Héctor Vacui, la firma nacida en Calanda que está presente en pueblos de todo Aragón
El artista es de Barcelona y vive en Zaragoza, pero comenzó a pintar en el pueblo de sus abuelosAunque nació en Barcelona y desde hace una década vive y trabaja en Zaragoza, la localidad de Calanda, donde nacieron sus abuelos paternos, ha sido escenario de buena parte de sus veranos infantiles y también de sus inicios como pintor muralista. Héctor Vidal Maluenda, que firma sus obras como Héctor Vacui (@hectorvacui), es un diseñador e ilustrador que trabaja en numerosos formatos y géneros, aunque los más trascendentes son sus grandes obras murales. Ya son muchos los pueblos de las tres provincias aragonesas donde puede verse su huella, entre ellos Torrevelilla o Berge, en la provincia de Teruel.
Vidal recuerda que su primer trabajo pagado como pintor muralista fue precisamente en Calanda, en 2011 cuando tenía 17 años. Fue en el interior del Pub Viridiana, que ya no existe.
En esa época estudiaba en Barcelona y el muralismo empezaba a ponerse de moda, aunque como una actividad artística que no se pagaba, sino que los artistas iban por su cuenta a fábricas abandonadas o muros de hormigón a pintar. No existía el muralismo como hoy se conoce, pero actualmente estos artistas tienen abundantes encargos en barrios, pueblos y comercios, tanto en el interior como en el exterior.
En Calanda volvió a actuar recientemente en el contexto del proyecto Believe in Art, que está suponiendo que numerosos artistas intervengan el interior de las salas de centros médicos aragoneses, especialmente los relacionados con pediatría, para hacer los espacios más ricos y desenfadados.
Dentro de ese proyecto Vidal ha intervenido en el Hospital Clínico de Zaragoza y más recientemente en la zona de pediatría del Centro de Salud de Calanda. “Allí pinté elementos relacionados con el pueblo, como Luis Buñuel, un niño con unos melocotones, un cofrada de Semana Santa, o algunos jugadores de equipo de fútbol de Calanda, con un estilo bastante naif, pensando en que fuera atractivo para los niños”.
En cuanto a obra pública exterior, uno de los últimos murales que ha pintado se puede encontrar en Berge, que terminó durante el verano. En esa pieza -como en otros murales, aunque no en exclusiva- Héctor Vacui juega con una tipografía que reproduce el nombre de Berge, y a través de la cual puede verse una vista de Gallipuén, el característico pantano de la localidad.
Aunque su trabajo diario como diseñador también incluye maquetaciones, diseñar logotipos o trabajos de imagen corporativa, fundamentalmente, Vidal se siente más atraído desde el punto de vista creativo por la pintura, “tanto mural como a través de lienzo”, afirma. “Son dos mundos muy diferentes, pero los dos me atraen mucho. En la pintura mural tienes ocasión de ser más expresivo, de dirigirte a un público más amplio y poder expresarte de otra manera. Pero la pintura de lienzo tiene ese punto personal y único, que lo hace muy especial”.
En la época de la explosión de la fotografía digital y de las inteligencias artificiales gratuitas, el artista asegura que la pintura de retrato está experimentando un importante auge, y que de hecho acostumbra a tener encargos en esa línea: “Ahora todo el mundo se hace y tiene muchísimas fotografías. Esta todo masificado y quizá por reacción mucha gente quiere tener algo que sea único, especial... Un cuadro sugiere cierta nostalgia, y es una obra única, que alguien ha realizado a mano para ti”.
Paradójicamente, la experiencia de Héctor Vidal le dice que en los encargos de este tipo, en los retratos, suele tener más libertad creativa. “Quien te pide el retrato suele darte libertad para que te expreses como quieras... mientras que los ayuntamientos que te encargan un mural suelen tener muy claro lo que quieren que pintes”.
La pintura mural supone un reto en lo técnico y también en lo artístico, “porque aquí te diriges a un público muy amplio, diverso, y al que no conoces, y lo que tú quieres es que todo el mundo disfrute de tu obra”. Según Vidal, los ayuntamientos no suelen dar mucha cancha al autor, “y suelen ser encargos más cerrados, más dirigidos”.
Es habitual que pidan elementos muy relacionados con el propio pueblo, con skylines o escenas tradicionales. “Yo siempre hago una contrapropuesta, quizá con elementos más creativos, y a partir de ahí se negocia hasta que se llega a un acuerdo”.
Y eso que Vidal admite que está “muy interesado por el costumbrismo”, pero “saliéndose de las típicas fotografías en blanco y negro”. “Prefiero llevar las escenas cotidianas a la actualidad”, admite.
Técnicamente la pintura mural es compleja, no solo porque obliga a trabajar a la intemperie, con poca luz en invierno o demasiado calor en verano, sino por el gran formato. “Cada pincelada equivale a un rodillazo, con el que quizá pintas una mejilla. Tienes que alejarte continuamente del muro para mirarlo en su conjunto y es fácil perder la perspectiva”.
Además las condiciones de sol, humedad, y la propia naturaleza del muro afectan a la pintura y a su durabilidad. “Las pinturas en spray que utilizo son sintéticas y barnizadas, y de hecho están fabricadas para aguantar mucho tiempo... pero existen muchos factores que tienen que ver con el muro que pueden hacer que una pintura se degrade rápidamente”, afirma. “Contra eso no se puede hacer nada más que hacer retoques de vez en cuando”.
En la actualidad Héctor Vidal está esperando un posible encargo del Alcañiz CF, que si sale adelante decorará uno de los muros de la Ciudad Deportiva de Santa María.
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