Hernando: “En Teruel hay obras de arte ignoradas dignas de cualquier gran museo”
El historiador del Arte hace una defensa del patrimonio material menos conocido de la provinciaEn su calidad de investigador, profesor del departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas del campus de Teruel, comisario de exposiciones, director del Museo de Arte Sacro de Teruel (MAST) y director del Centro de Estudios Mudéjares del IET, Pedro Luis Hernando Sebastián lleva décadas reivindicando el patrimonio artístico de la provincia de Teruel.
Más allá del arte rupestre del arco levantino o del arte mudéjar turolense, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 1986, entre otras manifestaciones reconocidas, Hernando sostiene que “no todo desapareció en la guerra” y que museos e iglesias turolenses siguen teniendo algunas obras de arte de primera línea, “que podrían estar en cualquier museo internacional”, y que por el hecho de conservarse en Teruel “o no se conocen en absoluto, o se las tacha de arte provinciano sin ningún fundamento artístico o científico”.
Esa será la tesis de la conferencia que el investigador ofrecerá este miércoles, 18 de octubre (19 horas) en el salón de actos del Museo Provincial de Teruel. Será la segunda prevista en el ciclo para celebrar el 75 aniversario de la creación del Instituto de Estudios Turolenses, organismo de la Diputación Provincial que organiza la serie. Llevará por título El patrimonio artístico turolense. Una visión a partir de sus obras maestras, y además de trazar un panorama general sobre el arte que se conserva en Teruel, repasará algunas de las mejores piezas, algunas de ellas de primerísimo nivel, que todos los aficionados al arte o a la historia deberían conocer. Es gratuita y abierta a todo tipo de públicos, desde estudiantes a profesionales del arte, o simplemente personas interesadas por la historia o el arte.
Para apoyar su tesis, Pedro Luis Hernando pone como ejemplo el del pintor Antonio Bisquert (1596-1646). “Todos sabemos que pintó en Teruel aunque también le encargaron obras en iglesias como San Gil en Zaragoza o San Lorenzo en Huesca”, explica el investigador. “Si se hubiera quedado en Valencia sería un pintor muy reconocido. Si hubiera viajado a Zaragoza sería un pintor muy reconocido. Pero como el grueso de su obra la realizó en Teruel, hay expertos que dicen de él que fue un pintor mediocre y provinciano que hizo copias y pastiches, y esto no tiene ningún sentido”.
El turolense afirma que el ejemplo de Bisquert alcanza a otros muchos autores y piezas, de las que se presupone que si pintaron o se conservan en Teruel, en lugar de Valencia, Madrid o Nueva York, es porque no tuvieron la categoría suficiente para aspirar a un lugar más importante. “Los encargos a los grandes artistas llegaban de cualquier lugar donde hubiera familias con dinero que las pagaran”, sostiene el investigador. “Y aunque es cierto que Teruel siempre ha estado lejos de las rutas artísticas importantes, desde luego que en diferentes periodos hubo grandes familias, de las más acaudaladas de Aragón, que encargaron piezas a los mejores artistas de la época”. Hernando menciona un tríptico atribuido a Durero que hubo en la iglesia de Santiago, desaparecido durante la Guerra Civil, o auténticas joyas procedentes de París, Bruselas, Italia o el norte de Egipto que en su día fueron propiedad de los Sanchez Muñoz.
Muchas de esas obras desaparecieron y otras fueron finalmente vendidas, cuando la proyección económica de la provincia de Teruel decayó, “pero no todo terminó yéndose”. La Guerra Civil en ese sentido fue determinante, y también el expolio, como en el caso de la techumbre de la Casa del Judío de la capital, que el magnate estadounidense Randolph Hearst compró, desmontó e instaló en uno de los vestíbulos de su mansión en California.
“En este sentido el problema que tiene Teruel es que al ser un lugar más pequeño tuvo menos muestras de obras de arte”, afirma. “En ese caso cuando desaparece una de ellas borras de un plumazo una parte importante de su historia”.
Muchas piezas artisticas también llegaron procedentes del continente americano, regaladas a sus pueblos de origen, en Teruel, por altos cargos de la iglesia. “Hubo un obispo de Manila nacido en Villanueva del Rebollar, en una época que cuadra con la época en la nos llegó un Cristo de marfil filipino extraordinario. No sabemos si fue él quien la trajo, pero bien podría haber sido así”. Otros ejemplos son el de Francisco Peña, nacido en Villarroya de los Pinares, que fue presidente del Alto Tribunal Eclesiástico de la Rota, en Roma, el tercer cargo más importante de la jerarquía católica. Hay obras en el Museo de Arte Sacro traidas por él que parecen salidas de un taller romano de los siglos XVI yâÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂXVII de una calidad extraordinaria, o piezas excelentes de platería centroamericanas en el Museo de Albarracín. “¿Dónde está aquí el provincialismo?”, se pregunta Hernando.
El Museo de Arte Sacro de Teruel guarda muchas de esas piezas, distribuidas de forma “que puedes pararte delante de cada uno de estos hitos, observarlas y apreciarlas”, porque “necesitamos conocerlas, recordar que están ahí y apreciarlas, para reforzar nuestra identidad”.
Ese Cristo de marfil filipino con incrustaciones de carey al que se refiere Hernando proceden del convento de Gea de Albarracín y fue donado por las madres al MAST. Hernando la considera “una pieza única a nivel nacional, no existe otra de iguales características por calidad ni por dimensiones”. El Cristo está tallado en el colmillo de marfil, mientras que los medallones destacan por su perfección milimétrica, y en opinión del historiador del arte “ demuestra que la presencia de Teruel existió en otras latitudes de forma muy notable”, justificando la llegada de obras importantes del resto del mundo.
No será la única pieza a la que se refiera Pedro Luis Hernando durante su conferencia del miércoles. Una de las más importantes quizá será la tabla policromada atribuida a Michel Sittow, pintor flamenco nacido en Estonia y artista de la corte de los Reyes Católicos, a la que llegó después de trabajar para el emperador de Alemania o la realeza inglesa. “Una de sus tablas, junto a la del también famoso Nicolás Francés, se encuentra en el Museo del Louvre de París”, explica Hernando. “Me sirvió de referencia para adscribir al mismo autor esta otra tabla, que se localizó en el convento de las Carmelitas de Teruel. Es una pieza digna del mejor museo del mundo”.
Esa imagen representa la intercesión de la Virgen María ante Dios Padre y Jesucristo, y aunque no existe confirmación documental que la atribuyan sin lugar a dudas a Sittow, Pedro Luis Hernando y otra historiadora de la UZ, María del Camen Lacarra, se han basado en esa pieza del Louvre para proponer la hipótesis de su autoría, ya que el trazo y la expresión de los ángeles junto a las veladuras de las nubes y la técnica de los fondos con una transparencia de capas, como si fueran velos, son detalles prácticamente idénticos a los de la pintura del Louvre, que también coincide en el gesto de Dios Padre, así como el cetro y la decoración del trono.
Según Hernando, la pieza ha sido sometida a un cuidadoso trabajo de restauración “y en breve será colocada en el Museo de Arte Sacro de Teruel”.
Otra obra que comentará será la Virgen de la Misericordia sobre tabla que también custodia el MAST, una tabla del siglo XV con una curiosa iconografía del pecado y de la salvación. “Esa pieza fue la pieza central de la exposición sobre el 500 aniversario de la obra de La Misericordia en Lisboa”, afirma Hernando. “En una de las iglesias más bellas de Lisboa, podría verse una gran lona de varios metros de altura en la que nuestra Virgen de la Misericordia daba la bienvenida a los visitantes a la exposición.
Procedente de la iglesia de Cuevas de Almudén, también citará la existencia de una excelente escultura de San Sebastián, firmada por un artista de apelllido Stieger, “que ha resultado ser un artista italiano muy poco conocido en España, pero que está muy bien considerado en las artes barrocas europeas”, explica el historiador. “La reflexión en este caso viene de nuevo a mostrar las relaciones entre Teruel y el resto de Europa en lo que a las artes se refiere, que no es sino la manifestación de la existencia de otras relaciones sociales, culturales y económicas”.
Pedro Luis Hernando comenta también dos obras prácticamente desconocidas como las tablas que el pintor Juan de Juanes (1503/05-1579) realizó para la provincia de Teruel. Una se encuentra en la sala capitular de la Catedral de Teruel, y otra en la iglesia de Linares de Mora. “De este pintor hemos visto como, recientemente, se han colocado sus obras dentro de la exposición permanente, en el centro del claustro de pintura renacentista del Museo del Prado de Madrid”.
Y también se referirá en su charla al pintor Juan Correa de Vivar (1510-1566), presente en Teruel a través de dos tablas que se encuentran en la Catedral de Teruel. “Estas pinturas han participado en sendas exposiciones en Zaragoza, y sin embargo pasan completamente desapercibidas para el público que nos visita”.
Jóvenes artistas
Además de un notable patrimonio de pintura histórica, como sostiene y argumenta Pedro Luis Hernando, Teruel también cuenta con los estudios universitarios de Bellas Artes de la Universidad de Zaragoza, lo que debería tener repercusión en cuanto a la producción de arte contemporáneo. “Confío en que a largo plazo tenga cierta relevancia”, explica. “Cuando se trajeron aquí esos estudios se hizo para crear un centro de enseñanza al mayor nivel académico posible para los futuros artistas aragoneses y del resto de España que también acuden aquí. Los estudios ya llevan tiempo implantados y comienza a verse como algunos de los estudiantes que pasaron por aquí comienzan a abrirse camino poco a poco”.
Sin embargo el éxodo que sufre Teruel con respecto a las grandes capitales continúa siendo una realidad que lastra el hecho de que los graduados en Bellas Artes comiencen su producción artística en Teruel. Hernando entiende que es “lógico” que “tras cursar el grado de Bellas Artes los egresados busquen otras ciudades para continuar su formación o buscar su futuro profesional”. Eso es algo que en su opinión ocurre en facultades de toda España, y en opinión del profesor podrían atraerse jóvenes artistas de toda España “con una oferta interesante de estudios de postgrado”. En cualquier caso, el historiador del arte asume que “tampoco podemos aspirar a atar a Teruel a personas que, en algunos casos, quieren visitar otros lugares para ampliar su formación o sueñan con desarrollar sus carreras en Valencia, Madrid oâÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂBerlín, por ejemplo”.