Casi 2.800 libros vendidos hacen de la novena edición la mejor Feria de Teruel hasta ahora
La mayor parte de las casetas incrementaron sus ventas con respecto a años anterioresOrganización, libreros y editores clausuraron ayer por la tarde la IX Edición de la Feria del Libro y del Cómic de Teruel con más libros vendidos y más visitantes que el pasado año. El buen tiempo y la gran cantidad de público que reunió el pregón inaugural ofrecido por Federico Jiménez Losantos hicieron que fuera un jueves atípico, con muchas ventas en las casetas. El nivel de asistencia y venta se mantuvo durante el resto de días aunque no aumentó en la proporción que suele hacerlo.
La organización estimó que el número de visitantes entre el jueves por la tarde y el domingo habían superado las 3.000 personas, sensiblemente mayor a lo habitual y, en especial, al año pasado en el que la lluvia hizo su aparición. “El nivel de visitantes ha sido desde luego el mejor desde la pandemia, y probablemente de las nueve ediciones celebradas”, afirmó Joaquín Guillén.
En cuanto a venta de libros, según la organización -en contacto con las 25 casetas- se rozaron los 2.800 volúmenes, por encima de los 2.500 de 2023 y los 2.600 de 2022. “Además ha sido una gran edición de la feria en cuanto a las firmas de libros. Algunos autores, como Federico Jiménez Losantos, Blue Jeans o David Sierra superaron las dos horas y media de colas”, explicó Joaquín Guillén. “La literatura infantil y juvenil, una de las apuestas este año, ha respondido muy bien disparando sus ventas”.
Entre los libreros había buenas sensaciones en general, pero testimonios para todos los gustos cuando se desciende al detalle. Marcos Valle, propietario de Zombis y Princesas, aseguraba que pese al gran comienzo del viernes este año ha sido para él peor que el anterior, con un 30% menos de ventas aproximadamente. Por contra para GP Ediciones ha sido la mejor feria hasta la fecha. Daniel Viñuales contaba al término de la cita que había vendido 120 libros, una cifra como para “estar muy contentos”.
Para Maria Luisa Perruca, propietaria de Librería Senda de Teruel, las ventas en 2024 han sido más o menos similares a las del año pasado, “aunque seguramente al haber venido autores conocidos se han notado más gente”.
Y por su parte Tomás Cirugeda, que además de presidente de la Asociación Provincial de Libreros es propietario de la Librería Escolar, también echó la persiana de su caseta con satisfacción. “A falta de hacer números ha ido bastante bien, mejor que el año pasado, en el que la lluvia restó gente. Hemos vendido en torno a un 5% más y se ha notado el tirón de algunos autores, que han atraído bastante gente”.
Entre las librerías de fuera de Teruel con representación en la feria también había diversidad de opiniones. Para José Miguel Martín y Adriana Galve, de El Reino del Revés de Andorra, la feria ha sido muy satisfactoria. Es el cuarto año que vienen y piensan seguir haciéndolo, y eso que en su caso deben pagarse un hotel o ir y venir de Andorra todos los días como han hecho este año. “Pero compensa, porque nos gusta salir. Y más allá de que vendes libros y cubres gastos, valoramos mucho los intangible, el contacto personal con los lectores de Teruel, con otros libreros o con autores”, explicaba Martín.
La veterana de entre las librerías de la provincia es Corta y Pega, de Monreal del Campo, que llevan viniendo desde la primera edición. Josefina Martín y su hija Esther Rubio valoraron positivamente el nivel de ventas de este año. “En general nos gusta venir, y aunque es un esfuerzo extra creemos que merece la pena”, explicó Rubio. “En la feria sabemos que las editoriales llevan sus libros e intentamos no pisarnos en ese sentido, así que intentamos llevar un poco de todo pero especializarnos un poco en libro infantil y juvenil. Y hemos vendido bastante”.
Eugenio Ramos, de Santos Ochoa de Alcañiz, es la tercera librería de fuera de Teruel con representación en la feria y este es el primer año que acude. Se incorporó a última hora y no tuvo demasiado tiempo para seleccionar el fondo de libros para traer, por lo que no alcanzó el nivel de ventas que le hubiera gustado: “Seguramente el año que viene repita, pero tengo que pensarlo”.
Sandra Araguás y Jose Miguel Allué de la Editorial Sin Cabeza, que edita cuentos infantiles escritos por la oscense, también se mostraron muy satisfechos con el balance de la feria. “Hemos vendido bastante y además es bonito ver que hay familias que vienen todos los años a la caseta como si fueran clientes fijos”, explicaba Araguás. Celebraron que este año la feria haya dado más protagonismo a las actividades escolares y de los colegios, durante la mañana del viernes, sobre todo, y Allué aportó una interesante reflexión: e dice que se vende más el libro infantil y juvenil que el adulto pero no tengo claro que sea cierto. Los padres compran un libro a cada hijo, pero ellos picotean tres o cuatro casi siempre”.
Ayer las presentaciones con más público fueron las de Isabel San Sebastían (La temeraria), Gonzalo Giner (La sombra de los sueños) y Carme Chaparro con el thriller Castigo. Los cómic de GP Ediciones, Javier Magallón (Escaladas insólitas del Maestrazgo), Marisol Julve (Hija del carbón) y Rafa Yuste (Solo cuerpo) completaron la jornada de ayer, que volvieron a cerrar con la lectura de sus textos algunos de los autores de la Plataforma Poetas por Teruel.
Isabel San Sebastián: “Si Urraca hubiera sido inglesa habría cinco series en Netflix’
Una de las presentaciones destacadas de la última jornada de la Feria del Libro fue la de Isabel San Sebastián y La temeraria (Plaza&Janés). Tras obras como La dueña, Las campanas de Santiago, La peregrina, Astur o La visigoda, San Sebastián retoma en la novela su exploración del periodo histórico de la expansión de los reinos cristianos peninsulares -denominado habitualmente Reconquista- desde una perspectiva femenina.
En este caso La temeraria novela la peripecia de Doña Urraca, reina de León entre 1109 y 1126. “Fue una mujer increíble, la primera que reinó en Europa. Pero como era española hay que taparla y quedarse con lo peor, y decir que dejó el reino en crisis, cuando ella no tuvo la mayor parte de la responsabilidad en esto”, explicó la autora. “Si en lugar de española Urraca hubiera sido francesa o inglesa, habría cinco series en Netflix sobre ella”.
De hecho su serie de novelas sobre este periodo histórico es una reivindicación personal “por contribuir a construir una historia de España que algunos quieren destruir o tergiversar”, dijo. “Hay muchas formas de romper una nación”, continuó. “Y una de ellas es cortarle las raíces. La voluntad que hay de no enseñar la historia de España, o de fragmentarla, hace que haya mucha gente que no sepa de donde venimos. Y la novela histórica es una buena manera de aprender historia y de recuperarla”.
Ese punto de vista contrasta con el que mantuvo José Luis Corral el viernes en la presentación de Covadonga, la batalla que nunca fue, un ensayo donde defiende con pruebas documentales, arqueológicas y genéticas que esa batalla, hito fundacional de la Reconquista, no existió en realidad sino que fue una invención del siglo IX de las Crónicas de Alfonso III para legitimar su reinado en León. Muchos historiadores actuales coinciden además en que es erróneo y simplificador hablar de Reconquista porque el proceso que se dio entre 711 y 1492 no fue único ni homogéneo, y lo suficiente dilatado en el tiempo como para ser considerado una expansión o conquista, y no propiamente una reconquista. El matiz consiste en considerar a unos o a otros propietarios legítimos del territorio, y por tanto reconquistadores legítimos o conquistadores que no lo son tanto. No hay que olvidar que antes que los árabes, los visigodos ocuparon la península ibérica durante la irrupción de los pueblos germánicos en la Hispania romana, y a su vez romanos la habían ocupado luchando en unos casos y asimilando en otros a los diferentes pueblos celtíberos.
En cualquier caso, ayer San Sebastián defendió que “por políticamente incorrecto que sea, sin conocer la Reconquista no se entiende ni la historia ni la actual ordenación territorial de España”.
Sentimientos en la historia
La escritora afirmó además que “la novela histórica tiene ventaja sobre la historia, porque esta última se nutre de hechos, documentos, tratados o batallas, pero se deja fuera sensaciones, sentimientos o emociones, que la novela puede reproducir, y que en ocasiones son fundamentales en el transcurso de la historia”. No explicó sin embargo qué fuentes pueden utilizarse para indagar en los sentimientos y sensaciones subjetivas de alguien que vivió hace casi un milenio. Sin embargo explicó como ejemplo que “la unidad política de España estuvo determinada por la atracción que existió entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, que existía más allá de que después Fernando tuviera alguna infidelidad. El mismo experimento entre Urraca (León) y Alfonso I (Aragón) no funcionó sencillamente porque se detestaban. De hecho está documentado que Alfonso I golpeaba y maltrataba a Urraca, era misógino y probablemente gay, porque está escrito que prefería al último peón de sus mesnadas que a la más bella de las mujeres proporcionadas por sus vasallos árabes”.
En su novela San Sebastián habla de una Urraca que fue “traicionada por su esposo y por su hijo, maltratada por las crónicas y castigada por empeñarse en ejercer su derecho de reina pese a una sociedad cuyo machismo no tenía nada que ver con lo que vivimos ahora. Y pese a eso ella siempre se vio con el mismo derecho a reinar que el resto de reyes. Fue mujer y la llamaron la temeraria, la meretriz pública y cosas peores. Si hubiera sido hombre le hubieran llamado el audaz o el intrépido”.