Síguenos
Grandes dosis de poesía y mucho arte en la  I edición de los Premios de la Crítica en Teruel Grandes dosis de poesía y mucho arte en la  I edición de los Premios de la Crítica en Teruel
Los ganadores, artistas creadores de las obras que se entregaron como premio y miembros del jurado y de la Plataforma Poetas por Teruel, tras el acto celebrado este sábado en el Museo de Teruel

Grandes dosis de poesía y mucho arte en la I edición de los Premios de la Crítica en Teruel

Distinguieron a Saldaña, Ontañón, Grande y Bono y a Rodríguez García a título póstumo
banner click 236 banner 236
Cruz Aguilar

La Plataforma de Poetas por Teruel entregó este sábado los galardones de la I edición de los Premios de la Crítica en Aragón, en un acto que destiló poesía y arte. El evento se inició con la lectura del fallo del jurado por parte de la presidenta de la agrupación, Cristina Giménez, y, a continuación hubo una mesa redonda en la que los escritores turolenses Marisol Julve y Nacho Escuín fueron desgranando, en una fluida conversación con los propios autores, los aspectos más relevantes de la trayectoria literaria de los premiados y también de las obras que han obtenido el reconocimiento.

Alfredo Saldaña, cuyo libro La raíz del aire (Nautilus), fue seleccionado como Mejor libro de poesía en Aragón, agradeció un premio que calificó de “gesto de unos amigos” y aseguró recibirlo “con muchísimo agradecimiento y como una oportunidad para reencontrarme con Teruel, una ciudad muy importante en mi vida”.

La raíz del aire recoge poemas publicados en otras obra anteriores del autor, muchos retocados y con los que construyó “una especie de todo sostenido sobre una serie de pilares, como la soledad, el frío y el silencio, que son puntales” desde los que Saldaña considera que “debe articularse una relación con las palabras”, detalló. Cerró su intervención con la lectura de un texto inédito.

El salón de actos del Museo de Teruel se llenó durante el acto de entrega de los Premios de la Crítica. Bykofoto / A. García

Cada una de las obras de arte que se entregaron como premio ha sido creada por un artista turolense y en el caso de Saldaña recibió una fotografía de Ángeles Pérez titulada Iceberg, una obra que se nutre de recuerdos, de imágenes y de textos, según explicó la propia autora en el acto.

“Los datos biográficos no dicen mucho de las personas, si quieres conocer a alguien, léele” explicó Marisol Julve en la presentación de la periodista Cristina Grande. Definió la obra seleccionada como Mejor libro de prosa en Aragón, Diario del asombro (Libros del gato negro) como una publicación que habla “de lo sencillo, de lo cotidiano” y de que cada día “seamos capaces de asombrarnos” de pequeñas cosas, como el vuelo de una grulla o el florecer de un almendro.

El libro surgió como una recopilación de artículos publicados en Heraldo de Aragón, aunque luego ha sido mucho más. Aseguró que le costó más rearmar este libro que escribir las publicaciones anteriores: “No sabía yo que había escrito este libro hasta que lo monté”, dijo, para añadir que es uno a los que más cariño le tiene. Especificó que sus columnas son como capítulos de un diario, “son cosas muy pequeñas que, sumándolas todas y viéndolas en su conjunto, ves otra cosa, es como un efecto óptico”, aseguró, para añadir que en su libro hay “cierto afán poético”. La obra se divide en cuatro partes y todas se inician el día de año nuevo, en el que es posible “volver al principio de la partitura para reinterpretarla mejor”, aseguró la autora.

La presidenta de la Plataforma Poetas por Teruel, Cristina Giménez, durante la lectura del fallo del jurado. Bykofoto / Antonio García

Una obra de Remedios Clérigues fue la que recibió Cristina Grandes y la escultora turolense indicó, cuando se la entregó, que se trataba de “un trueque” porque lo que ella recibe de los libros “es tan bonito y tan enriquecedor” que le llevó a poner “mucha ilusión” en la creación de la pieza para compensar todo lo que la literatura le ha brindado.

Sueños de andar por casa

Fernando Ontañón, narrador de corte social o con una perspectiva de la sociedad muy presente en sus relatos, según detalló Nacho Escuín, explicó que la obra ganadora en la categoría Mejor libro de prosa en español, pese al título, Los sueños heroicos (Bala perdida), está dedicada a los sueños que son heroicos, pero realmente son “pequeños, de andar por casa, de cómo enfrentarnos a la vida”.

Gabriel Rodríguez recibió una escultura de Arribas de manos de Julve. Bykofoto

Explicó que la novela parte de un momento histórico, el arranque de los años 90, unos años en los que, con las Olimpiadas de Barcelona 92 y la Expo de Sevilla, parecía que el país “salía por fin de esa oscuridad de la que venía en las décadas anteriores”. Fue el arranque de un momento de ruptura que ha llevado al “capitalismo salvaje en el que estamos”. Los protagonistas de la novela se plantean si seguir viviendo así o dejar ese modelo del éxito, que “parece que tiene que ver sólo con el dinero, o ganar tiempo”.

Los sueños heroicos es una herramienta de indagación personal para el autor, por eso está llena “de preguntas y dudas, no tiene ninguna respuesta”, concretó. Agradeció que el jurado haya abierto el campo a las editoriales independientes, pero literarias. El premio para Ontañón fue una forja artística de Nacho Díaz, quien se mostró muy contento con la selección del autor porque él, al igual que el protagonista del libro, dejó todo para cumplir su sueño, que era dedicarse a la forja artística. Díez especificó que la obra es La libélula protectora de las palabras, y animó al literato a utilizarla cuando le falten las palabras.

Ontañón recibió ‘La libélula protectora de las palabras’ de manos de Díez

Isabel Bono, cuyo Frío polar (Tusquets) fue elegido Mejor libro de poesía en español, no acudió sino que envió un vídeo y se mostró muy contenta con el reconocimiento: “Los premios a los que una no se presenta son fuegos artificiales así porque sí”. Definió Frío polar como un homenaje a Antonio Muñoz Quintana, y señaló que le gustaría que el libro y el premio de la Plataforma de Poetas de Teruel generen interés en la obra de este autor. “No es un libro muy alegre, es un libro serio, pero creo que es el que tenía que escribir para mi amigo Antonio”, describió la autora. Bono recibió una creación artística de Gene Martín.

El último en intervenir en el acto fue Gabriel Rodríguez, hijo del escritor José Luis Rodríguez García, que fue galardonado a título póstumo por su obra En la magnífica hora tardía (Comuniter 2024), publicada el año pasado. Aseguró que su padre se habría sentido “muy agradecido por este premio a su trayectoria de escritor”. Relató una anécdota de cómo él llegó a odiar la filosofía, sin saber siquiera lo que era, por el tiempo que dedicada su padre a trabajar. Gabriel Rodríguez añadió que hoy se siente “muy agradecido de que haya dedicado su tiempo a lo que realmente quería”, señaló a la vez que dijo sentirse “muy afortunado” de que sus padres le hayan acompañado en la vida.

Alfredo Saldaña y Ángeles Pérez, con el premio. Bykofoto / Antonio García

La creación artística que recibió la familia de Rodríguez García como premio fue una escultura tallada en alabastro de Albalate por Diego Arribas. El propio artista explicó a través de un mensaje, ya que no pudo asistir, que se titula Toda la luz del mundo, en recuerdo a un verso del poeta zaragozano Ángel Guinda que dice “toda la luz del mundo pasa por tu mirada”.

En la entrega de premios, Nacho Escuín indicó que el Premio de la Crítica, que en su primera edición ha puesto en valor obras publicadas en el año 2024, surge por el interés de la Plataforma de Poetas de Teruel por “leer a los demás”. Señaló que el jurado ha estado formado por críticos “de largo recorrido” y aseguró que el “aval” de los reconocimientos “no es otro que su propio gusto y el que ejerce el papel de la crítica desde el ejercicio de la libertad”.

Cristina Grandes (Izq.) con la artista turolense Remedios Clérigues. Bykofoto

Destacó que los premios son también de relevancia “para las editoriales” de los libros ganadores. Detalló que todas ellas, salvo Tusquets, son independientes y compiten “contra las estructuralmente radicadas en Madrid y Barcelona”.

La gala tuvo lugar en el salón de actos del Museo de Teruel y al mismo asistieron un gran número de personas interesadas en la literatura. Además, había un puesto de venta de libros para que los asistentes pudieran adquirir las obras premiadas así como otras publicaciones de los autores premiados.