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David Sancho siembra en ‘Barbecho’  una semilla  de esperanza David Sancho siembra en ‘Barbecho’  una semilla  de esperanza
David Sancho en Barcelona. EFE Marta Pérez

David Sancho siembra en ‘Barbecho’ una semilla de esperanza

Se cumple un año del premio al ilustrador turolense
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Emilio es el último habitante de un pequeño pueblo de Teruel, un nonagenario que se niega a dejar su casa y sus campos, un personaje de ficción creado gracias a los recuerdos de muchos agricultores “resistentes” como él, con los que el dibujante David Sancho siembra la historia de la novela gráfica Barbecho.

Sancho (Teruel, 1997) ha pasado su último año de vida dedicado a este proyecto, con el que ganó, en noviembre de 2023, el XVII Premio Internacional de Novela Gráfica Salamandra Graphics (dotado con 10.000 euros, para el que presentó un borrador de quince páginas), y que sirve de metáfora melancólica de lo ocurrido durante décadas en miles de municipios del interior de España, un proceso de trasvase demográfico del entorno rural a las ciudades.

“No quería hablar de un pueblo en concreto, sino intentar buscar, más allá de sus particularidades y de la dureza del trabajo agrícola, los puntos en común que tienen muchos de ellos”, comenta a EFE el autor, que reside en Barcelona. Detalla así Sancho cómo llegaron a estos municipios, desde mediados del siglo XX, los primeros tractores, el suministro de agua, el asfaltado de calles, el teléfono o la televisión, una modernización que no impidió el éxodo a la ciudad.

El “pueblo de Emilio” no tiene nombre ni sale en los mapas, pero casi sería posible ubicarlo en un plano, sin errar demasiado, por medio de las localidades “vecinas” que citan los personajes de la novela: Rillo, Perales, Argente, Fuentes Calientes... localidades del altiplano turolense, a más de 1.200 metros de altitud, paradigma de la España vaciada, y cuyos habitantes han emigrado tradicionalmente a Zaragoza y Valencia, pero también a la más lejana Barcelona. “Son historias que he oído toda la vida, cosas de mi familia, de la gente del pueblo de mis padres, Pancrudo, y lo he extrapolado a lo que ha ocurrido en estas zonas. No quiero hablar en nombre de nadie, pero estamos ante una historia común”, subraya.

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