El rapero aragonés Sharif se mete al público turolense en el bolsillo con una actuación en la plaza del Torico
Llevaba varios meses preparando su próximo discoLos versos de Acariciado mundo, el último disco del rapero zaragozano Sharif Fernández, se desgranaron en la plaza del Torico de Teruel ante al público que decidió hacer frente a una tarde que empezó desapacible y acabó bien caldeada. Fue un precio pequeño para apreciar el cuarto trabajo en solitario de este filólogo hispánico, álbum que salió a finales de 2017 casi al mismo tiempo que su poemario Canciones de amor y de amor. El concierto fue el primero de los actos previstos para la celebración de San Jorge en Teruel, y que se prolongaran hasta el próximo sábado, cuando tenga lugar la VI edición del Día del Libro en la capital.
Sharif reaparecía en el concierto del lunes, junto a sus compadres Morgan, Óscar y Gordo del Funk en la mesa de sonido, tras casi cuatro meses sin prodigarse sobre los escenarios, tiempo durante el cual ha estado trabajando, componiendo y poniendo a punto el que será su próximo disco. Pero Acariciado mundo todavía tiene recorrido, aunque sea ya en el final de su ciclo próximo a conocerse su sucesor. “Veníamos a Teruel en el coche sin saber muy bien si nos íbamos a acordar de cómo se hace esto”, bromeaba ayer el rapero con el público a propósito de su prolongado retiro voluntario de los directos. El rap no es precisamente como andar en bicicleta, pero el zaragozano demostró que ni se le ha olvidado ni ha perdido fuelle. Bajo las tablas había como un centenar de fieles que coreaban sus rimas, y muchos más, entre turistas y neófitos en el género, que se quedaron enganchados en el Torico atraídos por la cadencia de su voz y la honestidad de sus palabras.
Versos urbanos
Sharif encarna mejor que nadie el perfil de poeta urbano que se le presupone al buen rapero, reuniendo la sensibilidad musical, afán de denuncia y una sólida formación lingüística. Pese a ello huye de tópicos y de etiquetas. En una reciente entrevista con EFE, publicada con motivo de la salida al mercado de Acariciado mundo, Sharif aseguraba que “rap y poesía no son lo mismo, aunque sean parientes. De hecho, no todos los raperos tienen la sensibilidad para escribir poemas, aunque puedan escribir sobre lo que quieran”. Se muestra en cierto modo pesimista e iconoclasta, incluso dentro del mundo del rap, y en esa misma entrevista llegó a afirmar que “siempre ha habido mucha pose en el hip hop", fruto de ese "feroz capitalismo neoliberal" importado de EE.UU”, y lamenta que el repunte de la música urbana venga acompañado de un discurso vacío basado en "lo que soy, lo que tengo, lo que gano y lo que me mide la polla”.
La crítica especializada ha calificado Acariciado mundo como un disco existencialista y a la altura de un auténtico poemario escrito a ras de calle. Vale tanto por lo que supone como por lo que deja entrever que puede dar de sí la lírica de Sharif, con guiños a estilos musicales tan alejados del hip hop como el flamenco, y unas letras que nunca son más de lo mismo. Si anoche alguien en Teruel descubrió a Sharif, es muy probable que a estas horas esté navegando por su discografía en Spoty.