‘Gruidae, la línea infinita’, el homenaje pictórico de Beatriz Bertolín a las grullas
La pintora expone en Allucant una serie de lienzos inspirados en la fotografía de Uge FuertesLa artista de Albentosa Beatriz Bertolín regresa a las salas de exposiciones con Gruidae, la línea infinita, una muestra de pintura que se inauguró el pasado 5 de noviembre en Allucant (Zaragoza), donde permanecerá hasta el 5 de marzo, tras lo cual recalará en la provincia de Teruel.
La exposición está creada con motivo del 25 aniversario de la Fiesta de la Grulla, con el que la Asociación Amigos de la Grulla cada otoño festeja el retorno de las grullas del norte de Europa al humedal de Gallocanta, donde permanecerán hasta que en la primavera vuelvan a subir las temperaturas y marchen de nuevo al norte de Francia, Países Bajos, Suecia, Alemania e incluso Siberia.
En un principio el proyecto expositivo estuvo concebido como algo más de una veintena de pinturas con técnicas variadas sobre papel, del acrílico al pastel, pasando por lápiz, tinta o acuarela, inspiradas en la fotografía de naturaleza de Uge Fuertes, uno de los grandes fotonaturalistas de Teruel y de quienes más y mejor han fotografiado a las grullas.
Sin embargo ha terminado siendo algo más grande, ya que al catálogo de fotografías inspiradoras se ha incrementado con cinco imágenes de la fotonaturalista polaca Agnieszka Florczyk, y se ha enriquecido con una serie de textos y poemas de una treintena de personas entre artistas, naturalistas o investigadores.
De hecho Gruidae, la línea infinita tiene tanto recorrido que, además de viajar a otras salas a partir de marzo -Monreal del Campo sea probablemente el siguiente emplazamiento- es posible que de algún modo vaya ampliándose o diversificando sus formatos, como un fotolibro que podría ver la luz en los próximos meses.
En cualquier caso el núcleo central del proyecto es la fotografía de Uge Fuertes y su traducción a la pintura por parte de Beatriz Bertolín, en un camino que no se limita a la copia sino a la reinterpretación. Según Beatriz Bertolín, “se trataba de mirar sus fotografías y dejarme influir por ellas. Copiarlas tal cual no hubiera tenido ningún sentido, pero sí captar las atmósferas y las historias que transmite cada foto de Uge y volver a contarlas desde otro lenguaje”.
Supone cerrar un círculo, ya que el propio Uge Fuertes admite algo que es evidente para quien conoce su fotografía, y es que su trabajo siempre ha estado inspirado por la pintura. “Creo que lo que siempre he intentado al hacer fotografía es pintar imágenes, y por eso ver que la obra recorre el sentido contrario, desde la fotografía a la pintura, me parece algo realmente bonito”.
Bertolín asegura que “no ha sido fácil abordar este proyecto porque da mucho respeto acercarse a la fotografía de Uge”. La pintora turolense ha hecho una selección de la ingente cantidad de fotografías que Uge Fuertes ha dedicado a Gallocanta y sus fauna, para abordar cada una de ellas de un modo diferente. “En unos casos reproduzco una parte de la fotografías, en otras solo me inspiro en lo que se ve para hacer una interpretación bastante libre, en otros cuadros recopilo y fundo varias imágenes... No abordo cada imagen de un mismo modo”, explica.
Uge Fuertes realiza fotografía figurativa de fauna pero también son muy conocidas sus abstracciones, con desenfoques u otros recursos que en ocasiones son tan acusados que los sujetos fotografiados dejan de ser reconocibles, logrando en su lugar unas imágenes muy sugerentes y potentes estéticamente. Beatriz Bertolín ha echado mano de ambas clases de fotografía: “Las más realistas me han servido para estudiar la anatomía del animal y sus posturas en vuelo o reposo. Son muy interesantes por ejemplo durante el despegue. Pero también me he dejado llevar por las fotos abstractas que hace Uge, donde crea atmósferas e imágenes muy plásticas”.
Beatriz Bertolín además introduce otros mundos dentro de sus pinturas, una práctica que le interesa desde siempre. Así, en las en torno a 25 pinturas pueden encontrarse referencias a la ilustración japones, a los Amantes de Teruel e incluso a su propia familia, ya que establece un paralelismo entre el término Gruidae, que hace referencia a la palabra latina que designa la familia de las grullas, con su propia familia a lo largo de varias generaciones.
Exposición colectiva
La muestra incorpora además colaboraciones de varias personas en forma de textos o poemas. La idea surgió porque Bertolín pensó en “devolverle a Uge su generosidad de haberme dejado trabajar con sus fotografías”, por lo que se puso en contacto con diferentes personas “que son importantes para él, o que admira, según me fue diciendo a lo largo del tiempo que hemos estado trabajando”, y les pidió una colaboración en forma de texto que acompañara cada cuadro.
Entre esas personas hay referencias mundiales de la fotografía, como Tino Soriano, Luis Vilariño, Carlos Pérez Naval o Patxi Establés; escritores como Ana Fuertes, Pilar Domené, Pedro Herranz, Olmo Escriche y Vega Latorre, naturalistas e investigadores como José Manuel González Cano, Carlos de Hita, Chabier de Jaime o José María Carreras, y artistas y amigos como Diego Arribas, Carlos Pardos, José María Fuertes, Berta Lombán o Kumiko Fujimura. La fotonaturalista polaca multipremiada Agnieszka Florczyk también aportó varias fotografías de grullas para inspirar algunas de las pinturas de Beatriz Bertolín.
Y la turolense, a quien le gustan las exposiciones poco convencionales y muy completas, preguntó además a cada uno de los colaboradores cuál es su planta silvestre favorita, y la plasmó como una ilustración en cada uno de los textos, que están maquetados como una edición especial de libro antiguo.
Para Fuertes la experiencia ha sido especialmente enriquecedora, en primer lugar porque “Bertolín es muy buena pintora y ha conseguido crear un proyecto que es mucho más que una exposición, que es casi un compendio de varias artes alrededor de Gallocanta y de las grullas”, y en segundo lugar porque “supone algo así como un superhomenaje hacia mis fotografías.. ha sido muy especial y muy emocional”.
Por si fuera poco, Bertolín ideó una suerte de tontina -una pieza artística, mapa o herramienta dividida en fragmentos repartidos que solo adquiere sentido cuando se vuelven a reunir- al pintar un atardecer y cortarlo en 30 pedazos, cada uno de ellos un marcapáginas para cada colaborador, y que a su vez forman un bonito puzzle.
Un título que hace alusión al origen, a la raíz de las cosas
Beatriz Bertolín escogió para el título del proyecto el término Gruidae, que es la palabra latina que designa la familia de las grullas, que se identifica en cualquier idioma de los países por los que transita el ave y que, además, por referirse a la familia genérica de las grullas apela al origen, a los inicios. Bertolín da forma a esa metáfora del origen y de la familia incorporando a la exposición unos textos extraídos de un antiguo diario de familia, de puño y letra de su abuela.
En cuanto a la Línea infinita, hace alusión a las líneas migratorias de las aves, sin fronteras, sin un inicio y sin un final porque realmente son un círculo que se yuxtapone a perpetuidad, pero también a la metáfora visual que se puede disfrutar en Gallocanta, bien con los horizontes lineales e infinitos que se perciben, bien cuando las bandadas de grullas que vienen o se marchan forman una línea que, aunque estrictamente son finitas, conceptualmente es fácil pensar en su infinitud.
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