Distintos estilos artísticos se mezclan en la exposición "Movimiento y Cambio"
La sala José Lapayese de Calamocha acoge 35 obras pictóricas del artista Juan Antonio TorrijoCon una mezcla de estilos, combinando el figurativo, el abstracto y la ensoñación, Juan Antonio Torrijo muestra desde este martes en la sala de exposiciones José Lapayese de Calamocha 35 obras pictóricas realizadas a lo largo de su extensa trayectoria. Ayer se inauguró la exposición Movimiento y Cambio, con la que el artista quiere transmitir belleza y honestidad.
Torrijo sigue en esta muestra la línea de pintura que ha realizado durante toda su trayectoria. A través del figurativo, de aprender de la naturaleza, de líneas y colores, de formas naturales, el artista llega a hacer poesía de color, es decir, abstracción, surrealismo. “Esta exposición es un compendio entre ambas cosas, lo mismo hay figurativo como abstracción”, indica Torrijo.
El arte figurativo, continua el artista, es copiar la realidad, copiar un paisaje, un bodegón, “ir al detalle”. Tras este, aparece el surrealista, en el que entra la ensoñación, “donde hay cosas aparentemente figurativas pero que están es unas circunstancias oníricas, diferentes, se deforman y combinan con otras estrategias de pintura de forma poética”, dice Torrijo.
Por último, en el abanico de estilos que el artista presenta en la sala José Lapayese, sería la abstracción, más complicada de ver para los poco entendidos en el arte pictórico, que muestra el espíritu del artista, su sinceridad y pasión según los colores y formas utilizados. “Ahí se ve otra dimensión de la pintura”, detalla.
Para Torrijo, sus obras expuestas pueden transmitir honestidad, o al menos así lo ha intentado. “Trato de ser honesto, no llegar al abstracto sin haber pasado por el estudio de la realidad, del realismo”, aclara. También transmite la belleza alegre de su paleta, con colores alegres y vivos. Además, “en lo abstracto, puede atraer la expresión contundente con trazos fuertes, espontánea, una mezcla de alegría, sinceridad e incluso tradición”, reitera el artista.
La exposición estará abierta al público hasta el 7 de enero del próximo 2018, además, el 21 de diciembre el propio Torrijo realizará un taller de pintura y dibujo en la sala José Lapayese. La idea es, según relata Torrijo, es “pintar un jarrón con cosas metidas en su interior”, con la técnica, materiales, soporte y ejecución que cada uno quiera.
Inspiración
Torrijo, que actualmente reside en Tornos, se ha inspirado para crear esas obras en los parajes que rodean su municipio natal, como la Laguna de Gallocanta y sus grullas. También otros elementos más tradicionales como los bodegones y el jamón, “que aparte de su sabor tiene una belleza extraordinaria, es muy típico y muy atractivo, bien empezado cortado a finas lonchas”, indica. “Eso es inspiración de lo que atrae, de lo que me gusta”, añade.
Para lograr esa inspiración, Torrijo se considera “poco ortodoxo”. Medita, se queda en blanco y espera a ver qué le puede surgir. “Mi inspiración es el amor por el arte”, dice. En otras ocasiones, simplemente se deja seducir y pinta lo que le llama la atención, que puede ser físico u onírico, incluso puede ser un sueño.
En la charla inaugural, Torrijo recordó sus primeros pasos en el arte, cuando con solo 25 años, conoció a un hombre con “una gran trascendencia del arte de toda España”. Ese hombre, fue director del Museo del Prado, de la Casa de España en Roma y de la Escuela de Arte de San Carlos, entre otros. Al conocerlo, Torrijo le presentó uno de sus cuadros y le mostró su interés por llegar a la abstracción, “donde sale lo más auténtico de uno mismo”, por lo que ese hombre le recomendó la lectura de dos libros, Punto y línea sobre el plano y De lo espiritual en el arte, de Kandinsky. Años después, Torrijo reconoce que no solo le gustaron, sino que le sirvieron de “gran inspiración”.
El autor
Juan Antonio Torrijo desarrolló su carrera como artista en la Comunidad Valenciana. Realizó numerosas pinturas y exposiciones y peleó en concursos de carteles. También colaboró con un diario marítimo durante más de media década realizando viñetas, caricaturas y retratos.
Tras jubilarse, él y su mujer decidieron trasladarse a la casa antigua de sus padres en su pueblo natal, Tornos. “La ciudad se me hacía demasiado ruidosa, demasiado polucionada, se me venía encima”, explica. Ahora ha cambiado todo eso por la “paz, sosiego, naturaleza y aire limpio” que les ofrece el pueblo. “Creemos que hemos ganado con el cambio”, añade.
Se considera un artista ecléctico, porque “tradicionalmente los artistas cuando exponen lo que hacen es centrarse en un tema e ir haciendo variaciones del mismo”, dice. Sin embargo, Torrijo maneja el sentimiento. “Puedo sentir que necesito pintar un abstracto y lo pinto, y empleo unas técnicas, o en otro momento puedo pintar un figurativo, que tiene el mismo mérito, aunque no se trata de méritos, sino de que algo guste, atraiga, conquiste al espectador”, subraya. Esa es, según opina, la “divergencia” que le separa de la mayoría de los pintores.
Tras su exposición en la sala de José Lapayese de Calamocha, Torrijo quiere dar el salto también a Zaragoza y a Teruel, pues durante toda su vida se ha movido por la Comunidad Valenciana.