Desde Calamocha a República Dominicana, ida y vuelta
Deivi Francisco Suriel, uno de los ganadores del premio al mérito escolarDeivi Francisco Suriel es un adolescente que, a sus 13 años, ya ha conseguido tocar la gloria. Y eso se ve en la alegría que muestra cuando recibe el premio que otorga la embajada de la República Dominicana en España, por rozar la excelencia al mérito escolar y por demostrar valores sociales muy arraigados, tanto en la sociedad dominicana como aquí en España. Su desparpajo es notable para un niño de su edad. A su corta edad ya se ha convertido en un referente para muchos niños, al menos para los que tienen ascendencia dominicana o frecuentan su entorno.
Nació en Castellón, aunque sus padres y hermanos vinieron de la República Dominicana hace más de 15 años y construyeron una vida aquí. Él respira españolidad por los cuatro costados, pues ya nació aquí, pero es precisamente ese uno de los motivos que le animó a presentarse “quería conocer las raíces de mis padres, las costumbres del país y ver cómo se vive allí”, señala Deivi.
Como todo premio, para conseguirlo, requiere de un esfuerzo y este muchacho tiene claro lo que quiere, a pesar de estar en plena pubertad.
La idea
Algunas de las cosas que ocurren en la vida son fruto del azar y esta podría ser una de ellas. Deivi Francisco no sabía de las existencia de los premios que da la Embajada de la República Dominicana en España. Fue su profesora de Lengua y Matemáticas la que, viendo una web, pensó en las posibilidades del muchacho para alcanzar el reconocimiento final. Le planteó presentarse a los Premios con el propósito de incentivar y estimular el estudio, al mismo tiempo que le daba la posibilidad de poder viajar, si era elegido entre los mejores.
Viendo las capacidades y el rendimiento de Deivi, Mari Ángeles Monterde, tutora de curso, lo animó, ya que sus calificaciones del curso pasado (2022-23 y sobre el que se tomó como referencia para presentar su candidatura) estuvieron en el sobresaliente en casi todas las asignaturas. “Es duro estudiar, pero merece la pena”, argumenta el chico. YâÂÂÂÂÂÂcontinúa, “hay que estudiar bastante y hay que esforzarse para sacar buenas notas”.
Las bases
El Premio al Mérito Escolar (PME) es un galardón creado por la Embajada de la República Dominicana ante el Reino de España en el año 2006, cuyo objetivo es reconocer el espíritu de superación y comportamiento cívico de estudiantes de origen dominicano residentes en España, de entre 10 y 18 años de edad.
El PME, además de estimular el rendimiento académico, procura incentivar la integración de alumnos de origen dominicano en las instituciones educativas españolas, al tiempo de reforzar los vínculos con su país de origen.
El jurado del Premio al Mérito Escolar se compone de cinco destacadas personalidades, tanto de origen dominicano como de nacionalidad española, que otorgan diez premios en base a los méritos académicos y cívicos de los participantes.
Este proyecto forma parte de los trabajos que desarrolla esta embajada en pro de la comunidad dominicana en España, y se realiza con la colaboración del Ministerio de Educación, el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Turismo de la República Dominicana, el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL), así como con el apoyo de la Fundación García Arévalo.
El premio
Deivi ya sabía que, si se clasificaba entre los diez primeros, tendría la recompensa esperada, un viaje a la República Dominicana con todos los gastos pagados.
Para lograrlo, además de sacar buenas calificaciones académicas, “tus padres tienen que hacer una breve descripción de ti. Sobre tu comportamiento, lo que haces fuera del colegio, cuántas horas estudias, a qué dedicas tu tiempo libre. Varias cosas en las que se ve cómo eres”, dice este calamochino de adopción.
“En Madrid hacen una selección entre todos los que nos presentamos, de distintos sitios de España: Madrid, Asturias, Galicia, Sevilla” apunta Deivi. Hay un total de 8 circunscripciones o áreas que la Embajada Dominicana en España toma como referencia para hacer un equilibrio entre todos los aspirantes.
Nunca hubiera imaginado que viajaría tan joven a otro país ni que asimilaría tantas cosas. “Cuando viajas aprendes muchas cosas, conoces nuevas gentes”, prosigue.
El viaje lo recordará siempre. Una semana en “un hotel maravilloso, que tenía de todo y una habitación solo para mí. Fue una buena experiencia conocer los genes de mis familiares y sus costumbres. Un país distinto a España”, mencionando su incredulidad ante lo que había visto.
El gobierno dominicano es quien sufraga y corre con los gastos del premio, al que además se suma un ordenador portátil como objeto estelar y regalo propiamente a los méritos demostrados.
Estar entre los mejores le ha garantizado que también tendrá un seguimiento por parte de las autoridades centroamericanas, además del reconocimiento que conlleva ser uno de los elegidos entre más de 70 candidatos y quedar en novena posición entre los finalistas.
El país caribeño diseñó una programación lo suficientemente extensa para cubrir cinco días de actos, con una agenda de lo más variado y con la visita a las principales instalaciones y personajes del estado.
Un viaje de una semana tiene muchas cosas que ofrecer, aunque de por medio haya dos trayectos de casi nueve horas cada uno y al llegar te encuentres agotado.
El joven de Calamocha tuvo un programa bastante concurrido en República Dominicana. Cenas, visitas a “gente importante” -según su propia descripción-, salidas para hacer compras, etc.
“Visitamos la zona colonial, donde hay una zona de edificios originales y con un parque con animales. Este fue el inicio”, señala Suriel.
Pero también fueron recibidos por el presidente de la nación, Luís Abdiner Corona, así como por la vicepresidenta del gobierno. Visitaron bancos, hablaron con sus responsables y también tuvieron tiempo para ir al cine con la película ‘Barbie’. “Todos los días teníamos algo”, indica. No podía faltar, dentro de la programación, la visita a un medio de comunicación y ver las instalaciones de una de las principales cadenas de radio del país.
Sociabilidad
Deivi tiene buen talante y no le cuesta hacer amigos, reconoce. “Tengo muchos amigos y no me cuesta socializar. Se me da bien y soy sociable. Tengo simpatía”, afirma sin rubor.
En Calamocha también juega al fútbol y aunque se considera un jugador “normal”, de momento lejos de las estrellas, nunca se puede decir que no vaya para jugador de éxito. Su posición es la de interior, da igual la banda diestra o la izquierda, le gusta construir y internarse hacia el área.
La temporada que acaba de finalizar han quedado en séptima posición, con muchos jugadores de primer año. Es otra de las formas de integración y socialización. Deivi no encuentra diferencias, ya que nació aquí y se siente un calamochino más.
Le gusta crear buen ambiente allá donde va. Buena parte de su círculo de amigos se desenvuelven alrededor del fútbol, ir en bici o pasear por la capital del Jiloca.
Además, no rehúye echar una mano y en verano, sin clases ni actividades escolares arrima el hombro para cuidar a su sobrino en Teruel capital.