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El sensacional debut en el cómic de David Sancho a propósito de la España Vaciada El sensacional debut en el cómic de David Sancho a propósito de la España Vaciada
David Sancho, en su estudio de Barcelona donde actualmente está afincado

El sensacional debut en el cómic de David Sancho a propósito de la España Vaciada

El turolense verá publicada su ópera prima en 2024, tras ganar el Premio Salamandra Graphic
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David Sancho todavía no sale de su asombro por haber ganado el Premio Salamandra Graphic de novela gráfica con un trabajo, Barbecho, que fue concebido como Trabajo de Fin de Máster. Se trata de uno de los premios de cómic mejor dotados en España -10.000 euros-, fue Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial 2011 y además conlleva la publicación de la obra con Salamandra, uno de los sellos de referencia en la novela gráfica española. El jurado ha valorado sobre todo la valentía de la propuesta y el estilo del turolense, muy personal y atípico, basado en la aguada y en el minimalismo. Pero también “su brillante aproximación a la España rural” en “una historia que combina pasado y presente desde un tratamiento gráfico de gran elegancia y madurez narrativa, y de cromatismo contundente”, según el jurado.

Y aunque es verdad que algunas autoras han ganado el Salamandra con su primera novela publicada, como la zaragozana Marina Velasco o la valenciana Ana Penyas -aunque esta última llevaba una gran trayectoria como ilustradora a sus espaldas que le valió, ese mismo 2017, el Premio Nacional de Cómic-, no es un galardón que se reserve para artistas noveles o para óperas primas, sino que a él optan historietistas de todo el mundo con carreras bien contrastadas. “Reconozco que presenté el cómic al concurso sin demasiadas esperanzas, más bien por poder cerrar ese proyecto y pasar a otras cosas. Estoy muy orgulloso y satisfecho del trabajo, pero no pensaba que tuviera oportunidades de ganar el Salamandra Graphic”, explica Sancho. La inyección económica le vendrá muy bien, pero sobre todo “la oportunidad que supone publicar con Salamandra, que tiene una distribución enorme, y además trabajar con sus editoras me ayudará a aprender mucho sobre este mundo a nivel profesional”.

Aunque el turolense ha tenido que ‘contener’ su estilo habitual, menos figurativo, en las viñetas de ‘Barbecho’ se adivina su toque personal. D. S.

Hasta que el libro sea publicado, Salamandra Graphic organizará una exposición itinerante con los primeros bocetos en las tiendas FNAC por toda España.

Barbecho estará en las librerías dentro de algo menos de un año, en otoño de 2024. Esta obra, sobre la España interior y rural de la que procede David Sancho es su primera obra íntegra que verá la luz -anteriormente había ilustrado Ara, obra de teatro de Ana Torres-. Sancho nació en Teruel en 1997 y por lazos familiares está muy vinculado a Pancrudo. Desde hace tiempo tiene claro que para apreciar lo que uno tiene es necesario conocer todo lo demás, y por eso estudió Bellas Artes en Valencia y un máster en Ilustración y Cómic en la Escuela Universitaria de Diseño e Ingeniería de Barcelona, donde está afincado desde hace catorce meses. Eso siempre le ha provocado cierto conflicto entre la legitima aspiración de ampliar sus horizontes y la de estar cerca de los suyos y de sus raíces. “Cuando pasa una buena temporada sin regresar a Teruel incluso me siento culpable”, bromea Sancho. “Estás concienciado contra la despoblación y al mismo tiempo te vas de tu pueblo... es un conflicto que está ahí pero creo que no tiene respuesta ni solución”.

El protagonista, Emilio, es el último habitante de su pueblo y ve cómo algunas de las casas van borrándose y desapareciendo. D. S.

Barbecho parte de “la historia del último habitante de un pueblo, un señor mayor que sigue cultivando sus tierras al mismo tiempo que las casas van desapareciendo una a una”, explica Sancho. “Y a partir de cada casa que desaparece, se produce un flashback que recorre la vida de este señor, al mismo tiempo que toda la historia del pueblo a lo largo del último siglo, desde la Guerra Civil a la actualidad”. “Pero desde la cotidianidad de la vida en la España rural”, matiza Sancho, que no ha escrito un libro sobre historia, sino más bien vivencial.

“Plasma el hecho inevitable que todos conocemos, el de que cuando desaparece el último habitante de un pueblo se pierden toda su cultura y sus tradiciones, pero tampoco he querido incidir en esta parte dramática”, asegura el creador del cómico. “No quería que el cómic fuera pesimista o especialmente triste... a fin de cuentas, quien ha vivido en el pueblo ha sido feliz porque ha vivido como quería”.

Aunque existe alguna referencia toponímica que sitúa la acción de la novela gráfica en el Jiloca, comarca en la que está situado Pancrudo, la obra es lo suficientemente genérica como para poder ser un trasunto de cualquier pueblo de la España interior. “Es un pueblo que resume todos los pueblos, una especie de Macondo en el que no son importantes sus particularidades, sino más bien todo lo que comparten los pequeños pueblos de cualquier rincón; el funcionamiento de la unidad familiar, del trabajo doméstico, del trabajo en el campo... de todo lo que tenemos en común”.

El turolense utiliza el recurso de ‘flashback’ para hablar sobre la historia y la cotidianidad de los pueblos de la España interior. D. S.

Barbecho nació como el proyecto artístico que David Sancho tuvo que presentar para terminar el máster en Ilustración y Cómic y el fondo mandó sobre la forma, ya que el tono que quería darle a la historia le obligó a apartarse ligeramente del estilo y estética que le es más natural e intuitivo al turolense. Aunque suele trabajar con aguadas y pincel, su ilustración es habitualmente “más deformada, con perspectivas imposibles, contrastes entre el tamaño de las cosas o colores que nada tienen que ver con la realidad”. A Sancho le gusta jugar con la realidad y deformarla para darle un valor narrativa, y aunque también lo hace en Barbecho, se muestra necesariamente más anclado al suelo. “Barbecho me pedía algo más figurativo y tener más control en el dibujo. Un cómic que en muchos casos sugiere contemplación y lentitud no puede tener cosas muy locas”.

Barbecho está todavía por terminar, ya que al concurso había que presentar algunas páginas terminadas y el guión resumido. El turolense dispondrá de unos seis meses para concluir la novela gráfica, antes de que la editorial comience las pruebas de impresión, un plazo “suficiente” en opinión de Sancho, que lleva un año trabajando en el proyecto que está prácticamente atado. “Lo que consiste en conceptualizar el tema y hacer el guión está terminado. Queda la parte más artísticas y quizá más mecánica, la de llevarlo todo al dibujo, e incluso tengo ya muchas partes abocetadas, así que, más allá de las modificaciones que sugieran desde la editorial, ya no quedan decisiones que tomar”.

Muchas de las composiciones de Sancho tienen más de creación pictórica que de viñeta de cómic

El premio Salamandra Graphic y sobre la todo la publicación del cómic con este sello puede abrir un mundo a David Sancho en el que apenas había incursionado desde que comenzó estudios en Bellas Artes. “Siempre había sentido mucho respeto por el género de la novela gráfica, pero esta parte tan narrativa del arte me gusta, y lo veo como un campo atractivo donde moverme”, admite el artista, para quien además “el cómic comienza a tener un mercado mayor y más interesante en España. Hay un montón de autores jóvenes que están haciendo cosas muy interesantes, el cómic se ha quitado ese estigma del TBO para niños, y cada vez tiene mayor público”.

En cuanto a proyectos de futuro, tendrán que ser aparcados porque en los próximos meses David Sancho se va a centrar en terminar Barbecho. Sin embargo el turolense tiene algunas cosas guardadas en el cajón. “Ahora mismo estaba haciendo un álbum infantil, un proyecto propio”, explica el dibujante. “Con Barbecho terminé un poco saturado de tener que controlar el dibujo, de contenerme y no salir de lo figurativo, así que me apetecía hacer algo para público infantil, donde sí quepan cosas muy locas en la técnica y los colores”. El guion de ese libro ya está terminado y queda por hacer “lo más divertido”, aunque “es un proyecto personal que iré rescatando en función del tiempo que vaya teniendo”.