pasado verano en Mirambel, apadrinada por el Gobierno de Aragón con motivo del IV Día de los Castillos de Teruel.
El proyecto se basa en un viaje fotográfico del turolense por las localidades cubanas de La Habana, Cienfuegos, Trinidad, Santa Clara y Viñales, y su resultado final tiene algo de azaroso. Díez, nacido en Madrid pero afincado en Teruel desde hace varios años, buscaba un reportaje fotográfico que pusiera de manifiesto la ausencia o la existencia de influencias exteriores de una sociedad teóricamente cerrada, autárquica y aislada. Sin embargo durante la estancia de José Díez en Cuba el proyecto cambió radicalmente, ya que como el fotógrafo explicó en su día, “descubrí que el ciudadano cubano está perfectamente informado de todo cuanto ocurre en el mundo, influido por sus modas y símbolos como cualquier occidental, y en ningún caso aislado”.
Lo que podo haberse convertido en la muerte del proyecto fotográfico de Díez mutó en un reenfoque, extraordinariamente prolijo: “La evolución contra la no-evolución. El movimiento contra el estancamiento”. Según el fotógrafo, las especiales circunstancias de Cuba y de lo cubano hacen que convivan peculiares dualidades que serían casi inconcebibles en otras partes del mundo. “La más llamativa, aunque no la única, es el contraste entre una vertiginosa y constante evolución social enfrentada a un estancamiento tecnológico y arquitectónico”.
Así, es habitual la convivencia entre la trova cubana más tradicional y el reguetón o el trap más contemporáneo es habitual, lo mismo que entre Chevrolet de los años 50 y modernos Hyunday o las cervezas tradicionales y aquellas que se fabrican para el turismo teniendo en cuenta los gustos occidentales.
El discurso fotográfico de José Díez habla pues de ese múltiple contraste, de una generación de jóvenes que se lanza en brazos de la modernidad como en cualquier otro lugar del mundo, una generación veterana que se aferra a lo antiguo y conocido como a una roca en mitad de una riada, y una serie de generaciones intermedias que viven con una mezcla de elementos dispares entre sí que, lejos de quitarles personalidad, les confiere una propia y bien definida.
A pesar de que la atmósfera caribeña de Cuba es un paraíso para los fotógrafos amantes de los colores saturados y las composiciones abigarradas, Díez utiliza un lenguaje muy diferente, el del minimalismo en blanco y negro, para expresar su mensaje.
De ese modo deja fuera de foco todo cuanto no contribuye a construir su discurso, que tiene más que ver con la psicología de los cubanos que con la voluptuosidad visual del país.
José Díez nació en Madrid pero está afincado en Teruel desde hace dos décadas. Miembro de la Sociedad Fotográfica Turolense, ha trabajado como fotógrafo para diversos medios de comunicación, como DIARIO DE TERUEL o Heraldo de Aragón.