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Jorge Álvarez: Jorge Álvarez:
El oscense Jorge Álvarez, miembro de Mosicaire, tocando una flauta de hueso junto a la ermita del Cid, en La Iglesuela, durante el proyecto 'Músicas sostenibles'

Jorge Álvarez: "Me gusta reivindicar un regreso a lo natural a través de la música"

El integrante de Mosicaires llevó 'Músicas sostenibles' hasta el Maestrazgo
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La Comarca del Maestrazgo publicó recientemente en sus redes sociales el videoclip de Las danzas del Cid, en las que Jorge Álvarez, miembro de Mosicaires, interpreta algunas melodías pastoriles en la ermita del Cid, en La Iglesuela, con su flauta de hueso.  Ese vídeo fue el colofón al proyecto Músicas sostenibles que Mosicaires llevó a cabo durante un fin de semana del mes de octubre en los cuatro CRAs que reúnen los colegios de la comarca. “No estaba previsto grabarlo, pero como para realizar el proyecto había que poner de acuerdo a la comarca, el Ayuntamiento y los colegios, y habían funcionado tan bien, decidimos alargarlo un poco grabando ese vídeo”, explica Álvarez.

Músicas sostenibles es en sí un proyecto de educación ambiental que reúne música y naturaleza, la dos grandes pasiones de Jorge Álvarez, que es miembro de la formación de Graus Mosicaires y Agente de Protección de la Naturaleza. Se trata de una charla-concierto que se realiza en colegios, en los que se realizan instrumentos con material reciclado para imitar los sonidos de la naturaleza -con cajas de carton y semillas puede escucharse el mal, y si uno sabe soplar bien a través de un tubo de calefacción se imita el ulular del viento-. “Para los niños eso de las tres R -reducir, reutilizar, reciclar- suena moderno y está de moda, pero me gusta enseñarles que hace dos una o dos generaciones esa era la forma habitual de vivir”, explica Álvarez.

En esa actividad Álvarez además reproduce melodías tradicionales, muchas de ellas ligadas a oficios de la zona, como el pastoreo o la agricultura, o las tareas que habitualmente realizaban las mujeres, con instrumentos como la flauta de hueso de ala de buitre, que interpreta en el vídeo, o realizadas con la caña de la pluma, el raquis, elementos que más a mano se tenían entonces.

Curiosidad

Lo más curioso, en opinión de Álvarez, es que la generación de los actuales escolares de Primaria, acostumbrados a escuchar toda clase de sonidos y de producciones musicales complejas, se quedan perplejos cuando ven que es posible sacar música de esos elementos. “Insisten en preguntarme si eso es de verdad, si es un hueso de verdad, porque creen que es un plástico”. Hacerlo tan próximo a ellos es algo que les sorprende muchísimo. “Les hago la broma de que están tan acostumbrados a que los efectos digitales de Tiktok les engañe que al final todo les parece mentira. Te ven hacer música con unas cucharas y se quedan flipados”.

Y aunque los niños de entornos rurales están mucho más acostumbrados a escuchar sonidos de milanos y otras rapaces que Álvarez imita con sus artilugios, el factor sorpresa es el mismo para niños de pueblo que de ciudad. “Quienes viven en ciudades están sometidos quizá a mayor cantidad de estímulos, pero mientras son niños todos, los de ciudades y los de nucleos rurales, conservan idéntica esa capacidad de sorprenderse”.

Lo que sí es cierto es que la saturación de información a la que están sometidos todos los niños, vengan de donde vengan, hace que tengan que acercarse a ellos de modos alternativos. “Si les diéramos una charla convencional en pocos minutos habrías perdido su atención”, asegura el músico. “Sin embargo si les tocas instrumentos que para ellos son sorprendentes los tienes enganchadísimos todo el tiempo”.

Otro de los elementos que Mosicaires pone en juego en el proyecto Músicas sostenibles es que “los niños que viven en los pueblos seguramente tienen menos oportunidades de ir a un concierto, pero esa cercanía con la naturaleza de la que disfrutan tiene muchas ventajas, y nos gusta contribuir a que sean conscientes de ello”.

Instrumentos

Los instrumentos construidos con huesos o con raquis de pluma de ave siguen construyéndose en la provincia de Teruel -recientemente Cipriano Gil, artesano de Alcaine, donó una al Museo de la Música de Barcelona-, y están emparentados con el instrumento músical manufacturado más antiguo del que se tiene constancia.

Con ellas Jorge Álvarez interpreta melodías modernas, reconocibles por los escolares, y otras tradicionales extraídas de la tradición oral. A ese respecto, el oscense afirma que “Aragón es como el corazón de la Iberia impura”, en referencia al nombre de otro de los proyectos divulgativos que lleva Mosicaires, que alude a la multiplicidad de influencias culturales que confluyen en España. “Y como tal, tenemos muchas cosas en común y también muchas diferencias entre las comarcas del Altoaragón y las de la provincia de Teruel. Las dulzainas que se tocan allí siguen tocándose bajo otras formas en el norte de África, y los instrumentos pirenáicos como salterios, chiflos o gaitas de boto tienen seguramente más relación con Europa... pero en esa variedad huy mucha riqueza. Para nosotros lo importante es ese regreso a la naturaleza a través de la música, de un poco igual cómo suene exactamente”.

Este mismo proyecto de Músicas sostenibles volverá a la provincia de Teruel el próximo 17 de enero, para San Antón, en Alcorisa, “donde haremos la actividad para los escolares y luego también otra más abierta a todo tipo de públicos. Porque a los adultos también nos gusta que de vez en cuando nos sorprendan como a niños”.

 

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