David Sancho llena el Museo de Teruel en la presentación de ‘Barbecho’

Por sus intereses, por su estética y su concepción, Barbecho (Salamandra) está hecha a imagen y semejanza su autor, el turolense David Sancho. La novela gráfica es la ópera primera de Sanchón, pseudónimo con el que en ocasiones firma su obra artística, y tiene tres características principales: habla sobre la despoblación; está concebido como objeto artístico más que como un cómic convencional; y ha sido publicado porque el año pasado ganó el Premio Salamandra Graphic, seguramente el más importante de España, dotado con 10.000 euros.

Después de haber pasado por la FNAC de varias ciudades españolas -llenó en Barcelona-, David Sancho presentó su primer cómic publicado este viernes en Teruel, en un acto que comenzó en Librería Senda. De 17 a 19.20 horas estuvo firmando ejemplares, sin parar, y hubo quien se quedó sin dedicatoria. Y sin solución de continuidad, volvió a llenar el salón de actos del Museo Provincial de Teruel, donde desgranó el contenido de su obra junto a Ernesto Utrillas, director de la Escuela de Arte de Teruel, que desgranó Barbecho.

Sancho estudio Bachillerato Artístico en Teruel, Bellas Artes en Valencia y un máster en Ilustración y Cómic en la Escuela Universitaria de Diseño e Ingeniería de Barcelona, donde está afincado. Su paso por Bellas Artes es, probablemente, uno de los elementos que hacen de Barbecho una novela gráfica merecedora del Salamandra Graphic. Y no está de más insistir en que el premio de la editorial perteneciente al grupo Penguin Random House es, por su jurado y por su palmarés, el Goya de los cómics. “David pertenece al grupo de personas que acceden al cómic no desde el mundo del cómic, que han vivido el dibujo desde la infancia, y en ese sentido son más académicos, sino desde las Bellas Artes y la ilustración”, explicó Utrillas. Esto hace que Sancho “haya planteado Barbecho desde un punto de vista muy diferente al cómic tradicional... no está dibujado, sino pintado”. El propio ilustrador turolense ha reiterado en más de una ocasión que no se encuentra cómodo en la línea, sino en la pintura.
 

Precisamente, el jurado valoró muy positivamente esa apuesta valiente del turolense, basada en la pintura, caracterizada por un cromatismo contundente y un formato apaisado que le favorece. En ese sentido, Utrillas comparó a Sancho con Ana Penyas, que también ganó en su día el Salamandra, dos años antes de levantar en 2019 el Premio Nacional de Cómic. El director de la Escuela de Arte definió el dibujo de David Sancho como “bonito”. “Y no sé por qué a veces somos reacios a utilizar esta palabra, pero en este caso es apropiada. El cómic de David es bonito y creo que aporta cosas al panorama”.

Este galardón lo han ganado alguno de los grandes de la novela gráfica, pero también ha servido para catapultar carreras de éxito. De hecho en 2022 la ganadora fue la zaragozana Marina Velasco con Que no se olvide, y desde entonces ya ha empezado a cosechar sus primeros reconocimientos, como el Premio a la Mejor Obra, hace apenas una semana en el Salón del Cómic de Zaragoza.

Barbecho de Sancho será uno de los favoritos en ese salón aragonés del año que viene. A ese respecto, este viernes, Ernesto Utrillas recalcó el hecho de que un Trabajo de Fin de Máster -que es como fue concebido Barbecho- no debe servir para poner fin a una trayectoria formativa, sino para dar inicio a una trayectoria profesional. “Siempre insisto que el trabajo de fin de grado o de máster es una oportunidad para abrirte puertas que merece la pena aprovechar, y en este sentido David ha aprovechado perfectamente”.

Utrillas recordó este viernes que fue muy parecido el caso de Adolfo Serra, ilustrador turolense que vive y trabaja en Madrid . “Su trabajo de fin de ciclo fue Caperucita Roja (Nórdica, 2019), que tuvo bastante éxito y se ha publicado en varios países”.

Temática rural

Si Ernesto Utrillas insistió este viernes en que el estilo pictórico de Barbecho es muy característico y definitorio de David Sancho como artista, también en lo conceptual lo es. Barbecho habla sobre la España rural, a través de la historia del último vecino que queda en un pueblo imaginario. El anciano sigue cultivando su huerto mientras las casas van desapareciendo. Y cada una que desaparece, se enciende un flashback sobre la vida de sus antiguos dueños y las viejas historias que transcurrieron entre sus paredes. “David mantiene un estrecho contacto con Pancrudo. Desde muy joven colabora con el Festival Gaire en el aspecto gráfico, y siente el pueblo como suyo”. Durante una de las ediciones del SubTerFest de Teruel presentó un fanzine en el que exploraba el léxico propio de Pancrudo a través de varias ilustraciones, parte de las cuales fueron publicadas en el último número de la revista Turia. “El uso del lenguaje oral de los pueblos y esa vinculación que tiene es fundamental en el cómic”.

Sancho asegura que su libro no habla sobre historia de los pueblos, sino de algo más vivencial. En su día explicaba: “Plasma el hecho inevitable que todos conocemos, el de que cuando desaparece el último habitante de un pueblo se pierde toda su cultura. Pero no es un cómic triste... a fin de cuentas, quien ha vivido en el pueblo ha sido feliz porque ha vivido como quería”.