Camarón, la ciudad que pudo ser en Mas de las Matas pero se quedó en el camino
Una excavación arqueológica en Santa Flora confirma la relevancia de los restos íbero romanosUn potente muro de 170 centímetros de anchura es lo que se ha localizado en la excavación arqueológica realizada en el entorno de la ermita de Santa Flora de Mas de las Matas. Está construido en mampostería y, dada su anchura, se cree que está vinculado a la estructura que dio nombre a la zona, conocida como Torre Blanca o castillo de Camarón. Los restos son de origen íbero romanos, aunque también se han localizado materiales islámicos y cristianos posteriores.
“Estaba claro que tenía que existir para que se mantuvieran los dos topónimos, ahora hemos encontrado las primeras evidencias”, confirma Javier Ibáñez, que es el arqueólogo que ha estado al frente de la intervención, iniciada en febrero y ya concluida.
Las catas arqueológicas se realizaron porque el Ayuntamiento de Mas de las Matas quería llevar a cabo trabajos de acondicionamiento en el entorno del templo y, como toda la zona está catalogada como yacimiento arqueológico, cualquier intervención requiere una excavación previa, según confirmó el aparejador responsable de la obra, Joaquín Mir. El técnico indicó que ahora están pendientes de recibir el informe arqueológico para saber si prosiguen con los trabajos de empedrado del entorno o sellan los restos y dejan encima el firme de tierra que ya había.
El muro que se ha localizado está construido con mampostería –en algunos puntos encofrada– de piedra y mortero de cal y tiene un relleno interior de cal y canto. Se encuentra alineado con otro muro que ya afloraba en superficie. “A falta de una intervención arqueológica de mayor amplitud, no es posible determinar si el muro descubierto pertenece a una construcción exenta de grandes dimensiones (la citada torre) o a un recinto perimetral; no obstante, en este último caso, tendría adosado un edificio, como lo indica la presencia de un suelo de calcina”, comenta Javier Ibáñez.
No obstante, el arqueólogo destaca que la intervención demuestra la importancia y potencialidad del enclave y confirma que bajo la ermita de Santa Flora se conservan los restos de un amplio asentamiento ibero-romano, los de una fortaleza islámica y/o plenomedieval cristiana y los de una fallida villa de finales del siglo XII y del siglo XIII, que pudo haber sido el centro neurálgico de la cuenca del Bergantes y de la parte central de la del Guadalope. Así, Ibáñez matizó que los restos muestran el intento de repoblación fallida de una villa de bastante entidad que se concibió para desempeñar funciones de cabeza de frontera en la zona norte de Castellón y que incluiría a Morella dentro de su zona de dominio.
Tres templos
En las catas desarrolladas no ha aparecido demasiado material porque se trata de una intervención pequeña, aunque ha abarcado una área bastante amplia.
La ermita de Santa Flora, de gran devoción en Mas de las Matas, se construyó en 1660, aunque en 1687 se levantó un templo mayor y, ya en el siglo XIX, un tercer templo –los anteriores fueron destruidos durante la Primera Guerra Carlista– que ha perdurado hasta hoy. Hay referencias a Florenza o Florencia varios siglos antes a la construcción de la ermita de Santa Flora, por lo que el topónimo que hace referencia al enclave no pudo derivar de la advocación de la santa.
La intervención arqueológica desarrollada ahora no es la primera que se lleva a cabo en esa zona, donde ya en la década de los 80 se detectaron evidencias de este yacimiento, clave en la historia de la cuenca media del río Guadalupe.
Punta de lanza
Camarón aparece citado por primera vez en octubre de 1185 cuando el rey Alfonso II se lo dona al arzobispo de Tarragona. El enclave, de origen islámico, estaba en manos aragonesas en ese momento y tenía asignado un amplio territorio que abarcaba la mayor parte de los actuales municipios de Mas de las Matas, Aguaviva, La Ginebrosa y Cañada de Verich, aunque estaba muy cerca de la frontera y debía estar prácticamente despoblado.
La donación no tuvo los efectos que perseguía Alfonso II, quien en 1194 concedió carta de población a Camarón, con fuero de Zaragoza. El objetivo era crear una villa de realengo desde la que controlar la cuenca media del Guadalope, ejerciendo de punta de lanza del avance aragonés por tierras castellonenses. El rey perseguía lograr lo mismos resultados que obtuvo con la villa de Teruel dos décadas antes y, con ese fin, se concedió a los pobladores diversos privilegios.
El proyecto era ambicioso; y de haber tenido éxito, la mayor parte de la cuenca del río Bergantes y una porción significativa de la parte septentrional de la provincia de Castellón hubieran tenido a Camarón como centro político y administrativo. Pero la repoblación fracasó; y apenas una década después, su hijo Pedro II le entregó la mitad de la villa y castillo de Camarón a Arnaldo Palacín (1205), que había sido tenente de la villa de Teruel. Y una vez más, la villa asentada en Santa Flora no debió prosperar, por lo que, según un documento no conservado citado por Fray Alberto Roque Faci, dio nuevamente este enclave, denominado como Torre Blanca, a Blasco de Alagón, conquistador de la villa de Morella.
A finales del siglo XIII la zona debía estar prácticamente despoblada, por lo que en 1291 Artal de Alagón IV (nieto de Blasco de Alagón) concedió carta de población a La Ginebrosa, incluyendo expresamente dentro de sus términos a Florenza y Camarón. Esto supuso el desplazamiento del centro de gravedad de la repoblación de este tramo del río Guadalope y bajo Bergantes a La Ginebrosa y, con ello, el definitivo abandono de la idea de que Camarón fuera el núcleo principal de este territorio. Tan solo cuatro años después Artal de Alagón realizó una permuta de bienes con la Orden del Temple, que contempla su entrega a esta última (1294). A partir de esa fecha ya no hay referencias a Camarón como núcleo de población. En su lugar, tiempo después, tomará el relevo Mas de las Matas, que a mediados del siglo XVI contaba con iglesia parroquial y con una veintena de casas, segregándose de La Ginebrosa en el año 1611.