Gipitanos cierra esta noche de sábado su gira 'A ras de suelo' en Luco de Jiloca

Con su propuesta de traducir al lenguaje de la rumba temas de muchos géneros diferentes han recorrido durante este mayo localidades como Visiedo, Gea de Albarracín, Villalba de los Morales, que pertenece al municipio de Caminreal, y Lidón. Esta tarde (19.00 horas), Gipitanos despide en Luco de Jiloca su primera gira del año. Los músicos turolenses la han llamado A ras de suelo porque así es como les gusta tocar, tocando el suelo y a nivel de la gente, ni sobre un escenario gigantesco ni ante una audiencia sentadita y con mascarilla. “En Lidón nos montaron un escenario chulísimo, se lo curraron un montón”, explica la cantante de Gipitanos, Aída Crespo. “Pero en el suelo, con la gente alrededor y cerca, es donde más se disfruta la música”.

Crespo es una malagueña afincada desde hace 13 años en Teruel y la pieza que aglutinó al resto de músicos en torno a una banda que debutó el verano de 2019 con el Jam On Fest y el Desafío Buñuel. Aída Crespo tiene mucha experiencia cantando con orquestas en la Costa del Sol, y tras afincarse en Teruel también actuó con pequeños formatos en lugares como La Bella Neda, El Place, o Flanagan’s. Una amiga le puso en contacto con el guitarrista Carlos Gil que andaba buscando gente para montar un nuevo proyecto musical. “Hicimos algún ensayo juntos y la cosa funcionó, así que Carlos empezó a buscar músicos y formamos la banda”, recuerda Crespo.

La vocación musical de Gipitanos orbita en torno al flamenco y la rumba. Adaptan a este estilo temas conocidos de otros géneros -gipitanean, dicen ellos- o bien al contrario; cogen coplas o rumbas de fábrica  y le meten guitarras eléctricas, acordes de quintas, algún solo con distorsión o cualquier cosa que reubique el tema. Así que en uno de sus conciertos lo mismo está presente Deep Purple que Gloria Reynolds que Antonio Machín.

Versiones

Tienen versiones como Sweet Child o’ Mine de Guns&Roses, La bien pagá de Miguel de Molina, En el lago de Triana, Dos gardenias de Antonio Machín o algún tema de Eric Clapton, que simultanean con algún tema propio que ya han compuesto.

Esa peculiar fusión no es sin embargo producto de una decisión premeditada. “Cuando empezamos a ensayar juntos Carlos tocaba canciones que conocía y yo, cantando, solía tirar al flamenquito... Sin querer empezamos a rumbear de la forma más natural y fluida”, recuerda la malagueña. “De repente estábamos cantando Toda una vida y Tony (Pérez Salas) metía un punteo de Metallica, y entonces otro le seguía y la canción se iba por otros derroteros. Nos dejábamos llevar en los ensayos y empezamos a hacer eso sin decidirlo, porque nos gustaba y nos parecía muy divertido”.

Además de Aída Crespo (voz) y Carlos Gil (guitarra flamenca), Gipitanos está formado por Antón Padilla (cajón y percusiones), Luis Guillén (bajo), Antonio Pérez Salas (guitarra eléctrica) y Jónatan Giménez (timbales y percusiones). Giménez ha sido el último en incorporarse y, como recuerda Crespo, “el único gitanico de verdad que hay entre nosotros”. “Además tiene muchísimo mérito, porque vive en Barcelona y no se pierde ni un bolo, afirma”. Jónatan Giménez sustituyó a Anna López La Piltra, valenciana que por sus numerosos compromisos musicales y como productora -acompaña en sus giras a músicos como Rozalén- no ha podido seguir formando parte del proyecto.

Música para disfrutar

El nombre de Gipitanos fue una ocurrencia de Antón Padilla, gran aficionado al flamenco, “que lo tenía en la agenda porque antes o después quería formar parte de una banda como esta”, asegura la cantante.

La formación reúne tres de las cosas que pueden hacer grande la música; buenas canciones, virtuosismo técnico en la ejecución, y el factor guasón y festero que siempre les acompaña. “Entendemos esto como algo muy divertido para nosotros y para el público”, asegura Crespo. “Y en ese sentido la gente está recibiéndonos muy bien”. La malagueña asegura que en ocasiones quien les escucha reacciona con cierta extrañeza al reconocer alguna de sus canciones de rock, con sonidos rumberos, o a la inversa, una copla con guitarras eléctricas. “Pero eso sorprende y como al final la gente se divierte, lo que nos dicen cuando acaba el concierto es que les ha gustado”.

“Y eso que aquí en Teruel a la gente le cuesta arrancarse a bailar”, admite Crespo, acostumbrada a que en su Andalucía natal “la gente empieza a bailar antes de que la música suene”. Sin embargo reconoce que “es normal que en las fiestas de su pueblo la gente quiera estar en la barra hablando con sus amigos mientras suena la música... Me gusta que la gente baile pero también disfruto de las audiencias sentadas, que te llevan a expresarte de una forma más cuidada, entonando mejor menos espontánea”.

Fusión

Pese a la peculiar fusión gipitana Aída Crespo insiste que la banda no parodia canciones. “No queremos hacer humor, yo creo que eso el público lo percibe a la primera, y de hecho cada canción supone para nosotros un homenaje a su autor original. Respeto profundamente a Michael Jackson, a Raimundo Amador o a Gato Pérez, y no tratamos ni de imitarlos ni de parodiarlos, sino de llevarnos sus temas a otros lugares sonoros”.

Ese sello personal que imprimen en sus versiones se complementa con un par de temas de propios, La rumba de los Gipitanos y Camino del tiempo, y tras casi cuatro años de trayectoria la idea de grabar un disco es algo que flota en el local de ensayo desde hace tiempo: “Lo tenemos en la cabeza, claro, pero es difícil, porque tenemos trabajos, familias, turnos, circunstancias... con el tiempo todo irá saliendo”. Por el momento, y a expensas del concierto de hoy en Luco y de los que salgan para este verano, es posible escuchar su propuesta en Facebook o su canal oficial de Youtube, Gipitanos - Soun Proyet (SIC).