El Archivo Provincial de Teruel, demasiado valioso para dejarlo suspendido en la 'nube'

El Archivo Histórico Provincial de Teruel dio este viernes por concluida la Semana de los Archivos, con cinco visitas guiadas en otros tantos turnos en los que los curiosos pudieron conocer, de la mano de las profesionales que trabajan en él, los entresijos del Archivo, un auténtico cerebro donde se almacena la memoria de los últimos siglos en la provincia.

La visita constó de una presentación en vídeo -producido por Ester Llorens, ganadora del Desafío Buñuel Teruel 2023 y triunfadora en el reciente Desafío Buñuel México- en la que se narra la historia y las funciones del Archivo Provincial y de las más de 100 entidades archivísticas que dependen del Gobierno de Aragón, y de una visita a las instalaciones, incluidas las tripas del edificio, donde se albergar cuidadosamente almacenadas y clasificadas todas las referencias que se custodian; un total de 175.000 fichas, algunas de las cuales se refieren a documentos de centenares de páginas.

Información

La enorme cantidad de información que atesora el Archivo y su trascendencia hace que su custodia sea una prioridad. La archivera Maria José Casaus explicó ayer que cualquiera puede tener sus fotografías en un servidor de la nube, pero no un archivo como este, “que no puede arriesgarse a tener la información guardada en unos servidores de una empresa que un día es la más importante, y al día siguiente ha quebrado y todos los datos han desaparecido”. Y eso sin hablar de la seguridad. A pesar de que el Archivo es público para todo el mundo a través del servicio presencial y de dara.aragon.es, el servicio de búsqueda online, hay mucha información sensible, desde expedientes médicos a penales, que solo tienen derecho a consultar el interesado o familiares acreditados. Con carácter general, la información se convierte en libre y pública a los 50 años de ser generada, como explicó Casaus.

Así pues toda la información que se guarda, provenga de instituciones públicas, de entidades privadas e incluso de particulares, se conserva en formato original, se digitaliza progresivamente y se comparte con otras instituciones -los archivos de Huesca, Zaragoza y Teruel tiene copias de la  información de los de las otras dos provincias-, para evitar accidentes como el del Museo Nacional de Brasil, que ardió en 2018 perdiéndose la colección histórica de los últimos 200 años.