El ciclo artístico Geografía Poética alcanza su madurez en tan solo tres ediciones
Diez artistas intervienen en otras tantas pedanías de Teruel en una cita que ya es internacionalInterrelación artística
El objetivo de Geografía Poética no solo es proveer de canales de expresión para estudiantes del grado de Bellas Artes en Teruel o de jóvenes artistas emergentes, vinculados de un modo u otro al grado que se cursa en el campus de Teruel, sino de reforzar el vínculo entre estos creadores y la población turolense, en particular los habitantes de los barrios pedáneos. Una de las premisas del ciclo es que los proyectos artísticos que presentan los participantes, normalmente en el campo de la acción artística o performática, aunque también en el de la escultura o la instalación, vincule y se interrelacione con los propios vecinos de las diez pedanías turolenses, no solo es su concepto sino también en la propia realización. Vínculo que este año ha salido reforzado gracias a la residencia artística previa a la presentación de los proyectos artísticos, que tuvo lugar durante el fin de semana del 3 y el 4 de junio, y que permitió a los participantes interactuar con los habitantes de cada localidad antes y durante la presentación de las piezas.
En las próximas semanas los participantes junto con los responsables de Geografía Poética 3 realizarán una memoria y una publicación con todo lo que dio de sí la iniciativa que será presentada próximamente.
Dos días de intervenciones
Las intervenciones artísticas tuvieron lugar a lo largo de los dos días, 3 y 4 de junio, pese a los contratiempos en forma de precipitaciones que se dieron, con numeroso público en cada uno de los barrios pedáneos, que en algunos casos participaron activamente en la instalación.
El sábado arrancó la actividad Filipa Branco con Corpo Simples, en Caudé, con el colofón de tres días de ensayos en los que la artista coreografiaba cuerpo y voz creando una nube de partículas inseparables, en una representación del poder de la comunidad unida y acogedora. En el acto final se realizó una representación de la respiración y el abrazo colectivo de este cuerpo-nube.
Además la portuguesa Inês Nêves presentó Por solo 20 minutos en Tortajada, una acción performática sobre el arraigo entre las personas y la tierra que habitan, representando una simbiosis cuerpo-materia que llega al extremo de constituir y envolver a la persona, definiéndose como un elemento que transforma las relaciones y aporta identidad al individuo.
El domingo, 4 de julio, tuvieron lugar las ocho acciones artísticas restantes, de forma consecutiva desde las 10 horas hasta última hora de la tarde.
Fan Jiang Bocaco presentó Susurros en la niebla en las cuevas de Villalba Baja, con una reinvención de la vida y de los recuerdos de sus habitantes a través de los ecos y las distorsiones sonoras, en un espacio que la artista entiende más allá del presente concreto.
María Luis Mongío también abundó en los lazos relacionales entre los vecinos con La sobremesa, en Valdecebro, donde se ofreció una bienvenida acogedora y familiar visibilizando esos lazos capaces de obviar y transformar las diferencias entre los individuos.
En Castralvo, María Miguel Bueno Mamibu presentó Trazar el límite, un posicionamiento crítico que propone repensar y tomar conciencia de los límites, no solo espaciales entre urbano/rural o huerta/establo, sino también los que diferencian al ser humano con lo animal o lo vegetal, para entender la necesaria e insoslayable convivencia entre las diferentes especies.
En La Aldehuela tuvo lugar un Concierto de esquilas de la mano de Mónica Mura. Junto al burro Natalio y su esquila características, Mura hizo sonar cañones boreteados, carneras y tafillos para reivindicar una tradición sensible a su desaparición y que en Teruel todavía se conserva.
Jorge Olas, por su parte, presentó Archivo Villaspesa en esa localidad. Se trata de un trabajo con muchas capas acerca de la memoria vital arraigada a la construcción del berrio. Olas consiguió hacer convivir afectiva y poéticamente lo sonoro, lo visual y lo objetual en una colección de enseres que los vecinos conservan como tesoros del pasado.
En El Campillo Lydia Floría Muelas tejió una red de relaciones en De punto a puntos, invisible para el ajeno o para quien no está atento a las conexiones existentes entre su entorno y él mismo. Floría hizo testigo y soporte de esa memoria comunitaria, en una acción que se completó con varias cianotipias del paisaje junto con las sensaciones que plasmaron en papel los vecinos, cosidas entre ellas con hilo rojo.
La estancia del portugués Ivan da Silva tuvo dos focos de atención en San Blas; el CRA Turia y el bar del barrio. Ideas para no cambiar el mundo jugó con las preconcepciones construidas en torno a cómo se leen y se reproducen las imágenes asociadas a cada espacio, e invitó a niños y adultos del barrio para transformar la realidad de forma poética a través del juego y la interacción.
Por último, Concud acogió Esencia en clave, con la que Cris Lizama cerró las intervenciones. Haciéndose la pregunta ¿a qué huele Concud? Lizama convocó a sus vecinos un taller de escritura colectiva para construir un poema con cada una de las respuestas en baldosas verdes, utilizando además elementos diversos como canicas.
Geografía Poética 3 ha estado organizado desde la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel y el Instituto de Investigação em Arte, Design e Sociedade (i2ADS) de la Universidade do Porto (Portugal), y realizado con la colaboración del Ayuntamiento de Teruel y sus concejalías de Cultura y Barrios Rurales, y la colaboración, un año más, de la Fundación Universitaria Antonio Gargallo (FUAG). Esta tercera edición cuenta con el apoyo del Instituto de Patrimonio y Humanidades (IPH) y el Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social de la Universidad de Zaragoza.
Toda la información sobre el proyecto en sus tres ediciones puede consultarse en http://geografiapoetica.unizar.es / y @geografiapoetica.