Exposición Arte y Oficio de la Arcilla, con la participación de once conocidos ceramistas en el interior del alfar, donde se puede visitar hasta el próximo 15 de octubre. Bykofoto/Antonio García
‘Cuando las manos hablan’, una jornada para poner en valor el Alfar de los Górriz
Exposiciones, muestras artesanas, magia, danza y música en el primer día de apertura pública Cuando las manos hablan es el título de la jornada con el que este sábado se abrió al público los Alfares de los hermanos Górriz, un hito esperado desde hace tiempo y que, aunque hace referencia al trabajo manual, también se puede hace extensivo a las manos que han colaborado para que por fin su apertura haya sido una realidad.
Detrás han quedado años de reivindicaciones vecinales y de otros colectivos ciudadanos y de búsqueda de financiación por parte del Ayuntamiento para poder ir acometiendo las diferentes fases de rehabilitación. La de ayer era una jornada festiva y de esperanza en que este espacio se pueda convertir en un lugar de encuentro y aprendizaje.
Ahora, los diferentes espacios del alfar se han dotado de contenido, al menos hasta el 15 de octubre, con dos exposiciones. Una de ceramistas, en honor a los artistas que en ellos vivieron y trabajaron, y otra de árboles singulares de la ciudad.
La primera se encuentra ubicada en las propias instalaciones del alfar, donde se encuentran las balsas, los tornos o las ruedas de molienda. La asociación Alara ha reunido a once conocidos artistas y ceramistas turolenses que han prestado una o varias piezas a la muestra. Algunos de ellos se encontraban ayer en los alfares. Eloy Moreno, de Albarracín y Trini Espallargas, de Alcorisa, hicieron una demostración con un torno de cómo se trabaja la arcilla. Trini aseguraba sentirse “emocionada” con la recuperación de este espacio. “Me sorprende que no se haya hecho antes”, continuó porque entronca con la raíz del oficio de ceramista. Y aunque algunas cosas hayan evolucionado, como los hornos, hay una parte que se sigue haciendo igual generación tras generación, como es el trabajo con las manos.
Un trabajo que hoy en día en Teruel no se enseña en ningún sitio. Mariano Calvé se encontraba ayer en Teruel para visitar este espacio y lamentaba la ausencia de estudios reglados sobre cerámica en la ciudad como hubo en tiempos y como existe en otras localidades.
Reyes Esteban, otra de las ceramistas que participa en la exposición con dos obras, agradecía a la asociación Alara que hubiera contado con ella para esta muestra sobre una profesión que “está en peligro de desaparecer”, advirtió, por lo que la apertura al público de este alfar puede ser un lugar idóneo para que renazca la cerámica de Teruel, como lo hizo cuando los hermanos Górriz recuperaron la producción de la cerámica decorada de Teruel, una ciudad que había estado unida a este oficio desde sus orígenes y como muestra patente de ello están las torres mudéjares, tal y como recordaba ayer la presidenta de la asociación Alara, Alejandra Julián.
“Este alfar era un gran desconocido para muchos y ahora se puede seguir todo el proceso de fabricación de la cerámica”, subrayó mostrando las diferentes partes que se han recuperado desde el pozo donde se cogía el agua, pasando por los rulos para moler la arcilla, las balsas donde reposaba, los tornos y los tres grandes hornos donde se cocían las piezas.
Para los que el interior de este alfar no era un secreto era para los vecinos de los barrios de San Julián y el Pilar. Algunos se acercaron ayer a ver el resultado de cómo había quedado después de haber seguido durante años las diferentes fases de rehabilitación. “Me acuerdo cuando entrábamos por aquí de críos y hacíamos trastadas”, contaba José Ramón Hernández, que de pequeños vivió en la zona.
La asociación de vecinos de San Julián lleva años reivindicando la puesta en valor de estas instalaciones y en los últimos años también las asociaciones Alara y Acacia. Fina Villarroya recordaba ayer cómo en marzo de 2019 entraron para desbrozar los exteriores del alfar y se dieron cuenta de que aquello no se podía dejar así. Quedaba un último empujón para terminar los trabajos que habían empezado con un taller de empleo y con el impulso de la Fundación Ollerías Siglo XXI, que en 2010 presentó un proyecto para hacer un complejo cultural sobre la alfarería turolense.
Finalizada la última fase por fin se ha abierto al público y la asociación Acacia ha contribuido con una exposición de Árboles Singulares, una conjunto de dibujos de Jesús Monedero, que ocupa el espacio que se rehabilitó como centro de interpretación de las Arcillas. La presidenta de la asociación, Carmen Sanz, consideró que este centro junto al resto del alfar tiene “muchas posibilidades”, tanto desde el punto de vista turístico como educativo y cultural, y dada su cercanía al parque de las Arcillas desde aquí se puede ofrecer “una mirada más verde” de un entorno privilegiado.
Cuarenta años después de que estos alfares cerraran sus puertas abren de nuevo como un lugar de encuentro para asociaciones que quieren hacer cosas por su ciudad y que no quieren que caiga en el olvido un oficio por el que se conoció a Teruel por todo el mundo. Por ello, piden que igualmente se actúe en los alfares de los hermanos Abril, colindantes a los ahora abiertos, que también son municipales y que se encuentran en estado de abandono.
La jornada festiva y reivindicativa del sábado finalizó con una espectáculo de magia, danza y música, donde las manos, una vez más, cobraron protagonismo. Hasta el próximo 15 de octubre las exposiciones y el propio alfar se podrán visitar los días laborales en horario de tarde, el sábado por la mañana y por la tarde y el domingo por la mañana.
Detrás han quedado años de reivindicaciones vecinales y de otros colectivos ciudadanos y de búsqueda de financiación por parte del Ayuntamiento para poder ir acometiendo las diferentes fases de rehabilitación. La de ayer era una jornada festiva y de esperanza en que este espacio se pueda convertir en un lugar de encuentro y aprendizaje.
Ahora, los diferentes espacios del alfar se han dotado de contenido, al menos hasta el 15 de octubre, con dos exposiciones. Una de ceramistas, en honor a los artistas que en ellos vivieron y trabajaron, y otra de árboles singulares de la ciudad.
La primera se encuentra ubicada en las propias instalaciones del alfar, donde se encuentran las balsas, los tornos o las ruedas de molienda. La asociación Alara ha reunido a once conocidos artistas y ceramistas turolenses que han prestado una o varias piezas a la muestra. Algunos de ellos se encontraban ayer en los alfares. Eloy Moreno, de Albarracín y Trini Espallargas, de Alcorisa, hicieron una demostración con un torno de cómo se trabaja la arcilla. Trini aseguraba sentirse “emocionada” con la recuperación de este espacio. “Me sorprende que no se haya hecho antes”, continuó porque entronca con la raíz del oficio de ceramista. Y aunque algunas cosas hayan evolucionado, como los hornos, hay una parte que se sigue haciendo igual generación tras generación, como es el trabajo con las manos.
Un trabajo que hoy en día en Teruel no se enseña en ningún sitio. Mariano Calvé se encontraba ayer en Teruel para visitar este espacio y lamentaba la ausencia de estudios reglados sobre cerámica en la ciudad como hubo en tiempos y como existe en otras localidades.
Reyes Esteban, otra de las ceramistas que participa en la exposición con dos obras, agradecía a la asociación Alara que hubiera contado con ella para esta muestra sobre una profesión que “está en peligro de desaparecer”, advirtió, por lo que la apertura al público de este alfar puede ser un lugar idóneo para que renazca la cerámica de Teruel, como lo hizo cuando los hermanos Górriz recuperaron la producción de la cerámica decorada de Teruel, una ciudad que había estado unida a este oficio desde sus orígenes y como muestra patente de ello están las torres mudéjares, tal y como recordaba ayer la presidenta de la asociación Alara, Alejandra Julián.
“Este alfar era un gran desconocido para muchos y ahora se puede seguir todo el proceso de fabricación de la cerámica”, subrayó mostrando las diferentes partes que se han recuperado desde el pozo donde se cogía el agua, pasando por los rulos para moler la arcilla, las balsas donde reposaba, los tornos y los tres grandes hornos donde se cocían las piezas.
Para los que el interior de este alfar no era un secreto era para los vecinos de los barrios de San Julián y el Pilar. Algunos se acercaron ayer a ver el resultado de cómo había quedado después de haber seguido durante años las diferentes fases de rehabilitación. “Me acuerdo cuando entrábamos por aquí de críos y hacíamos trastadas”, contaba José Ramón Hernández, que de pequeños vivió en la zona.
La asociación de vecinos de San Julián lleva años reivindicando la puesta en valor de estas instalaciones y en los últimos años también las asociaciones Alara y Acacia. Fina Villarroya recordaba ayer cómo en marzo de 2019 entraron para desbrozar los exteriores del alfar y se dieron cuenta de que aquello no se podía dejar así. Quedaba un último empujón para terminar los trabajos que habían empezado con un taller de empleo y con el impulso de la Fundación Ollerías Siglo XXI, que en 2010 presentó un proyecto para hacer un complejo cultural sobre la alfarería turolense.
Árboles singulares
Finalizada la última fase por fin se ha abierto al público y la asociación Acacia ha contribuido con una exposición de Árboles Singulares, una conjunto de dibujos de Jesús Monedero, que ocupa el espacio que se rehabilitó como centro de interpretación de las Arcillas. La presidenta de la asociación, Carmen Sanz, consideró que este centro junto al resto del alfar tiene “muchas posibilidades”, tanto desde el punto de vista turístico como educativo y cultural, y dada su cercanía al parque de las Arcillas desde aquí se puede ofrecer “una mirada más verde” de un entorno privilegiado.
Cuarenta años después de que estos alfares cerraran sus puertas abren de nuevo como un lugar de encuentro para asociaciones que quieren hacer cosas por su ciudad y que no quieren que caiga en el olvido un oficio por el que se conoció a Teruel por todo el mundo. Por ello, piden que igualmente se actúe en los alfares de los hermanos Abril, colindantes a los ahora abiertos, que también son municipales y que se encuentran en estado de abandono.
La jornada festiva y reivindicativa del sábado finalizó con una espectáculo de magia, danza y música, donde las manos, una vez más, cobraron protagonismo. Hasta el próximo 15 de octubre las exposiciones y el propio alfar se podrán visitar los días laborales en horario de tarde, el sábado por la mañana y por la tarde y el domingo por la mañana.