El lapiaz de la Estrella, un paisaje lleno de vida y horizontes espectaculares en Mosqueruela
Un rincón mágico en el Parque Cultural del Maestrazgo -Geoparte de la Unesco que sabe a inmensidadRedacción: Ángel Hernández Sesé
Hablar de Mosqueruela, ubicada en el Parque Cultural del Maestrazgo-Geoparque Mundial de la Unesco es hacerlo de un espacio repleto de rincones mágicos, en un extenso término municipal en el que tienen cabida el arte rupestre levantino o los paisajes de piedra en seco, distinguidos como Patrimonio Mundial por la Unesco; pero también nos sorprendemos con sus icnitas de dinosaurio, su barrio de la Estrella, el Castillo del Majo, sus hermosos pinares y el conjunto monumental del propio pueblo (VerdeTeruel nº 43). Y sin embargo hay un rincón, que no por desconocido, resulta menos increíble y sorprendente, hablamos del Lapiaz de la Estrella. Una especie de milagro de la naturaleza que emerge en una comarca ya de por sí rica en formaciones rocosas. Cuando hablamos del lapiaz, lo hacemos para referirnos a una superficie de roca caliza que ha quedado estriada por efecto del agua. Al deslizarse sobre la misma, el agua genera surcos y pequeños canales que en algunos casos son tan profundos que simulan pequeños tabiques o paredes. Verlo en perspectiva permite asemejarlo a una especie de laberinto pétreo, sin duda un lugar increíble y que no deja indiferente.
Después de un paseo por las calles de Mosqueruela, podemos optar como mejor opción por tomar el coche y dirigirnos por carretera hasta la llamada Cruz de la Montaña, donde se indica el desvío al Barrio de la Estrella, trayecto por pista de unos 4 km. Justo antes de descender al santuario, se indica el desvío al Lapiaz, que se encuentra entre el Castillo del Majo y la masía del Pedaño. Son estos elementos, dos más de esos tesoros que contemplan el devenir de los tiempos parapetados en este increíble municipio.
Una vez que nos acercamos y atendemos a las señales direccionales de los senderos locales, conviene dejar el vehículo, pertrecharse, y comenzar un breve paseo que permite alimentar con intensidad nuestros sentidos. Contemplar el maravilloso paisaje que envuelve al lapiaz, dejarse mecer por el viento, sentir los olores, los sabores que emanan del pinar. Y sobre todo conviene recrearse en lo que se dibuja ante nuestros ojos. Porque junto al lapiaz, un mirador permite el deleite ante un paisaje de infinitos pinares, barrancos, roquedales que se extienden hasta donde alcanza la vista. Todo lo que envuelve a esta especie de laberinto de piedra resulta sugerente; el entorno, la aproximación, el punto de partida.
Hablan los Geólogos de lapiaces, lenares o karrens para describir los canales y surcos, que se forman por el efecto disolvente del agua cuando esta circula por la superficie de la roca. El Lapiaz de Mosqueruela es un ejemplo moderado, pero permite contemplar un campo de estrías y acanaladuras, caracterizado por pequeños surcos, con un perfil transversal y en forma de U, separados por crestas agudas de la misma anchura que las depresiones y que tienen una profundidad de 1-2 cm y una longitud métrica.
El Lapiaz de la Estrella es una más de las visitas imprescindibles que hacer en Mosqueruela; la página web del ayuntamiento y la oficina de Turismo, ofertan la necesaria información para disfrutar de la excursión. En el Geoparque del Maestrazgo es relativamente común topar con estas formas en otros municipios, no obstante tanto por la superficie de extensión como por su vistosidad el de Mosqueruela es un lugar de referencia a la hora de ilustrar los fenómenos de disolución en caliza y un vistoso ejemplo de un paisaje kárstico. Es pues un aula de naturaleza en estado puro.
Una vez que como visitantes hemos accedido a la zona, la sugerencia pasa por disfrutar del momento en la soledad que ofrece el paraje, donde no es habitual encontrar gente; aproximarse con calma, sin perder detalle, detenerse de vez en cuando, cerrar los ojos y abrirlos poco a poco; girar lentamente sobre nosotros mismos, empaparnos de ese contraste de colores, de esa mezcla de olores a bosque, a roquedal. A nuestros pies un lapiaz lleno de vida, y ante nosotros un horizonte que sabe a inmensidad. Puede ser una buena idea sentarse y dejarse llevar por ese remanso de paz, tratar de entender ese minucioso proceso en el que el cincel del tiempo, ayudado por el agua ha ido agrietando las piedras, abriendo surcos por los que fluir y modelando uno de esos lugares que nos ayudan a sentir la inmersión en el medio que nos rodea.
Barrio de La Estrella
Los orígenes de La Estrella datan del siglo XIV, donde su principal riqueza era el cultivo de la vid. El culto a la virgen comienza en 1647 construyéndose una pequeña capilla y constituyéndose entonces la cofradía de La Estrella. La gran afluencia de romerías a este lugar obliga a construir un templo, que se termina en 1731, más tarde se construye una primera hospedería y en 1738 otra (la casa nueva) que conforman la plaza de la villa.
En La Estrella llegaron a vivir 40 familias que sumaban unos 140 vecinos, había dos tiendas de comestibles y dos de ropa daban servicio a este barrio y a unas 50 masías repartidas por la sierra. Todo estaba lleno de vida, los bancales trabajados daban su fruto, verduras, cerezas, melocotones, que eran muy apreciados por su sabor, ya que el secano les da una dulzura especial. Hoy toda la huerta está abandonada, algunas paredes de los bancales cayéndose, pero La Estrella se resiste a morir, a pesar de que el 9 de octubre de 1883 a las 9 de la noche una riada arrasó 17 casas, haciéndolas desaparecer de las más de 40 que existían y dañando la mitad de las restantes. Murieron un total de 26 personas. Un escrito en la pared de la iglesia mantiene el recuerdo de esta tragedia.
Desde Mosqueruela donde llegó la noticia, población que distaba entonces a más de 5 horas, se preparó una ayuda y un socorro con toda clase de enseres, ropa, comida y herramientas para auxiliar a los vecinos y para rescatar a los fallecidos.
El apunte
El Geoparque del Maestrazgo posee un importante patrimonio geológico, arqueológico y cultural. Este territorio está marcado por el sello de calidad en Geodiversidad, rincón privilegiado para perderse y aislarse del tráfico y el mundanal ruido. Un lugar jalonado de espacios singulares que pacientemente ha modelado el paso del tiempo.
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