El Museo de Arte Sacro de Teruel se renueva para realzar la calidad de las piezas expuestas
El centro se incorporará a una visita conjunta con la catedral, la techumbre mudéjar y la torre campanarioEl Museo de Arte Sacro de Teruel se ha renovado para realzar la calidad de las piezas expuestas, obras de la Diócesis de Teruel y Albarracín. Muchas de ellas formaban ya parte del contenido de este centro, que se ubica en el Palacio Episcopal, pero ahora cobran una mayor relevancia.
El Museo permanece cerrado al público, como ocurre con otros espacios culturales de la ciudad, pero la intención de la Diócesis es abrirlo al público de forma conjunta con la Catedral, su techumbre y la torre mudéjar recientemente recuperada.
El obispo Antonio Gómez Cantero, que hasta este mes de marzo ha estado enfrente de la Iglesia turolense, acometió la renovación de este museo junto a su director, Pedro Luis Hernando, y su equipo. El ahora obispo coadjutor de Almería estuvo la semana pasada en Teruel, con motivo de la culminación de las obras de restauración de la torre de la Catedral, y quiso mostrarles a las autoridades locales y provinciales el trabajo de renovación llevado a cabo en el Museo de Arte Sacro, coincidiendo con el confinamiento.
Esta actuación ha sido un empeño personal del obispo, que ha donado al centro una obra actual de su colección privada, con la que se inicia el recorrido museístico, convencido de que el Museo no solo debe contener obra histórica sino también actual, como símbolo de que la Iglesia se adapta a los tiempos.
El color y la iluminación dirigida a cada pieza envuelven ahora sus salas.
Las obras han sido seleccionadas según grandes conjuntos. El color rojo está dedicado a la redención, con las imágenes que se refieren a Cristo. El color azul ha sido elegido para identificar la maternidad, la Virgen María y sus padres san Joaquín y santa Ana. Ya en el piso superior el color verde identifica a los santos y mártires.
“Los colores coinciden con estos tres grandes temas pero además hemos puesto en exposición el claustro, en su planta superior”, explica Hernando.
En él se ha reproducido una librería con libros antiguos desde el siglo XVI y con un escritorio. Destaca la pintura de Santa Teresa escritora.
En esa planta aparece otro eje temático bajo el epígrafe de Delicadeza, con piezas procedentes de conventos. Como curiosidad, estas las habas que las monjas utilizaban para decidir con su voto secreto si una novicia se podía incorporar al convento. “Eran lugares muy democráticos”, explicaba el propio Antonio Gómez a las autoridades en la visita realizada la pasada semana. Reliquias, dibujos o plumas con tintero conforman esta zona del museo.
A continuación se han colocado piezas de barro como un medallón de terracota firmado por Mariano Benlliure y otras obras de la escuela valenciana de principios del siglo XX. En las piezas de metal aparecen pinturas sobre placa de cobre, una extrañeza que a finales del siglo XVII tuvo su auge. Algunas procedentes de talleres que había en Roma sobre la vida de la Virgen.
Desde el claustro superior se accede al Salón del Trono, donde se han colocado dos vitrinas con orfebrería, pero Hernando explicó que la intención es trasladarlas a la sala capitular de la Catedral, “el último paso” para completar el conjunto de los contenidos que se quieren mostrar al visitante, explicó. En esta sala se colocarán también los cuadros de Antonio Bisquert, que fue un pintor valenciano del siglo XVII que trabajó mucho en Aragón y que se considera discípulo de Francisco Ribalta.
En la Sala del Trono del Museo del Arte Sacro se expondrán piezas relacionadas con la Comunidad Diocesana, como las medallas y condecoraciones del cardenal turolense Santos Abril.
También se pondrá en valor a Francisco Peña, de Villarroya de los Pinares, que fue el jefe del Alto Tribunal de la Rota en el siglo XVII o al Papa Clemente VIII, que fue el sucesor de Benedicto XIII y que pertenecía a la familia de los Sánchez Muñoz.
Junto al Salón del Trono se puede visitar la capilla y la casa del obispo. Un espacio que se ha recuperado para “reconstruir la imagen del palacio episcopal como si estuviera en uso cuando se reconstruyó este palacio después de la Guerra Civil”.
Destaca el mobiliario Art-Decó, “un conjunto muy interesante”, considera Hernando, por las diferentes piezas que aparecen. Al lado se puede ver el salón rojo. Estas estancias se han empleado hasta hace poco y ahora se suman al espacio expositivo, al igual que la antigua capilla del Obispo, un espacio de descanso con elementos cotidianos como una chocolatera o una radio, y el dormitorio con una cama antigua y mobiliario de la época.
Iluminación
Para actualizar el Museo de Arte Sacro de Teruel se ha trabajado la iluminación. Se han cegado los ventanales de las salas con tejidos dando continuidad a las paredes, para que la iluminación exterior no interfiriera en la contemplación de las obras que se iluminan con focos directos.
Muchas de las obras expuestas estaban ya en este museo pero la nueva puesta en escena hace que parezcan otras. “Se ha retirado obra que tenía menor interés y que se dará uso en exposiciones temporales o en otros ámbitos”, comentó Hernando, y se ha seleccionado la que permanecen en el Museo. Son obras procedentes de diferentes municipios turolenses como Sarrión o Gea de Albarracín. Además, se ha incorporado alguna nueva, una de ellas se encontraba en la Catedral. Se trata de un retablo gótico, que se ha limpiado y ahora se ubica en el Museo y un pequeño Cristo. Además, se han formado conjuntos con tablas de un mismo retablo que estaban dispersas, como ocurría con uno de Moscardón.
El director del Museo de Arte Sacro destacó que Teruel cuenta con un patrimonio artístico tan importante como el de otros sitios, no solo por el mudéjar Patrimonio de la Humanidad.
De las piezas del Museo destacó la tabla de la Virgen de la Misericordia, que ha estado expuesta en Lisboa y fue la imagen que se utilizó para la cartelería. La tabla de la Sagrada Cena, que es una copia manierista de una pieza de un oratorio de Roma, considerado la capilla sixtina del arte manierista. Las tablas de San Miguel y Santa Catalina, del siglo XV o las cruces procesionales.
Se expone también un gran grabado procedente del convento de Gea de Albarracín. Se conservan todos los datos del grabador, Petrus Landry, que tiene obra en el museo del Louvre. El Cristo de marfil filipino con fondo de tortuga carey es de mejor calidad que otro que se encuentra en el Museo del Prado. “Algunas de las piezas que tenemos son de gran nivel”, destacó Hernando, que apuntó que se sigue restaurando piezas para exponer que demostrarán la calidad del patrimonio artístico de la Diócesis.
Una pintura que podría estar atribuida a Goya
Desde el Museo de Arte Sacro van a investigar si una pieza anónima de su colección que ahora se expone al público pudo ser pintado por Goya. “Ahora no podemos decir que sea de Goya pero sí de la Escuela de Bayeu pero lo vamos a estudiar”, comentó su director. “Es una pieza llamativa y tengo una referencia de una pieza muy parecida desaparecida y que se atribuye a Goya, hay una fotografía en blanco y negro pero vamos a tirar del hilo”, agregó.