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El Centro de Estudios Locales de Andorra recupera al historietista Ramón Monzón El Centro de Estudios Locales de Andorra recupera al historietista Ramón Monzón
Inauguración de las Jornadas del CELAN sobre Ramón Monzón. Fotos: Rosa Pérez y Pilar Sarto

El Centro de Estudios Locales de Andorra recupera al historietista Ramón Monzón

La edición de un libro y una exposición fueron los platos fuertes de las jornadas sobre el turolense
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Artista visual avanzado a su tiempo, Ramón Monzón (Andorra, 1929-Pessac, Francia, 1996) no logró su objetivo de vivir de la pintura abstracta, pero sí de hacerse un hueco en el mundo del cómic en una de sus mecas europeas, Francia, adonde tuvo que emigrar en 1956. La figura de Monzón era casi desconocida en Aragón, entre otras cosas porque durante mucho tiempo algunas referencias erróneas situaban su lugar de nacimiento en el Principado de Andorra o en Cataluña.

Pero unas jornadas dedicadas a Ramón Monzón organizadas por el Centro de Estudios Locales de Andorra con la colaboración del Instituto de Estudios Turolenses han servido para recuperar su figura y ponerla en su auténtico contexto. Durante la primera quincena de noviembre se han desarrollado diferentes actividades, como la presentación del libro Ramón Monzón. Un dibujante andorrano en Francia, de los investigadores Dionisio Platel y Jesús Lacasa; o la inauguración de una exposición sobre el dibujante producida por el CELAN y comisariada por Roberto Morote, que podrá verse hasta finales de noviembre en la Casa de Cultural Eloy Fernández Clemente de la villa minera. Después pasará al IES Pablo Serrano antes de viajar a Teruel. En el ámbito práctico las jornadas Ramón Monzón contaron también con un taller de cómic, que tuvo lugar este fin de semana, y con un ciclo de cine sobre el mundo de la animación y el historietismo que se está desarrollando a lo largo de cuatro jueves consecutivos hasta el 28 de noviembre, con proyecciones en el Espacio Escénico de Andorra.

Un libro para hacer justicia

El libro Ramón Monzón. Un dibujante andorrano en Francia ha sido editado y coordinado por el Centro de Estudios Locales de Andorra y la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic, con la colaboración del Ayuntamiento de Andorra y Adibama. Sus autores, los autores de cómic Dionisio Platel y Jesús Lacasa presentaron el 6 de noviembre una obra que pone negro sobre blanco la historia y la trayectoria de un creador andorrano de primera línea, y hasta hace poco prácticamente desconocido. El artista y creador de cómic Roberto Morote, coordinador de estas jornadas, admitió durante la presentación que nunca había oido hablar de él hasta que lo escuchó en boca de Jesús Lacasa en una videoconferencia organizada el año pasado por la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic (AAAC). Ese fue el chispazo que encendió la investigación que ha concluido con el libro, la exposición y las jornadas.
 

Jesús Lacasa, Dionisio Platel y Roberto Morote (de izda. a dcha.) en la exposición


Dionisio Platel, dibujante de origen burgalés afincado en Aragón, es además el coordinador de los Premios Tran a la trayectoria que concede la AAAC, y que en 2023 le fue concedido a Ramón Monzón. Platel habló de Monzón y de otros autores aragoneses y turolenses los que es necesario recordar. Mencionó a Juan García Iranzo, que cuenta con un parque con su nombre desde 2021 en su Muniesa natal, compañero de Monzón en Bruguera y que creó la primera mujer con superpoderes, Filomena, en La familia Castaña; o al dibujante de Híjar Ramiro Mondragón del Río, o al zaragozano Miguel Navarrete y García de Galdeano, litógrafo e historietista, que ha recibido el Premio Tran de este año. En Aragón nunca existió una industria editorial durante el siglo XX; así que los creadores de este ámbito tuvieron que emigrar a Barcelona, Madrid o incluso al extranjero.

En la presentación oficial de las jornadas, además del alcalde de Andorra Rafael Guía, del vicepresidente del Instituto de Estudios Turolenses, Santiago Martínez y de representantes del CELAN, también intervino Jesús Lacasa, coautor del libro y experto en autores de cómic represaliados en la posguerra que se vieron obligados a huir de España por motivos políticos o económicos, con figuras relevantes como Víctor Mora, comprometido con el PSUC, que fue encarcelado al año siguiente de publicar Capitán Trueno.

Explicó entre otras cosas que la puerta hacia Francia de Ramón Monzón fue la revista Vaillant, vinculada al Partido Comunista francés, en la que le sirvió a mediados de los 50 de contacto y traductor José Cabrero Arnal, historietista oscense exiliado al final de la Guerra Civil y superviviente de Mauthausen.

Según la investigación de Lacasa, tras la guerra civil hubo una oleada de represión entre los autores de cómic que provocó asesinatos -varios editores de la revista La Traca, por ejemplo- y encarcelamientos, como el de Escobar, el autor de Zipi y Zape, de cuya muerte se cumplieron en marzo 30 años.

En los 50 se reabrieron las fronteras y en España no había sitio ni para los dibujantes ni para los artistas que no formaban parte del establishment franquista, así que un gran número de ellos, Monzón entre ellos, marchó para Francia.

Allí desarrolló una carrera de éxito en alguna de las principales revistas de cómic galas, pero una serie de decisiones infortunadas, entre las que estuvo abandonar París en 1969, en la época dorada del historietismo, le privó de culminar una carrera más brillante entre los grandes del cómic europeo.

Contacto con la familia

Durante la presentación del libro y la exposición sobre Ramón Monzón en su Andorra natal estuvo presente Juana Gracia Pascual, prima hermana del autor. Roberto Morote explicó que localizó a la familia de Monzón poniendo en redes sociales una foto del dibujante preguntando si alguien lo conocía, localizando de ese modo a un sobrino suyo, José Luis Sancho, cuya madre, Juana, guardaba todavía historietas de Ramón Monzón.

A partir de este hilo Morote localizó a Esther Monzón, hija de Ramón. Esta realizó algunas aportaciones muy valiosas al libro y la exposición que recuerdan al dibujante andorra. En una de ellas, explica el significado de la lira con la que firmaba el autor. Fue un guiño a su hermana Nuria, que durante su infancia tarareaba constantemente una melodía de Mozart: “lira, lira, lira...”.

Exposición itinerante

Con un cuidado diseño, lleno de fotografías de Ramón Monzón y de muchos de sus personajes españoles y franceses, la exposición refleja a través de varios paneles la vida y la obra del artista recuperado para la memoria de Andorra. Como el propio CELAN escribe en su página web, “ahora que estamos enfilando el final del primer cuarto del siglo XXI, ha llegado sin duda, el momento de reivindicar a un autor brillante, original, sobre el que se había cernido el injusto velo del olvido, pero cuya obra todavía no ha perdido un ápice de frescura”.

A través de ellos se repasan sus inicios como pintor abstracto, y como de hecho lo primero que hizo en Francia fue participar en 1958 en Peintres espagnols d’aujourd hui, una exposición colectiva junto a otros artistas españoles. También explica su etapa dorada junto a los grandes autores de referencia en París, o su marcha a Las Landas en 1969, renunciando a una carrera de éxito a cambio de ingresos seguros pero modestos en los petit formats infantiles.
 

Estilo versátil.  Uno de sus cómic ‘petit format’ de Las Landas (izda.), portada de su etapa parisina (centro) y el panel de la exposición que recoge un gran proyecto personal que económicamente fracasó


También repasa los personajes que dibujó en España antes de marchar a Francia, desde Cito, el aviador loco (1950) hasta Tres valientes, tres (1955), y de cómo estos evolucionaron hasta las más de 25 referencias que dibujó en Francia.

Cuando termine la muestra en la Casa de Cultura se expondrá en el IES Pablo Serrano. Después itinerará por diferentes lugares, entre ellos la capital turolense.

Además de la presentación del libro y de la exposición, las jornadas Ramón Monzón incluyen un ciclo de cine con la proyección de cuatro películas basadas en los cómic o que a su vez inspiraron historietas, proyectadas durante cuatro jueves consecutivos del mes de noviembre. Hasta ahora se han podido ver Arrugas (2011) y Cuando el viento sopla (1986). El próximo jueves se proyectará Vals con Bashir (2008) y el 28 de noviembre terminará el ciclo con Persépolis (2007).

Además este viernes se celebró un taller de cómic para jóvenes impartido por Víctor Solana Espinosa, autor entre otras obras de El subsuelo (GP Ediciones, 2019), novela gráfica que ganó el premio a la Mejor Obra Aragonesa y Mejor Dibujo del Salón del Cómic de Zaragoza; o La Tercera Ley de Newton (Sally Books, 2021), con guion de Javier Marquina.

Un andorrano avanzado a su tiempo que por desgracia dejó pasar demasiados trenes

Durante sus primeros años Ramón Monzón (Andorra, 1929-Pessac, Francia, 1996) compaginó su actividad de historietista con la de pintor abstracto. No logró hacerse un hueco en ese mundo ni en España ni en Francia, donde emigró en 1956 hasta su muerte, donde sin embargo sí se labró una carrera como dibujante de cómic.

El andorrano comenzó a dibujar en Francia para la revista Vaillant. Como explica la investigación de Platel y Lacasa, durante tres años dibujó semanalmente las historietas de Cha’pa y Group-Group y numerosas portadas. Estuvo vinculado a la revista hasta 1965 aunque publicó en otros sitios. Dibujó cuentos populares, pasó a imagen numerosos guiones de Algé y colaboró con Franc-jeux, publicación vinculada al movimiento laico de educación Liga de la Enseñanza.

En los 60 llegó su etapa dorada desembarcando en Pilote, la revista más prestigiosa de Europa, donde trabajó con guionistas y dibujantes de primera línea. En 1969 decidió marcharse de París y emigrar a Las Landas, una decisión que detuvo en seco su proyección profesional, aunque pudo vivir dibujando numerosas historietas en cabeceras infantiles de consumo, con incursiones en otros proyectos de mayor calidad, como Pistil, Bouzouk o Contes de Languedoc. Otra decisión equivocada fue la edición de un proyecto personal: Historie thermale de Dax (1988), un volumen extraordinario que sin embargo provocó la bancarrota del autor, que arrastró una deuda bancaria hasta su fallecimiento. Durante la presentación del libro sobre su vida en Andorra, Jesus Lacasa se expresó así: “La variedad de personajes de Monzón, la composición o el tono amable de sus historias dejaron huella. Pero no tuvo acierto o suerte en conseguir una carrera sólida y continuada en el tiempo y perdió demasiados trenes, se fue de Vaillant, de Pilote, de Paris…”.

 

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