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El Convento de Mirambel regresa al siglo XVI con la restauración de sus grisallas El Convento de Mirambel regresa al siglo XVI con la restauración de sus grisallas
La escena de la crucifixión es la principal de la hornacina pictórica que se ha recuperado en la celda de la madre superiora del Convento de las Agustinas de Mirambel

El Convento de Mirambel regresa al siglo XVI con la restauración de sus grisallas

Los trabajos en la celda de la madre superiora han concluido tras dos meses y medio
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Cruz Aguilar

La restauración de las pinturas de la celda de la madre superiora del Convento de las Agustinas de Mirambel, acometida por el Centro de Restauración de la Fundación Santa María de Albarracín, ya ha concluido. Tras dos meses y medio de trabajo, en los que han tomado parte dos restauradores y un albañil, la estancia de la abadesa del convento muestra no solo las pinturas que llevó a cabo en el siglo XVI una mano experta, sino también las decoraciones románticas que se añadieron un par de siglos después.

Esta celda es una de las que más contenido pictórico tiene junto con la de castigo, que está situada justo enfrente. El resultado de los trabajos muestra “el prototipo de cómo podría quedar el convento una vez restaurado por completo”, comentó Antonio Jiménez, que es el gerente de la Fundación Santa María.

La alcaldesa de Mirambel, Mari Carmen Soler, se mos­tró encantada con los resultados de la restauración y precisó que, gracias a ella, es posible conocer los dos momentos relevantes que tuvo el Convento de las Agustinas. La responsable municipal incidió en la minuciosa labor realizada para sacar a la luz unas pinturas que estaban totalmente ocultas.

El primer trabajo desarrollado por los técnicos fue picar la pared que cubría las grisallas, que era de unos tres centímetros de grosor y se colocó, según explicó la restauradora Eva Aleixandre, que ha estado al frente de los trabajos, para sanear una grieta exterior que afectaba a la zona de las grisallas. 

Las pinturas recuperadas son grisallas que se realizaron en el siglo XVI y presentan elementos típicos de la época, como la coronación de la virgen a manos del padre, el hijo y el espíritu santo, lo que denota que quien las realizó “estaba muy al día de lo que se pintaba en el momento”, argumentó Aleixandre. La especialista aseguró que se trata de pinturas de gran calidad que recuerdan en cierta manera a Juan de Juanes, uno de los pintores más relevantes del renacimiento español, “es como si le copiara”, precisó la técnica.

Las grisallas fueron realizadas sobre el muro con pigmentos naturales utilizando un aglutinante para fijar esa pintura en polvo que podría ser agua de cal, pero los análisis químicos no ha arrojado resultados concluyentes. La técnico detalló que las pinturas presentaban un aspecto pulverulento al quitar la pared de encima “y no tener apenas aglutinante”, añadió.

La restauradora comentó que en la celda de la superiora se realizaron diversas modificaciones a lo largo de los siglos. Así, en el XVIII se colocó un falso techo y se adornó al estilo de esa época, con molduras de colores y escudos. “Las pinturas del XVI no solo llegan hasta ese falso techo sino hasta las vigas del original”, precisó la responsable. Las grisallas solo están presentes en una esquina de la celda, en la con la hornacina, a modo de retablo pictórico, que debía ser la capilla privada de la madre superiora. 

Los restauradores lo que han hecho es dejar los dos estratos, por un lado las pinturas del XVI y por otro las posteriores, “para que se vea el paso del tiempo en esa sala”, aclaró Eva Aleixandre.  La actuación abordó también la recuperación del techo del cubículo del torreón de las Monjas donde están las celosías, que no se han tocado porque fueron restauradas hace unos años y se encuentran en buen estado. 

El suelo presentaba grandes oquedades que fueron subsanadas, al igual que las grietas de la pared, por el albañil de la Fundación Santa María quien, como apuntó Jiménez, “tiene una gran experiencia en el trabajo con yeso”.

La inversión para acometer los trabajos se ha elevado a 18.000 euros financiados por la Dirección General de Patrimonio.

 

Más actuaciones

Antonio Jiménez señaló que esta es la primera actuación en el Convento de las Agustinas, un espacio donde quedan muchas zonas por rehabilitar. En este sentido, la alcaldesa de la localidad precisó que su intención es seguir avanzando en la recuperación del bien, aunque matizó que, de momento, no dispone de ninguna partida para continuar restaurando zonas de este monumento. 

En la zona de dormitorios de las religiosas habría que recuperar no solo las pinturas, sino también adecentar el suelo, “que es muy antiguo y habría que echarle un refuerzo de yeso”, comentó la responsable municipal. Sin embargo, Mari Carmen Soler matizó que la intención del Ayuntamiento es recuperar las pinturas y el suelo pero dejar el monumento tal y como se encuentra en la actualidad.

La celda de castigo, situada enfrente de la de la superiora, presenta también restos pictóricos al igual que el pasillo, donde hay decoraciones numéricas en la parte alta de las celdas “y posiblemente algo más”, dijo Jiménez.

También es necesaria una actuación en la zona del coro, donde se conservan las celosías de madera que protegían a las monjas de clausura de la mirada de los feligreses en misa. En esa zona hay también unas antiguas decoraciones en yeso en el techo que en parte están cubiertas por una techumbre más moderna.

El Convento de Mirambel es uno de los espacios más atractivos del municipio ya que permite conocer cómo era la vida conventual desde el siglo  XVI hasta la década de los 80, cuando dejaron las Agustinas el convento, pero a su vez permite admirar la localidad desde el interior de las celosías. Este torreón, denominado de las Monjas, es el elemento más fotografiado de la localidad.

 

  • La escena de la crucifixión es la principal de la hornacina pictórica que se ha recuperado en la celda de la madre superiora del Convento de las Agustinas de Mirambel

    La escena de la crucifixión es la principal de la hornacina pictórica que se ha recuperado en la celda de la madre superiora del Convento de las Agustinas de Mirambel

  • El cubículo que hay en el Torreón de las Monjas es visitable y las celosías permiten observar la calle Mayor sin ser visto

    El cubículo que hay en el Torreón de las Monjas es visitable y las celosías permiten observar la calle Mayor sin ser visto

  • Decoraciones del siglo XVIII que también se han recuperado en la celda de la superiora

    Decoraciones del siglo XVIII que también se han recuperado en la celda de la superiora

  • Una restauradora, trabajando en las molduras del XVIII que hay en la celda

    Una restauradora, trabajando en las molduras del XVIII que hay en la celda

  • La escena de la crucifixión es la principal de la hornacina pictórica que se ha recuperado en la celda de la madre superiora del Convento de las Agustinas de Mirambel
  • El cubículo que hay en el Torreón de las Monjas es visitable y las celosías permiten observar la calle Mayor sin ser visto
  • Decoraciones del siglo XVIII que también se han recuperado en la celda de la superiora
  • Una restauradora, trabajando en las molduras del XVIII que hay en la celda