Bezas acoge la primera exposición de la joven pintora turolense Lucía Marco
Con solo doce años lleva ocho pintando con profesores como Fernando Torrent o Fernando Oliver
Es una niña que este curso comenzará el Instituto y sin embargo ya casi lleva una década ininterrumpida pintando. Aunque su sensibilidad artística pasa también por la danza –ha competido en campeonatos internacionales en Huesca, Madrid o Burgos– y por el teatro, siente los pinceles como extensiones de sus manos y en el futuro se ve estudiando Bellas Artes y viviendo entre ellos. Se llama Lucía Marco Domingo, es turolense con sangre de Royuela, Torrelacárcel y Bezas. En esta última localidad ha montado, con solo doce años, su primera exposición individual de pintura, a propuesta del Ayuntamiento con motivo de las fiestas patronales. La muestra puede visitarse en el Centro Cultural de Bezas hasta este domingo.
Son cerca de una veintena de cuadros que incluyen algunas de sus primeras obras, creadas con pintura acrílica con apenas cuatro años y que dejan entrever la sencillez e inocencia de alguien que empieza atesorando un bueno potencial. “Desde los tres años ha mostrado mucha afición por la pintura”, explica Cristobal, su padre. “Nosotros la apuntamos para que aprendiera y desde entonces no ha dejado de hacerlo, combinándola con otras aficiones”.
Con Fernando Torrent y Caterina Burgos empezó a dar sus primeros pasos en la pintura, y en la actualidad su maestro es Fernando Oliver, de quien ha bebido, entre otras cosas, su pasión por el óleo. A pesar de que esta técnica es mucho más engorrosa que otros pigmentos no solubles en aceite, hoy por hoy es la que más atrae a Lucía. “También pinto con acrílico, pero sobre todo me gusta el óleo sobre lienzo, por el brillo que deja”. Esta querencia por lo clásico no significa que no experimente y explore para ampliar su círculo de confort. “Lo últimos trabajos que ha hecho los ha pintado con unos rotuladores tipo pincel, que me he vuelto loco para encontrarlos”, explica Cristóbal.
Cierta abstracción
Su estilo es figurativo –tiene poco sentido empezar a formarse en la pintura por la abstracción–, aunque se atreve con incursiones en el surrealismo y experimenta con estéticas fantásticas y oníricas. Quienes la conocen aseguran que el paisaje es donde mejores resultados obtiene, aunque en realidad no es este su género favorito. “Lo que más me gusta pintar son retratos fantásticos, muñecas que invento, con rasgos que se basan en unos ojos muy grandes, y una nariz y boca pequeñas”, que en parte recuerda a la estética manga, aunque a base de recrearlos Lucía Marco comienza a proporcionarles un estilo personal y reconocible.
Además de pintar, Lucía Marco hace teatro con Marisa Fierro y baila ballet clásico en la Escuela Las Torres de Teruel, con la que ya ha acudido en varias ocasiones a torneos como el Internacional Nijinsky de Huesca, el Lapointe de Madrid o el Orbe de Burgos, donde la academia turolense debutó el pasado año con excelentes resultados. Aunque este curso acabó la Educación Primaria y le espera el Instituto Lucía, que según su padre es una “excelente estudiante”, cree que podrá llevarlo todo a la vez y que no será necesario descartar nada. “A partir de ahora tendré que dedicar más horas en el Instituto, más horas a pintura y más horas al ballet, aunque de momento voy a intentar poder llevarlo todo a la vez”.
“En eso nosotros la dejamos a ella elegir”, matiza su padre. “Mientras disfrute que haga lo que ella quiera, nosotros la apoyamos”, asegura. Lucía Marco sueña incluso con que la actividad artística, especialmente la pintura, fuera su actividad profesional en el futuro. “Sí, a mí me gustaría estudiar quizá Bellas Artes, porque además eso me daría la oportunidad de estudiar en Teruel”, afirma la joven.
Por el momento sigue avanzando, formándose y esculpiéndose un estilo propio. Pocos pintores pueden presumir de haber expuesto de forma individual por primera vez a los doce años. Lucía ya lo ha hecho en Bezas.