El mercado del festival se instaló en la plaza de la Catedral desafiando al viento, que en esta segunda edición volvió a acompañar al evento. Javier Escriche
Cómics y fanzines comparten espacio en SubTerFest, el Festival de Autoedición
Jóvenes ilustradores y editoriales especializadas muestran al público su trabajo en un mercado
Un cómic, un fanzine o un pequeño tebeo hecho en una cuartilla doblada, todo tiene cabida en el mercado del Festival de Autoedición SubTerFest, por donde han pasado este fin de semana ilustradores que están haciendo sus primeros fanzines con otros que han sido llamado por editoriales y que han ganado premios en el mundo del cómic.
La Escuela de Arte de Teruel, con la colaboración del Ayuntamiento de la ciudad, han organizado la segunda edición de este festival que entre el viernes y el sábado ha reunido a profesionales del sector y a estudiantes de la escuela con el público turolense que se acercó a la plaza de la Catedral. Su director, Ernesto Utrillas, incidió en la importancia de la autoedición para dar a conocer los trabajos y durante este fin de semana convivieron en un mismo espacio los que están comenzando con los que ya tienen una trayectoria reconocida.
El Equipo Peblo llegó desde Sabiñánigo para presentar sus fanzines que se nutren de la política española para hacer sus parodias. Junto a ellas las turolenses Virginia Sierra y Laura Garfella explicaban su proyecto, donde participan estudiantes y jóvenes ilustradores que aportan sus ideas de temas libre, pero “si puede ser de crítica social”, De momento han salido dos números y la idea es sacar uno al año. Para las portadas “buscamos nombres reconocidos” y así el primero es de Toni Alcaine y el segundo de Casino Tattoo. Reconocieron que el primer número fue complicado sacarlo a la calle pero luego “tuvo muy buena acogida”.
Entre las editoriales que se dedican al cómic, estuvieron Cornoque de la asociación Malavida. Este era el nombre de una revista que evolucionó a una editorial de cómic que trajo a Teruel una representación de sus títulos.
Con sede en Zaragoza, “somos un colectivo de amigos que editamos nuestros propios tebeos y los vendemos nosotros, es un modelo colaborativo”, explicó Luis Orús.
Aunque asisten a importantes salones del cómic como el de Barcelona, “también nos gusta ir a las ferias generalistas de los pueblos porque hay que hacer una labor divulgativa, acercar los cómic a lugares donde no suelen estar y llegar a un público que no los consume”.
Orús destacó que ve muy acertado hacer mercados y festivales como el que se celebró en Teruel “para darles a los jóvenes que están empezando una oportunidad y visibilidad porque no es solo dibujar”.
El público infantil tiene en Tebeo Piña la posibilidad de dibujar como si de un ilustrador se tratara. Una propuesta simple y barata, solo vale un euro, pensada para que los niños disfruten. Esta es la propuesta de Hombre Picaraza que también presentó con otros compañeros Adoquín, un tebeo profesional a color, premio del Cómic en Aragón, con conocidas firmas aragonesas.
La Escuela de Arte de Teruel, con la colaboración del Ayuntamiento de la ciudad, han organizado la segunda edición de este festival que entre el viernes y el sábado ha reunido a profesionales del sector y a estudiantes de la escuela con el público turolense que se acercó a la plaza de la Catedral. Su director, Ernesto Utrillas, incidió en la importancia de la autoedición para dar a conocer los trabajos y durante este fin de semana convivieron en un mismo espacio los que están comenzando con los que ya tienen una trayectoria reconocida.
El Equipo Peblo llegó desde Sabiñánigo para presentar sus fanzines que se nutren de la política española para hacer sus parodias. Junto a ellas las turolenses Virginia Sierra y Laura Garfella explicaban su proyecto, donde participan estudiantes y jóvenes ilustradores que aportan sus ideas de temas libre, pero “si puede ser de crítica social”, De momento han salido dos números y la idea es sacar uno al año. Para las portadas “buscamos nombres reconocidos” y así el primero es de Toni Alcaine y el segundo de Casino Tattoo. Reconocieron que el primer número fue complicado sacarlo a la calle pero luego “tuvo muy buena acogida”.
Entre las editoriales que se dedican al cómic, estuvieron Cornoque de la asociación Malavida. Este era el nombre de una revista que evolucionó a una editorial de cómic que trajo a Teruel una representación de sus títulos.
Con sede en Zaragoza, “somos un colectivo de amigos que editamos nuestros propios tebeos y los vendemos nosotros, es un modelo colaborativo”, explicó Luis Orús.
Aunque asisten a importantes salones del cómic como el de Barcelona, “también nos gusta ir a las ferias generalistas de los pueblos porque hay que hacer una labor divulgativa, acercar los cómic a lugares donde no suelen estar y llegar a un público que no los consume”.
Orús destacó que ve muy acertado hacer mercados y festivales como el que se celebró en Teruel “para darles a los jóvenes que están empezando una oportunidad y visibilidad porque no es solo dibujar”.
El público infantil tiene en Tebeo Piña la posibilidad de dibujar como si de un ilustrador se tratara. Una propuesta simple y barata, solo vale un euro, pensada para que los niños disfruten. Esta es la propuesta de Hombre Picaraza que también presentó con otros compañeros Adoquín, un tebeo profesional a color, premio del Cómic en Aragón, con conocidas firmas aragonesas.