Buntsandstein: piedras de arena colorida de apariencia indefinida
Las rocas de rodeno son esencialmente areniscas, conglomerados y lutitas depositadas en antiguos cursos fluviales del Triásico conocidos como ‘facies Buntsandstein’ de hace 252 millones de años—Es rojo, sin lugar a dudas —dijo con mucha seguridad Dimas— o, al menos, así lo veo yo —añadió tras rebajar un punto la fuerza de su afirmación ante la mirada de escepticismo de su acompañante—.
—Yo lo veo mas rosa. Es de color rosáceo, ¿no? —contestó Alicia acercándose mucho a la pared de roca—. Algo así como amaranto.
—¿Amaranto?, pero ¿eso qué es? ¿un color? —replicó Dimas—, quizás algo de rosa sí que tenga… tinto con matices rosas, más bien como el vino rosado —concluyó—.
—Estás pensando en otra cosa—sonrió Alicia, —sólo sé que es un color precioso…
Los matices del color rojo son un universo. La luz del sol o la humedad tras una tormenta influyen y hacen que cada rincón del paisaje gane o pierda intensidad. Pero las variaciones discurren en torno a un color que luce con identidad propia, como tantos lugares de la Serranía de Albarracín. Colorado para unos, bermejo para otros, el rodeno es un matiz concreto que ha sido capaz de teñir a un tipo de pino (Pinus pinaster en su nomenclatura científica y conocido popularmente como pino rodeno), al municipio de Rodenas, a un vino pinot noir y a una revista sobre temas geológicos.
Precisamente para entender las claves de tan coloridos decorados como son los del Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, hay que acudir a la lectura del sustrato, a la geología. Las rocas de rodeno son esencialmente areniscas, conglomerados y lutitas depositadas en antiguos cursos fluviales. En cuanto a su edad, hay que echar la vista atrás y retroceder en la escala del tiempo geológico hasta la base de la era mesozoica. En concreto al periodo Triásico hace 252 millones de años cuando, a lo largo de una amplia cuenca sedimentaria, comenzaron a depositarse unos materiales, conocidos como facies Buntsandstein. Caracterizados por primera vez por un geólogo alemán, su nombre significa literalmente “piedras de arena colorida”.
En dicho periodo, el clima y la disposición de los continentes eran muy diferentes a los de ahora. Sólo existía un gran y único super-continente en la Tierra: Pangea. Inmersas en una franja cálida y árida con dos estaciones bien marcadas y definidas (una seca y otra húmeda), los análisis paleogeográficos sitúan a las áreas donde por ejemplo hoy se asientan el Castillo de Peracense o el camping de Albarracín dentro de Pangea en una latitud cercana al ecuador.
En este contexto, existió una gran cuenca de sedimentación que se fue rellenando de manera lenta y progresiva a partir de la erosión de los relieves circundantes. De forma análoga a la dinámica de los sistemas fluviales y los abanicos aluviales actuales, podemos descifrar y recomponer que los conglomerados compuestos de cantos cuarcíticos redondeados se movilizaron por corrientes de elevada energía a favor de la pendiente.
Conforme se iba desgastando el relieve o en zonas más alejadas de la cabecera y de menor pendiente, la energía de las corrientes era menor así como el poder de arrastre y el tamaño de los sedimentos capaces de ponerse en movimiento por las corrientes. Por tanto, en estas zonas se depositaron materiales más ligeros: arenas con restos de hierro de los que emanó el origen del color rojizo.
Las características físicas de estos materiales se enfrentaron y enfrentan a los agentes externos que, de manera paulatina, se encargan de modificar y transformar la superficie. Así el agua, el viento o los propios seres vivos alteran y esculpen al rodeno que en respuesta suele presentarse con morfologías muy personales a modo de inmensos corredores o pasillos, formas compuestas por losas apiladas denominadas tors, pilas naturales o pilancones de distintos tamaños o conjuntos de pequeños huecos formados en paredes verticales tallados por la erosión. Con una génesis y una explicación totalmente distinta también se pueden encontrar curiosas manifestaciones a modo de bandeados concéntricos resultado de procesos de precipitación denominados, en honor al químico que dedicó buena parte de sus estudios a este fenómeno, anillos de Liesegang.
El Centro de Interpretación de Dornaque es un buen punto de inicio para la toma de contacto con el paisaje y los distintos elementos de su fauna y flora. Cualquiera de sus ocho senderos no defraudan al amante de la naturaleza, el paisaje o la fotografía por no hablar de los seguidores del Boulder que colchón en ristre, han encontrado un lugar propicio para la práctica de esta modalidad de la escalada. Y en este contexto, imposible olvidar a todos aquellos que disfrutan con las rocas y la geología, dispuestos a volver una y mil veces para perderse en parajes como éstos.
Además si quieres observar in situ, las maravillas del rodeno puedes llegar hasta el Área recreativa del Navazo, bien en vehículo dejándolo en la zona de parking habilitada para ello o bien como parte de una excursión circular (aunque podemos hacer algún tramo de ida y vuelta desde la zona del Navazo) desde los arrabales de la ciudad de Albarracín siguiendo el Sendero PR-TE 117 Albarracín - Área recreativa del Navazo cuya distancia es de 10,2 km y unas 3 horas de duración. Esta ruta nos llevará por el interior del barranco del Cabrerizo (no debermos perdernos su mirador para contemplar la panorámica). Además en esta ruta, en el área recreativa del Navazo y sus proximidades podremos disfrutar de los abrigos de los Toros del Prado del Navazo, el abrigo del Tío Campano, el de Lázaro y el de los Cazadores del Navazo.
Desde el área recreativa del Navazo podemos utilizar el sendero SL-TE 27, sendero accesible a las pinturas rupestres de la Cocinilla del Obispo y las del Arquero de los Callejones Cerrados y al espectacular mirador de Peñas Royas donde podemos deleitarnos con la vista de los cortados del rodeno hacia el valle del Jiloca (baja dificultad y 2,5 km entre la ida y la vuelta).
Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno
Destaca por albergar un extenso pinar de pino de rodeno o resinero que se asienta sobre areniscas de color vino y que crece a veces en lugares imposibles. Un singular paraje que, en la antigüedad, fue ocupado por el hombre prehistórico, conservándose bellas manifestaciones de arte rupestre levantino que forman parte del Patrimonio Natural de la Unesco y que justificaron su inclusión en el Parque Cultural.
Centro de Interpretación de Dornaque, donde adultos y niños se entretienen
El Centro de Interpretación de Dornaque se encuentra en el centro del Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, al que rinde homenaje. Está instalado en una antigua casa forestal situada en el puerto de Dornaque, entre Bezas y Albarracín.
Con una superficie útil de aproximadamente 360 metros cuadrados, este centro ofrece a los visitantes una visión de los valores naturales del área, centrándose en aspectos como la geología, la vegetación, la fauna, los vestigios prehistóricos y los usos tradicionales del bosque. Se trata de un espacio educativo e interactivo, diseñado para ser accesible a personas con diversas capacidades. Además, sirve como la puerta de entrada a este entorno natural, utilizando técnicas interpretativas que incluyen olores, texturas y sonidos para enriquecer la experiencia del visitante.
Sin lugar a dudas estímulará y satisfará la curiosidad y de los más pequeños, que además pueden disfrutar del entorno de la casa forestal con una zona de juego, y esparcimiento.